Fernando Alonso y Kimi Raikkonen apenas se jugaban nada. Como mucho, arañarle unos puntos a Williams en la clasificación de escuderías una vez conocidos los problemas que lastraron la carrera de Bottas. Pero Ferrari sigue haciendo el ridículo.
Alonso, con los neumáticos nuevos, iba lanzado a por Vettel e incluso a por Button, pero se encontró con su todavía compañero Raikkonen y las dos tortugas rojas se enzarzaron en la que parecía una lucha tan absurda como estéril.
El finlandés taponó durante varias vueltas al español, que cuando pudo adelantar ya estaba demasiado lejos de sus rivales. Igual es que la Scuderia ya siente más suyo a Vettel que a Fernando, y por eso dejó que Kimi ejerciera de escudero del alemán.
La realidad es mucho más cruda. Así, según desveló posteriormente el asturiano, tanto él como Raikkonen circulaban con el freno de mano echado, procurando no despilfarrar gasolina. Es otra de las virtudes del desastroso Ferrari: corre poco y gasta mucho.
En lo que verdaderamente importa, Lewis Hamilton, segundo en Interlagos, llegará a la última carrera, el Gran Premio de Abu Dabi, de puntuación doble, con 17 puntos de margen sobre Rosberg, autor este domingo de su octavo triunfo en Formula 1 y el quinto en la presente campaña.
Nico Rosberg, que no ganaba desde Alemania, se impuso en el circuito de Interlagos con algo más de un segundo de ventaja sobre Hamilton. El podio lo completó, ante su público, el brasileño Felipe Massa (Williams-Mercedes).
El Mundial acabará el 23 de noviembre en el circuito Yas Marina, donde el ganador sumará 50 puntos.