A comienzos de febrero, apenas un mes después de firmar como seleccionadora femenina, Arantxa provocó un doble sobresalto en los despachos de la Federación Española de Tenis durante los cuartos de final de la Copa Federación en los que España cayó ante Rusia (3-1).
El primero, el 4 de febrero, cuando 'El Mundo' publica un extracto de la explosiva autobiografía de la extenista en la que esta acusa a sus padres de haberle hecho la vida imposible. José Luis Escañuela y Albert Costa, presidente y director técnico de la Federación respectivamente, no entraron a valorar las relaciones familiares de la capitana, pero se preguntaron por qué ni siquiera les había advertido de la inminente publicación de un libro que se sabía iba a hacer mucho ruido.
Ese mismo fin de semana, durante uno de los entrenamientos de las jugadoras en Moscú, la seleccionadora española no aparecía para dirigir la sesión, así que fue Costa quien tuvo que saltar a la pista a pelotear con las tenistas. Mientras, Arantxa se encontraba en la zona Vip del pabellón tomando tranquilamente un refrigerio con su marido, Josep Santacana, y sus hijos.
La familia directa fue otro foco de tensiones. Porque la capitana no viajaba sin ellos y, sobre todo, porque llegó a pedir que a su esposo se le pagaran también dietas de viaje. La Federación se negó, pero nunca ha olvidado tan peculiar e increíble solicitud.
Días después, precisamente acompañada por Santacana, llegó la famosa rueda de prensa de presentación de la autobiografía y las lágrimas finales de Arantxa cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo.
Hablando de ruedas de prensa, la Federación tampoco entendió nunca por qué Arantxa mostraba tan escaso conocimiento del estado de las tenistas. Tanto, que un día no acertó a decir quién era la número uno española del ránking.
Ahora, con la plaza vacante, Escañuela y Costa quieren que la persona que la ocupe se muestre mucho más centrada. Por eso la preferida es Conchita Martínez, que lleva camino de firmar como próxima capitana de la Copa Federación en pocos días.
