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Mientras el Madrid pensaba más en Múnich, Cristiano se bastó para ganar él solo a Osasuna

    

En el Bernabéu se respiraba aroma de entreguerras. Todo lo que allí acontecía no era más que una efeméride entre las fechas señaladas en el calendario. El Madrid, si tira de razón, tiene que seguir buscando la Liga hasta que las opciones se hayan consumido, pero el corazón indica que la batalla es la de Múnich y que en ese camino está el éxito o el fracaso de la temporada.

Por eso lo que ocurrió en el campo, en muchas ocasiones, parecía accesorio. Y eso que pasaron cosas desde antes incluso de que comenzase el juego. Para empezar, pasillo, pues el Madrid ganó la Copa diez días antes y ese tipo de celebraciones no se hacen antes de un partido contra el Bayern. También se guardó un minuto de silencio por Tito Vilanova. Solemne, aderezado con una música instrumental. Nadie se salió de lo que es lógico, el respeto, y aunque no debería ser noticia tampoco todo el mundo lo daba por seguro. La expulsión de los radicales y violentos del campo ha ayudado a dar normalidad a cuestiones como esta. No se conoce ninguna consecuencia negativa de su ausencia.

En cuanto al fútbol, el Madrid ganó como acostumbra. Salían unos cuantos suplentes -Nacho, Illarra, Morata-, pero también un puñado de titulares y, entre ellos, Cristiano. El luso siempre tiene algún motivo para dar el 100%. Es un portento. Ganó él sólo el partido, con dos zurriagazos, uno en cada portería. El primero cuando los equipos aún estaban haciéndose a las medidas del campo, el siguiente tras la salida del descanso. El segundo fue una preciosidad, gol digno de resumen anual. Un derechazo a la escuadra desde lejos.

El Madrid sigue en la Liga y Cristiano se apunta dos para el Pichichi, que también está entre sus objetivos. El hambre del luso no se olvida de esas cosas, todo trofeo vale para embellecer la repisa. Cuando ya ganaba el Madrid 3-0 se decidió que era momento para cambiarle. No se olvide lo del martes, que tampoco en los últimos tiempos ha tenido el físico a la perfección.

El otro lo marcó Ramos, y no sorprende, más que nada porque lo estuvo rondando en varias ocasiones. Quería el central marcar un gol, quizá porque hay un niño en camino.  En la primera parte intentó tres remates, en la segunda lo consiguió a la primera. El sevillano, que está finalizando la temporada en magnífica forma, de vez en cuando se encapricha con el gol, aunque no esté en su hoja de funciones. Con rivales blandos, como lo fue Osasuna, no supone una carga. Carvajal, de cabeza, puso el definitivo cuarto en el marcador.

Y así transcurrió una tarde más, un día que aún da esperanzas al Madrid en esa Liga que se tiñó de rojiblanca hace varias semanas. El club de Chamartín, en cualquier caso, ya no sueña con eso. El tren es el de Múnich.

Ficha técnica:

4 - Real Madrid: Diego López; Nacho, Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Illarramendi, Modric (Xabi Alonso, m.67), Isco; Di María (Carvajal, m.74), Cristiano Ronaldo (Casemiro, m.61) y Morata.

0 - Osasuna: Andrés Fernández; Damiá, Flaño, Arribas, Joan Oriol; Cejudo, Raoul Loé (Oier, m.58), Puñal, Armenteros (Lobato, m.78), De las Cuevas; y Oriol Riera (Acuña, m.64).

Goles: 1-0, m.6: Cristiano Ronaldo. 2-0, m.53: Cristiano Ronaldo. 3-0, m.60: Sergio Ramos. 4-0, m.84: Carvajal.

Árbitro: Fernando Teixeira Vitienes (Colegio Cántabro). No mostró cartulinas.

Incidencias: encuentro correspondiente a la 35a jornada de la Liga BBVA, disputado en el estadio Santiago Bernabéu con 69.854 espectadores. Se guardó un emotivo y respetuoso minuto de silencio en memoria de Tito Vilanova. La plantilla madridista dedicó la Copa del Rey a su afición.

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