Cuando Gianni Infantino se postuló como candidato a la FIFA prometió 'café para todos', comprometiéndose con dotar de mayores fondos a las confederaciones con menos peso a nivel internacional a cambio de su voto. Y debió ser muy convincente porque recibió el apoyo, lo que le sirvió para convertirse en el sucesor de Joseph Blatter. El suizo ganó las elecciones a Salman bin Hamad bin Isa Al Jalifa, favorito para muchos. Infantino salió victorioso en la segunda vuelta tras obtener 115 votos, lo que le permitió lograr la mayoría simple (104 votos) ante los 88 de Salman.
Infantino era el candidato de la UEFA y recibió el apoyo del fútbol europeo, de la Conmebol latinoamericana, y del fútbol norteamericano con la Concacaf. Salman contaba con los 44 votos de Asia y gran parte de los 54 de África. El censo constaba con 207 federaciones con derecho a voto y se exigía en la primera vuelta dos tercios de los votantes (más de 138 apoyos). Infantino ganó con 88 por 85 del jeque de Bahrein. Siendo tercero el príncipe jordano Ali Bin Hussein con 27 votos. Finalmente el jordano resultó clave, ya que su presencia en la segunda vuelta mantuvo divididos los votos asiáticos y africanos, lo que permitió a Infantino derrotar a Jalifa con la ayuda de esos países que ahora recibirán dinero, además de tener opciones de jugar un Mundial demasiado caro para ellos con solo 32 participantes.
Así son los beneficios del 'macromundial'
Infantino ha hecho las cuentas y según datos internos de la organización, la FIFA aspira a ingresar con este nuevo formato de Mundial con 48 participantes una cifra cercana a los mil millones de dólares. Concretamente 975 millones de dólares (925 millones de euros).
Evidentemente, el principal aumento se producirá por la comercialización de las retransmisiones audiovisuales, ya que con el incremento de los 16 países, la FIFA tiene previsto ingresar 3.100 millones de dólares en Rusia 2018 y hasta 3.605 millones en el Mundial de 2026. En otras áreas como la de marketing, también preven un notable incremento de ingresos, pasando de 1.520 millones a 1.890 millones de dólares. El merchandising avanzaría de 310 millones a 325 millones de euros y el tema de los hospitality de 140 millones a 155 millones.
Otro apartado que tendrá incidencia en el aumento de ingresos es el incremento de participantes y como consecuencia del ello el del número de partidos, lo que incide directamente en los ingresos por venta de entradas, que ascenderían hasta 520 millones de dólares. 70 más de los 450 millones que recopilarían en la edición de 2018. Curiosamente ese incremento de partidos no disparará los costes, que sólo suben 335 millones, quedando así un beneficio neto (ingresos-costes) de algo más de 600 millones de euros.
Por tanto, maniobra perfecta de Infantino para asegurarse la silla de Blatter y pagar el 'café para todos' con parte de esos mil millones que ingresará de más la FIFA en un macromundial que generará más dinero por derechos de televisión, entradas e ingresos de mercadotecnia. Eso sí, el nuevo Papa del fútbol ha tenido la precaución de no molestar a los clubes y las grandes ligas ampliando la duración del torneo. Serán 80 partidos, pero se jugarán en los mismos 32 días de los que ocupa hoy en el calendario. Todos felices. Menos el fútbol, que verá como el nivel futbolístico se rebaja con partidos impropios de un Mundial. Business es business.