Rafa Benítez ha dejado de ser "el mejor entrenador del mundo" para Florentino Pérez, como presumía en su paso por los programas nocturnos de radio, y para su vestuario, si es que lo fue alguna vez para los jugadores. El peculiar modus operandi del madrileño no ha encajado con una plantilla que no acaba de empatizar con su entrenador, demasiado intervencionista para un plantel plagado de estrellas acostumbradas a funcionar con cierta autonomía. Después de cuatro meses al mando de la nave madridista, son varios los frentes que tiene abiertos el entrenador. Pero dos preocupan especialmente, la falta de empatía de Benítez y el pobre juego ofensivo del equipo. Estos son los incendios que el técnico tiene que apagar:
EMPATÍA CON EL VESTUARIO
El gran problema que ha perseguido a Benítez siempre. Rafa no tiene feeling con los jugadores, por más que insiste en ello en cada intervención. De hecho, preocupa en las altas esferas del club que cada vez que habla provoca un incendio. Ocurrió en su día con Cristiano y volvió a pasar con Ramos tras el derbi. Benítez criticó el error del defensa en la jugada del penalti y el sevillano, en su rol de capitán, le respondió en Las Rozas. Marcó distancias y le recordó que arriesgó jugando infiltrado: "Yo soy como soy, es una lesión que son cuatro semanas para recuperarse. Yo he jugado estando dos de baja. Hay gente que lo valora y otros que no. No quiero medallas, pero las lesiones tienen cierto tiempo que hay que respetar y hay veces que forzamos por llegar a partidos que tienen repercusión. Luego están los médicos y los entrenadores para valorar ese esfuerzo”. El episodio ha concluido con una llamada del técnico al jugador para disculpar sus manifestaciones y templar las aguas. Benítez no se ha sabido ganarse la autoridad en un vestuario que ve en el técnico a un entrenador distante e incapaz de ser autocrítico. La costumbre de Rafa de acudir constantemente a los datos para justificarse se ve en la plantilla como una señal de debilidad. Y su desafortunadísimo ataque a Ancelotti ("El madridismo ve el primer tiempo en el Calderón y dice 'Después del año pasado, esto es un espectáculo'), ha molestado a los futbolistas, que lo entienden como una huida hacia adelante de Rafa. Ancelotti siempre dio la cara por el vestuario y se ganó el favor de los jugadores. Rafa, desde dentro, se ve como un técnico que mira primero por sí mismo y los resultados, y luego por el grupo.
CRISTIANO
Por más que se empeñe en elogiar al portugués una y otra vez, la relación no es fluida. No están enfrentados, como algún medio ha sugerido, pero la relación está muy lejos de ser cercana. El patinazo que dio el entrenador al no señalarle como el mejor jugador al que ha entrenado no ha ayudado a acercar posturas. Ya en los entenamientos en la pretemporada australiana Cristiano le gritó en público "sólo vas contra los portugueses". Desde ese momento han tratado de negar lo evidente, la relación es simplemente formal. Además, a Cristiano le preocupa que el estilo de juego que está implantando Benítez, con trabajados automatismos defensivos, no le favorece al dejar el ataque más a la iniciativa e improvisación de sus cracks. Ronaldo vive su peor racha con el Real Madrid en un inicio de Liga, tras no marcar en seis de las siete primeras jornadas.
CAMBIOS
Las sustituciones de Benítez comienzan a pasar factura entre la plantilla. Benzema es el cambio recurrente del técnico, pese a completar su mejor inicio goleador, por encima del propio Cristiano. Se ha perdido más de 120 minutos en estos partidos por culpa de los cambios y como advierte el periodista de L'Equipe Frederic Hermel, "No hay buena relación entre Benítez y Benzema, Benítez es muy distante". Isco, otro de los cambios recurrentes, también está con las orejas tiesas, porque todo apunta a que está llamado a ser suplente cuando James recupere la forma.
Pero los cambios no solo generan mal ambiente entre los sustituidos, también por el talante defensivo de los mismos. En el Vicente Calderón Benítez dejó claro que este Real Madrid está más pendiente del equilibrio que de sentenciar a los rivales. El técnico quitó a Benzema para resguardar la medular con Kovacic y al final el equipo tuvo que ser rescatado por Keylor. Sergio Ramos no se mordió la lengua sobre ello: "Con el 0-1 estás pensando en que tienes el partido controlado y en vez de adelantar líneas y conseguir un gol más, inconscientemente defiendes más y retrasas las líneas. Quizá eso hizo que empatásemos. El Madrid es esto. Igual que se habla de mi error, se hablará de los cambios del entrenador". Benzema habló en sentido parecido: "Hoy me cambió por el resultado para buscar más defensa y al final nos empataron".
FLORENTINO
Benítez no era el primero en la lista del presidente para suplir a Ancelotti. Pero Low no estaba disponible y acabó admitiendo la recomendación de José Ángel Sánchez. Cuando aceptó finalmente al madrileño, ya hubo alguna voz disconforme en la junta directiva que avisó a Pérez del carácter defensivo del técnico. El domingo, cuando Undiano decretó el final del derbi, segundos después de la parada de Keylor a Jackson, esas voces disconformes advirtieron a Florentino que Benítez había regalado dos puntos con su planteamiento. "El mejor entrenador del mundo", como Pérez calificó a Benítez en la COPE hace unas semanas, parece que ha dejado de serlo. Sánchez ya ha recibido algún aviso por el talante conservador de su recomendado...
Florentino es ciclotímico en la elección de los técnicos. Después de un entrenador blando siempre ha impuesto mano dura en el vestuario. Le ocurrió con Pellegrini, al que siguió el marcial Mourinho. Y ha repetido estrategia con Benítez, tras el paso del blando Ancelotti. El problema es que Mourinho alineó para su causa a buena parte de un vestuario (aunque luego se acabasen formando dos trincheras) y ganó la Liga de los 100 puntos. Benítez no ha conseguido reclutar aún jugadores y los resultados son discretos, con tres empates en siete partidos ante rivales accesibles como Sporting o Málaga.
JUEGO
Presume Rafa Benítez de ser un entrenador ofensivo, "el que equipo que más tira a puerta y el que menos goles recibe". Lo segundo es cierto, ya que sólo han recibido dos goles en contra en Liga. Pero lo primero es una excusa para justificar un dato que delata que su Real Madrid es más robusto y menos afilado que el de los últimos tiempos. Suma 15 goles en 7 partidos, lo que significa un promedio de algo más de dos por partido. Sin embargo, la realidad dista mucho de ser así, porque el equipo ha marcado 11 de esos 15 goles en dos partidos (Betis y Espanyol), sumando sólo cuatro en los otras cinco jornadas. Algo que confirma la tendencia de pretemporada, en la que el Real Madrid se quedó sin marcar en cuatro de los nueve partidos. Quizás por eso Benítez solicitó el fichaje de un delantero, petición que desestimó Florentino. El juego no seduce y sólo Marcelo se incorpora con alegría al ataque, especialmente en el Bernabéu. Kross está fuera de sitio (o de forma), las lesiones están pasando factura por una pretemporada ajetreada con cambios de usos horarios, clima y condiciones de trabajo (Australia, China, Europa...), Cristiano no marca y el discurso del entrenador lejos de atraer, aburre al madridismo.
PRENSA
Este es el menor de los problemas para el técnico, pero se ha convertido en un asunto incómodo para el madrileño porque ha demostrado no saber manejar sus apariciones ante los medios. Florentino cuenta con una leal prensa del régimen que envía mensajes claros al técnico, quien no acaba de descifrarlos. Además, las declaraciones sobre jugadores de su plantilla han incomodado al vestuario en más de una ocasión. Hasta Kovacic ha salido en los medios solicitando jugar en una posición determinada, síntoma de la falta de comunicación con Benítez. A eso se suma el momento comprometido por el que pasa el club, necesitado de títulos y de abrir vías de negocio tras la negativa a remodelar el Bernabéu, con la inyección de petrodólares que eso suponía. Rafa no tiene a la prensa en contra, por más que se empeñe en señalar que "sólo destacáis los aspectos negativos del equipo". Pero Benítez no es un técnico mediático, como era Mourinho, ni tiene una imagen amable como la de Ancelotti.