Si la Federación Española, la Liga de Fútbol Profesional, Ángel María Villar, Javier Tebas o Velasco Carballo, o todos a la vez, no ponen la correspondiente denuncia contra Luis Racionero y contra El Mundo Deportivo en la Comisión Antiviolencia -e incluso en un juzgado de guardia-, se acabó la legitimidad de los estamentos futbolísticos para sancionar a nadie por insultar en un campo de fútbol.
El artículo firmado por el escritor catalán este sábado en el diario deportivo barcelonés traspasa los límites de la libertad de expresión y, además de vejatorio, promueve y genera violencia y odio. Mucho odio.
Se le puede llamar "interminable, indestituible e insoportable" a Ángel María Villar, presidente de la Federación Española de Fútbol, u opinar que Aduriz, delantero del Athletic es "un jugador que une extrañamente la clase con la suciedad". Pero de ahí a las injurias soeces que vierte este supuesto intelectual contra los árbitros...
El título de este penoso desahogo de Racionero -"La escoria arbitral"- ya anuncia algo muy feo, y con sus tres escuetas palabras bastaría para denunciar al autor y al medio que le da soporte sin tener que padecer el suplicio vergonzante de leer más.
Pero es que el texto contiene un puñado de frases abochornantes e inadmisibles:
"Este vomitivo árbitro (Velasco Carballo) es el mismo que permitió al colombiano Zúñiga romperle una vértebra a Neymar impunemente en el Mundial de Brasil".
"Menos mal que Neymar no estuvo en Bilbao en este último partido, a merced de los ‘goikoetxea’ de turno".
"Hay una sensación esparcida por Catalunya de que este año las habituales marranadas de los árbitros españoles a favor del Real Madrid van a alcanzar niveles insospechados".
"Ya es difícil porque en 65 años que llevo viendo fútbol he visto toda clase de porquerías arbitrales siempre a favor del Real Madrid".
"Un indeseable como Velasco Carballo no debería estar en Primera División".
"Juego limpio, por favor, sobre todo entre los árbitros. Y lo peor de todo, los linier emboscados e impunes".
Sí, Luis Racionero, después de escribir lo que escribe se permite el lujo de cerrar semejante pieza hablando de "juego limpio". Sí, y este señor llegó a ser Director de la Biblioteca Nacional de España.