El Real Madrid tenía tantas vidas en la Liga como un gato. El problema es que no lo sabía. En el primer pescozón, contra el Valencia en casa, bajó los brazos y echó la mente a volar hasta Lisboa. No hay fútbol sin intensidad, no a estos niveles. Así que los blancos tienen que conformarse con el tercer puesto en Liga y plantear lo que pudo ser y no fue. Otros ganarán el campeonato, pero en el fuero íntimo del club de Concha Espina siempre quedará que, tanto como eso, lo perdieron ellos mismos.
Contra el Celta el equipo salió con una alineación extrañísima, no confiaba en ningún milagro, por más que lo hubiese solicitado. El chiste dice que el hombre pedía y pedía que le tocase la lotería hasta que un día desde el cielo le dijeron que deseo concedido pero que, por favor, comprase algún boleto. Al Madrid también se le pasó esa parte. Le queda al madridismo el consuelo de saber que, en tiempos modernos, siempre que ganó la Liga de Campeones lo hizo con previo bochorno en Liga. Poca cosa.
Sirvió el partido de Vigo, por decir algo, para probar algunos jugadores que llevaban tiempo sin saltar al campo. Es el caso de Khedira y Arbeloa, que tampoco hicieron nada que haga pensar en que serán útiles en Lisboa. La convalecencia, en dos jugadores más físicos que técnicos, es aún más dura. No fueron culpables de la derrota tampoco, el problema estuvo en la abulia generalizada que llevó a Sergio Ramos y Xabi Alonso a dormirse en los dos goles del equipo rival. Como si nada se jugase.
Tiene el madridismo motivos para el cabreo. No es plato de buen gusto ver a un equipo que, con los recursos que tiene Ancelotti a su disposición, decide que no lo va a intentar. Y eso, más allá de cualquier consideración, es inaceptable. El rival, porque esto es deporte, puede ser mejor, tener más suerte, puede ganar por miles de motivos, pero no es admisibles ser superado en ganas.
Le queda al Madrid una pachanga en el Bernabéu y, más que nada, una final de Liga de Campeones. Vencer ese partido contra el Atlético redimirá cualquier fallo pasado, los momentos en los que el equipo deambuló, los partidos que debió ganar y no lo hizo. Una sola cosa cambia la perspectiva completamente. A eso se agarra el ciclotímico Madrid de Ancelotti.
- Ficha técnica:
2 - Celta: Sergio Álvarez; Jonny, Cabral, Fontás, Aurtenetxe; Krohn-Dehli, Rafinha (Madinda, min.70), Augusto Fernández (Alex López, min.57); Nolito, Orellana y Charles (Bermejo, min.65).
0 - Real Madrid: Diego López; Arbeloa (Coentrao, min.56), Nacho, Sergio Ramos, Marcelo; Xabi Alonso, Casimiro (Willian José, min.68); Khedira (Illarra, min.56); Modric, Isco y Morata.
Goles: 1-0 Charles, min.42; 2-0 Charles, min.62;
Árbitro: Hernández Hernández (colegio canario). Mostró tarjeta amarilla a Orellana (min.17) y Cabral (min.76) por parte del Celta de Vigo, y a Sergio Ramos (min.76) por parte del Real Madrid.
Incidencias: Partido de la trigésimo séptima jornada de la liga BBVA disputado en el estadio municipal de Balaídos ante 27.750 espectadores, según anunció el club vigués.