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El Barça castiga a Neymar con playa

  

Ser amonestado tiene premio. La tarjeta amarilla que Neymar vio el sábado ante el Villarreal, su quinta en lo que va de Liga, le va a producir un jugoso aumento en sus vacaciones de Navidad. El brasileño, sancionado para el duelo del domingo ante el Getafe, ha recibido el permiso del club y de su entrenador para viajar a Brasil este mismo jueves. Cuatro días de fiesta más que el resto de sus compañeros gracias a lanzar un córner antes de tiempo, mientras el colegiado atendía a la petición de distancia que le había solicitado Iniesta. Un descuido aparente que le va a reportar contables beneficios.

"Es un jugador que no hace vacaciones desde la Copa de Confederaciones. Si puedo darle un día más de descanso, lo voy a hacer", argumentó el entrenador, Tata Martino, para justificar el agravio vacacional del brasileño con respecto a los demás compañeros. A cambio, le hizo jugar entera la vuelta ante el Cartagena, los 90 minutos, no vayan a pensar ustedes que el profesional se iba a ir de rositas por su desliz contra el reglamento.

Una circunstancia, el adelanto de las vacaciones, que refuerza la tesis de que la amonestación del brasileño fue intencionada, quién sabe si negociada con el propio club. Una sospecha que, pese a la teatralidad con la que fue protestada, ya asomó en el mismo momento en el que se consumó la amonestación. No es la primera vez que un futbolista hace coincidir su ciclo de tarjetas con la fecha que más le conviene. Práctica igualmente reprobable. Pero lo habitual es que los beneficios que se persiguen con la selección del calendario sean deportivos, perderse un partido sencillo o intrascendente antes que uno más complicado. Lo de ganar playa es una nueva variante.

El caso recuerda al permiso que recibió Piqué para acudir al Gran Premio de Cheste de Moto GP, donde su amigo Marc Márquez podía proclamarse campeón del mundo, como ocurrió, el mismo día en el que el Barcelona viajaba a Sevilla para jugar con el Betis. Una inesperada lesión, molestias en el pubis (se diagnostica por la declaración de dolor del jugador no por la impresión del médico), había dejado al central fuera de la lista. La convalecencia la pasó en el circuito.

En definitiva, una forma original la del Barça de gobernar un vestuario.   

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