LeBron James ha vuelto a casa pero se ha encontrado chinchetas en las pantuflas. Los Cleveland Cavaliers, renovados con el cuatro veces MVP de la NBA y con el All Star Kevin Love, han perdido siete de sus primeros 12 partidos y son séptimos en una conferencia Este que aspiraban (y que todavía aspiran) a ganar. El sábado recibieron a los sorprendentes líderes, los Toronto Raptors, y perdieron por 17 puntos pese a empezar el partido ganando por 18.
Esa derrota ante Toronto es el nuevo punto más bajo de la temporada de los Cavaliers, pero el mismo LeBron cree que esa etiqueta es momentánea: llegarán tiempos todavía peores. “Esto no es lo más bajo que vamos a vivir”, dijo James tras perder contra Toronto. La estrella citó como ejemplo su primera temporada en Miami, su anterior equipo, en la que el inicio también fue dubitativo –los Heat perdieron ocho de sus primeros 17 partidos– y el final fue traumático, con una derrota en la final de la NBA cuando eran favoritos.
“Perder así las finales fue un punto muy bajo –seguía James–. Así que soy optimista. Más positivo de lo que pensaba que sería a estas alturas”. En la famosa carta en la que anunciaba su regreso a Cleveland, James decía que hacer de los Cavs un candidato al título sería “un proceso” en el que su paciencia sería puesta a prueba. De momento, esas palabras son una profecía autocumplida.
James también llamó “frágil” al equipo. Hay algo de eso en un conjunto que ganó cuatro partidos seguidos y que después ha perdido los cuatro últimos, tres de ellos en casa. Dirigidos por David Blatt, campeón de Europa con el Maccabi pero debutante en la NBA, los Cavs no carburan.
La derrota ante Toronto por 17 puntos, cuando empezaron el encuentro ganando de paliza, ha sido el punto más bajo de la temporada de Cleveland
Es difícil construir una plantilla equilibrada en un solo verano en la NBA. A la de Cleveland le faltan piezas que les ayuden a defender mejor, una carencia de la que todo el mundo era consciente antes de empezar la temporada. Se está demostrando que era así: los Cavs son el sexto peor equipo en defensa de los 30 que hay en la liga.
Pero lo más preocupante hasta ahora es que el equipo tampoco funciona en ataque, donde de momento han desplegado un juego mediocre. La convivencia entre James, Love y Kyrie Irving está siendo problemática, sobre todo para el segundo, apenas un fantasma de sí mismo en su primera docena de partidos en Cleveland.
Jugando los mismos minutos que el año pasado, Love promedia casi diez puntos, dos rebotes y dos asistencias menos. “Todavía estoy intentando adaptarme a este sistema”, declaró el pívot esta semana, después de una serie de actuaciones muy decepcionantes. Love parece contagiado de una apatía que afecta a todo el equipo.
“A veces salimos de un tiempo muerto y un equipo anota y nos para en el siguiente ataque, y vuelve a anotar, y tendemos a bajar la cabeza”, reocnocía Love tras el partido ante Toronto. James se quejó a principio de temporada de los malos hábitos que habían adquirido los jugadores de un equipo acostumbrado a perder en los últimos años: no pasar la pelota en ataque, no esforzarse en defensa, tomar malas decisiones y jugar sin pensar en el equipo. LeBron se refería sobre todo a Irving y Dion Waiters, los dos jóvenes jugadores de la línea exterior de Cleveland.
Pero la apatía está afectando al propio James, a quien se le pudo ver así en la derrota contra Washington:
LeBron no se salva de la quema. Él, que siempre ha destacado por su implicación en todos sus equipos, ha racaneado en los esfuerzos desde que empezó su retorno a Cleveland.
“Pero esto es algo que necesitamos usar para crecer”, reflexionaba Kevin Love. Los Cavs han empezado mal, pero ninguno de sus rivales de conferencia, por unos motivos u otros, está fuera de su alcance. Cleveland tiene mucho tiempo por delante, pero hasta ahora, tras cuatro semanas de competición, también se le apilan los problemas que resolver.