El sorprendente Herbalife Gran Canaria y el Real Madrid serán los protagonistas de la final de la edición número 80 de la Copa del Rey de baloncesto, en una final inesperada porque los canarios debutan en estas lides. Los merengues, por su parte, tendrán la opción de intentar revalidar el título que ya consiguieron en las dos ediciones pasadas.
Los de Aíto han burlado a la lógica en dos ocasiones durante el torneo. O al menos, en una y media. Se la saltaron al vencer en cuartos de final a un Valencia Basket líder y casi intocable este curso en ACB. Contra los taronjas completaron un partido muy meritorio que acabó con una brillante victoria.
En semis, ante el Dominion Bilbao Basket, los canarios volvían a partir, quizá como tapados, teniendo enfrente al conjunto que había tumbado al Barça. Llegaron a ir perdiendo hasta por diecinueve puntos en la semifinal, pero supieran de nuevo remontar y terminar venciendo un duelo que supone un nuevo hito para el club.
La pareja de bases amarilla y su conexión con Omic son lo más peligroso de los insulares
Llegar como novato a una final siempre es un arma de doble filo, porque el cansancio puede pasar factura a un plantel poco acostumbrado a estos esfuerzos y a estas presiones (si bien el curso pasado también disputaron el título en la Eurocup). El Real Madrid, con veinticinco Copas del Rey en su palmarés, es el rival que separa a los canarios de entrar en los anales con un partido en el que, ciertamente, tienen poco que perder.
¿Por dónde pasan las opciones de sorpresa de los insulares? Competirán, sin duda. Y ya han demostrado que pueden tumbar a grandes escuadras. Aíto es un maestro en estas lides y su pizarra será impagable para tratar de desactivar el potencial de los de Laso. O, al menos, buscarles las cosquillas.
La pareja de bases amarilla, formada por Pangos y Oliver, es garantía de liderazgo. Uno, más fresco y anotador; el otro, más veterano y cerebral. La dureza de hombres como Newley y Báez difícilmente se arruga en batallas exigentes. Ese espíritu también estará presente en hombres como Salin o Seeley, que cuentan además con una muñeca peligrosísima.
En la pintura, la versatilidad de Aguilar y la presencia física de Omic garantizan que los 'pío-pío' no serán un oponente fácil para el Real Madrid. El esloveno es el cuarto jugador más valorado de la ACB y el segundo máximo reboteador de la competición, por lo que Ayón y Hernangómez deberán velar porque no domine los aros. El pegamento de todo ello es un Sitapha Savané que, a sus 37 años, es alma y pegamento de un vestuario que quiere hacer historia.
