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Veinte años después el Real Madrid de Laso recupera el cetro en la Europa de la canasta

Los blancos recuperan el título tras dos finales perdidas en un partido que dominaron de arriba a abajo ante Olympiakos. 

  • Sergio Llull, en una imagen de archivo.

Lo consiguió por fin el Madrid, es el mejor equipo de Europa. La tercera final fue la soñada y ni Spanoulis, ni el Olympiacos ni nadie puedo detener esta vez la victoria de los de Laso (78-59). Un proyecto estable que comenzó con miedos y fue demostrando por el camino que era un equipo a tener en cuenta, quizá el mejor de su generación en el continente. 

La final contra los griegos no fue un duelo de talentos sino de nervios. Y en eso los blancos encontraron más calma como se demostró desde el principio. Solo hay que ver la estadística de tiros libres (12 de 26) de Olympiacos para darse cuenta de que la del Palacio no era su noche. El Madrid fue a tirones, un modo que tampoco les es ajeno, más bien al contrario, suele encontrar en las rachas su santuario. Lo que sí sorprende es la lista de héroes, que no se parece en mucho a la de estrellas del equipo. Los que esperaban a Rudy tuvieron a Carroll, que demostró que sus mejores triples también pueden llegar en las grandes citas. Su tercer cuarto, cuando el Madrid más sufría, fue de libro. Triple a triple manteniendo el tipo. Con 16 puntos fue el máximo anotador. 

Otro secundario de lujo fue Maciulis, que navegó en el primer cuando y demostró que tiene fuerza para mover camiones si es necesario. Desde dentro y desde fuera, en ataque y en defensa. También Nocioni, ese fichaje necesario para dar el plus de competitividad que requería el equipo para dar el último salto. Sería insuficiente decir que lo suyo es solo cosa de caracter, porque además de eso juega de maravilla al baloncesto, pero cuando se le ve jugar lo que más salta a la vista es una intensidad desmedida. Fue elegido el mejor jugador, también porque es de esos que transmite sensaciones, que implica al aficionado. Un favorito del fan. 

Estos jugadores también se notaron en defensa, que es desde donde el Madrid generó su ventaja. Cuando se piensa en el baloncesto de Laso no se piensa que se construya desde atrás, pero eso también tiene  truco porque el equipo esta temporada se ha compactado, ha cerrado espacios y ha demostrado que también tiene ese punto de fuerza. Fue notable el esfuerzo de Rudy con Spanoulis. Se sabe que el mallorquín tiene un físico privilegiado, que es capaz de secar a cualquier jugador exterior, pero no es sencillo nunca si el que está enfrente es un jugador de la dimensión del escolta de Olympiacos.

No aparecieron algunos de los más reconocibles miembros del equipo, como Felipe Reyes, que estuvo desaparecido. En su caso se puede perdonar un tropiezo, para que el Madrid haya reverdecido sus laureles ha tenido que hacer una carrera soberbia, cada año mejor, ser un líder. Levantó la Copa un hombre que es emblema del madridismo, una figura especial que representó lo mejor de los años del desierto y una pieza clave cuando el equipo volvió a tomarse en serio el baloncesto. 

Los griegos se encontraron con la buena defensa del Madrid y, además, nunca parecieron enchufados en el encuentro, excepción hecha de Lojeski, que tiró del carro donde no aparecían ni Sloukas, ni Printezis ni, sobre todo, Spanoulis. Es humano y en Madrid le tocó llanto.


Nadie queda tan reivindicado en la victoria como Pablo Laso. Su línea desde que llegó al banquillo blanco ha sido sólida, pero en el Madrid, y él lo sabe, ganar es una obligación. Ahora que lo ha hecho, en la gran escena, contra los mejores equipos, tiene motivos para alzar la voz y contar todas las zancadillas que le han puesto en su trienio. No lo hará porque es un señor, uno que sabe de baloncesto y que ha hecho al Madrid campeón veinte años después. Porque el Madrid tenía historia, más que nadie en Europa, pero andaba muy corto de presente  hasta que llegó el vitoriano. Puede ser el título europeo que más haya disfrutado el aficionado, al fin y al cabo entre el anterior y este ha visto pasar mediocridades por la plantilla y ha conocido en sus carnes lo que es ser un equipo menor. Ya no, ahora no. Ahora son campeones de Europa. 

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