El perfil de futbolista que todo el mundo conoce es aquel que vive bajo los grandes focos y con una cuenta bancaria con más ceros que la casi absoluta mayoría de los mortales. Pero por debajo de ese grupo de élite, hay jugadores que se emplean a fondo en clubes más modestos y que no les vale con una temporada (ni dos, ni tres) para poder tener estabilidad económica el resto de sus vidas. Deben ganárselo año tras año y en según qué circunstancias, ni siquiera esto es posible: llegan las lesiones y en algunas ocasiones, esto supone una retirada inmediata del fútbol.
Los dos casos más conocidos son madridistas: Rubén de la Red, por un fallo cardiaco y Álvaro Benito, que tras sufrir una tríada en la rodilla con tan solo 21 años, decidió dedicarse al mundo de la música. Encabezan una lista que aunque no es larga, sí esconde todo un mundo de ansiedad e inseguridades al tener que cambiar su trabajo, de la noche a la mañana, por una profesión que poco o nada tiene que ver con el deporte de élite. Una disciplina para la que, en la mayoría de casos, se han estado estado preparando desde muy pequeños.
La Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) se encarga de mimar a estos profesionales, siempre que se encuentren en calidad de afiliados. Un sindicato que nació en 1978 pero que desde hace unos años ha aumentado mucho su presencia. Cuenta con 12.000 afiliados y un enorme arsenal de servicios para cuidar al jugador a todos los niveles, de forma que en caso de una lesión grave, siempre tenga una alternativa profesional.
Marta Pintado, responsable de formación en AFE: "Nosotros siempre les decimos que no dejen de estudiar, aunque estén jugando"
"Nosotros siempre les decimos que no dejen de estudiar, aunque estén jugando", nos cuenta Marta Pintado, responsable de formación en AFE. "Es importante que desde jóvenes se preparen para lo que viene después, ya sea por una retirada o por lesión". Para ayudarles, la asociación cuenta con convenios con universidades y centros de educación superior, además de haber becas entre 750 y 1000 euros.
Esto último te sorprenderá, dado que la imagen del futbolista profesional, para la mayoría de los mortales, es la de una persona que no sabe lo que son los problemas financieros. Esa élite, como es evidente, no necesitan becas, pero son una minoría: bajo todo ese oro y glamour, hay muchas categorías donde los jugadores son mileuristas... y en ocasiones, ni llega a eso. Con ellos son con los que AFE trabaja con mayor asiduidad, ya que son, por lo general, los que necesitan más apoyo.
En AFE han observado un creciente interés de los futbolistas por estudiar. En cuatro años, han pasado de 1.500 becas a conceder 2.700
Desde AFE están satisfechos, ya que han observado un creciente interés de los futbolistas por estudiar. Hace cuatro años, se otorgaban unas 1.500 becas mientras que ahora, en 2021, se han concedido 2.700. Estas cada vez van más enfocadas al mundo universitario, por lo que desde la asociación ven como un éxito que sus afiliados puedan tener un futuro laboral con estudios superiores más allá del balompié.
"Con los planes universitarios online es más fácil", asegura Marta Pintado, dado que lo más complicado para un futbolista profesional es compaginar los entrenamientos, viajes y partidos con las clases. "Aún así, desde AFE intentamos que las universidades amolden los horarios de sus exámenes para que el jugador pueda hacerlos".
Todo esto permite que un futbolista profesional, en caso de una lesión que le retire del fútbol, pueda cambiar de profesión sin un enorme esfuerzo. "Trabajamos con muchos jugadores de 1ª y 2ª RFEF, lo que antes era 2ªB, ya que los futbolistas que han hecho carrera en categorías superiores no tienen tantos problemas". Al fin y al cabo, el salto salarial entre jugar en las dos grandes categorías o en el resto es muy importante y los profesionales suelen reinvertir sus ganancias para asegurarse el futuro. Además, AFE tiene convenios con portales de empleo como Randstad. "De media, un afiliado encuentra trabajo en poco más de dos meses".
Cada vez menos lesiones que retiran futbolistas
Hace años, la medicina deportiva no estaba tan avanzada como ahora, por lo que ver jugadores que se retiran demasiado pronto es raro. El último caso conocido fue Álvaro Domínguez, exfutbolista del Atlético de Madrid, en 2016. El motivo fue una lesión en la espalda, de la que se tuvo que operar cinco veces y que le quitó las ganas de continuar con apenas 26 años.
Sobre esto hablamos con Geni Martínez, que además de exfutbolista, es el responsable de salud y psicología en AFE. Un departamento que no solo ayuda a los futbolistas que, de forma inmediata, deben dejar el fútbol sin tener un plan B. También garantiza, para jugadores en activo, "el desarrollo de un plan específico para la mente, que es fundamental en esta profesión". Para ello, AFE pone a disposición del jugador a tres especialistas, que diagnostican el problema y llevan a cabo la terapia necesaria.
Geni Martínez, responsable de salud y psicología en AFE: "Tenemos desarrollado un plan específico para cuidar la mente, que es fundamental para la profesión"
También hay menos lesiones porque AFE se encarga de ayudar al máximo a los futbolistas. Cuenta con un servicio de recuperación intensiva en una de las clínicas más importantes de Madrid. Costean el viaje, la estancia, la comida y el tratamiento durante una semana. "Se trata de una clínica a la que van jugadores del Milan o el Bayern Münich, algo que no está al alcance económico, por lo general, de alguien que compite en categorías humildes o inferiores". Esto permite tratar las lesiones con un equipo de prestigio internacional.
Además, en caso de lesión grave, AFE cuenta con un servicio jurídico que se encarga de tramitar la petición de invalidez parcial o total si hay una lesión que impida la práctica del deporte profesional.
Alberto García, dos años de calvario en su etapa final
Alberto García sabe bien lo que significa que una lesión te retire del fútbol. En un entrenamiento, en septiembre de 2019, el exportero del Rayo Vallecano se rompió un cartílago de la rodilla. Después le descubrieron una lesión estocondral. Dentro de lo terrible de su lesión, al catalán le pilló con 34 años, en la fase final de su carrera, aunque no dejó de luchar para volver a jugar hasta que su rodilla le dijo basta.
Al igual que todas las personas que han colaborado para elaborar este artículo, Alberto cree que el futbolista, ya desde joven, debe plantearse qué quiere hacer después. "Cuando conocí la lesión no tuve miedo a desarrollarme en otro ámbito profesional porque siempre tuve claro que tendría que hacerlo y me preparé para ello". Ya desde sus inicios profesionales se graduó en derecho para después obtener un SBA en gestión de entidades deportivas, entre otras muchas cosas, como también un 'programa executive' para ser delegado de protección de datos. Un "rara avis", como él mismo se cataloga. Ahora le podéis escuchar en las retransmisiones de Movistar cuando juega su ya exclub, el Rayo Vallecano.
"Creo que estudiar debe ir de la mano del fútbol y es nutritivo para el jugador a la hora de afrontar dificultades, no debe dejarlo para el final de su carrera porque uno nunca sabe lo que puede pasar", asegura. Recuerda que al final, un jugador nunca tiene su puesto asegurado, dado que de un año para otro puedes verte sin equipo, por lo que no solo una lesión puede acabar con una carrera deportiva. "Salvo en el Córdoba y en el Rayo, donde sí tuve más estabilidad, siempre he vivido con las maletas en la puerta cada poco tiempo", nos cuenta el ya exportero.
Este es el motivo por el que cree que antes era mucho más difícil estudiar que ahora: "Vincularte a una institución presencial para un futbolista es difícil porque cambiamos de ciudad cada pocos años. Convalidar créditos en otra universidad es complicado y a veces ni es compatible, por lo que la formación online ha abierto muchísimas puertas".
Alberto García: "Creo que estudiar debe ir de la mano al fútbol y es nutritivo para el jugador a la hora de afrontar dificultades"
"Cada uno debe descubrir bien qué es lo que le gusta", nos cuenta. A Alberto le picó el gusanillo del derecho durante sus inicios, ya que él vivió la crisis económica del fútbol en su plena efervescencia: "He vivido leyes concursales, ERES,... al final hablaba más con abogados que otra cosa y decidí formarme para ello".
Él afrontó el final de su carrera sin ningún tipo de problema gracias a que estudió durante toda su carrera deportiva, dando por hecho que el final llegaría antes o después. "De las pocas cosas positivas entre todo lo que me sucedió es que sabía cuando iba a ser mi último día en un vestuario. También ver el grupo humano que me rodeó, desde mi familia hasta mis compañeros".
El ejemplo de Cabrera: adiós a la élite con 25 años
También hemos hablado con José Luis Cabrera, que llegó a jugar, en la temporada 2007/2008, en Primera División con el Almería de Unai Emery. Después, en invierno, fichó por el Alavés y no pudo tener un debut más terrorífico: se rompió el tendón de aquiles en La Rosaleda con apenas 25 años. Esto supuso el principio del fin: cuatro temporadas después, estaba jugando en Tercera División, por entonces cuarta categoría del fútbol español.
“Pasé un calvario en el Alavés porque no solo me rompí ese tendón, me dijeron que el otro también lo tenía tocado. Después de 10 meses de recuperación, no paré de tener lesiones musculares”. Esto le provocó "varios episodios de ansiedad" y necesitó la ayuda de un psicólogo deportivo. Si los infortunios se habían cebado en Vitoria con Cabrera, cuando fichó por el Córdoba, sufriría una nueva dosis de mala suerte: ese tendón izquierdo, que ya le venía dando avisos, se terminó por romper. “Volví a jugar 13 meses después y mis sensaciones eran muy malas, ya que nunca terminaba de recuperar la forma”.
José Luis Cabrera: "Pasé un calvario en el Alavés. Después de 10 meses de recuperación, no paré de tener lesiones musculares. Tuve varios episodios de ansiedad"
Tras jugar en Segunda B con el Villanovense, acabó yéndose al Santa Ana, en Tercera, más por diversión que por regresar a la élite. “Cuando el Córdoba no me quiso renovar fue duro, porque nadie me quería. A esto se suma el shock que supone cambiar de vida por completo, ya que pasé de llevar un tren de vida alto a todo lo contrario” relata Cabrera.
“Salvo que formes parte del club de jugadores que ganan millones, no puedes tener una vida tranquila una vez terminas”. Por eso su recomendación es formarse durante la carrera profesional, ya que “uno nunca sabe lo que te puede pasar”. En el presente, Cabrera es feliz: “Trabajo en Real Madrid TV desde hace nueve años gracias a que me formé para ser periodista una vez me lesioné”. Para él, dejar el fútbol no supuso tener, de repente, un enorme vacío en su vida. “Fue una liberación”, afirma.
Tras varios años de lesiones, para José Luis Cabrera dejar el fútbol fue "una liberación"
Precisamente para promover que las jóvenes promesas se formen en otros ámbitos, Cabrera ha montado Dac Sport Events, que tiene como misión principal organizar pruebas de nivel para jóvenes que les permita optar a becas en universidades de Estados Unidos. Una idea pensada, precisamente, para que no haya chicos que, como él, tuvieron que pensar un plan B después de sufrir su grave lesión.