¿Se habrá vuelto loco el mundo o es que siempre lo ha sido y lo que sucede es que el acceso a la información nos lo hace más evidente, y encima “al instante”? Da lo mismo que acuda al ámbito local, nacional, internacional o incluso al más específico del “mundillo” futbolístico. En todos ellos nos encontramos con acontecimientos y declaraciones de los que se llaman “de mear y no echar gota”.
Poco después del esperpento que protagonizamos los españoles a cuenta de la adjudicación de unos Juegos Olímpicos, descubren los mandamases de la FIFA que el verano de Qatar destaca... por su calor. Manda narices. ¿Cómo tuvieron la desvergüenza de conceder un Mundial de fútbol en verano al país arábigo? Pero –mucho peor- ¿cómo tienen la desfachatez de contarnos ahora lo del calor veraniego en esas latitudes?
Siguió la semanita con unas lecciones del ministro Soria –canario, para más inri- a un periodista, al que muy estirado y faltoncito (en su línea, vaya), le explicó que el área de sujeción horaria del meridiano de Greenwich pasa por ¡Canarias! En Youtube tienen el disparate. Y encima se quedó, según él, en un plano didáctico. ¿Qué hemos hecho para merecer ministros tan ignorantes, Señor?
Pero, tal como proclama el popular principio, lo que pueda ir a peor, irá a peor. Y entonces va 'El País' y publica unos artículos también pretendidamente didácticos que –entre verdades- suelta perlas como que “El Hierro y Greenwich entran dentro de la misma franja, pero los ingleses se apropiaron de la denominación de Meridiano Cero” (vaya, lo del Soria, pero aún peor) y que “La mayoría del territorio francés, en realidad, cae dentro del área de influencia del Meridiano centroeuropeo”, cuando lo cierto es que por su separación angular TODA Francia queda englobada en los 15 grados del de Greenwich (mitad hacia el Este, mitad hacia el Oeste).
En fin, si resulta que los ministros españoles no tienen pajolera idea de Geografía Física, y los departamentos culturales de un diario del prestigio de 'El País', tampoco, al final no deberíamos sorprendernos por el hecho de que los que andamos en la farándula futbolera, simplones nosotros, lo ignoremos todo sobre un país tan poco popular como Qatar.
Y remata la cosa con un colegiado que atiende al apellido de Muñiz, que poco después de martirizar al Sevilla en Barcelona compensa el estropicio machacando al modesto Elche en su campo, dando al Real Madrid dos puntos regalados, los mismos que había generosamente otorgado a golpe de silbato a su único rival, el FC Barcelona, pocas fechas antes. Dicen que el engominado trencilla es protegido de Díaz Vega y Sánchez Arminio. Pues vigilen al chico, amigos, que tiene más peligro que un mono con Kalasnikov; un revólver es poco para asimilarlo a su silbato.
¿Remata la cosa?... No, perdón, todavía quedaba lo de Luis Enrique –va de asturianos- en Getafe. “Ese chico que saca los córners del Getafe lo hace muy bien, oigan… No sé su nombre… ¿Pedro León, quizá?”, suelta tras el baño que en juego “vivo” y en juego “parado” habían dado los azulones a su Celta vigués. Un amable y servil plumilla le sopla que sí, que es Pedro León. Luis Enrique, ex formidable jugador con pretensiones de entrenar nada menos que al FC Barcelona tras una fugaz carrera en la base del equipo culé y una menos que buena experiencia en Roma, presume con aire sobrado de no saber ni el nombre ni las virtudes de un extraordinario lanzador como es Pedro León, quizá el mejor de España.
En realidad, todo encaja. A este paso, el gran José Mota se va a hacer multimillonario. Con poquito esfuerzo que ponga, puede acumular toneladas de historietas desternillantes. Es que ya lo son así, tal cual, “a pelo”.