En una medida sin precedentes en el fútbol español, y quizás en el mundial, el Consejo de Administración del Real Mallorca aprobó, el pasado mes junio, un reglamento interno de comportamiento para sus jugadores que prohíbe los piercings, los pendientes, los peinados extravagantes e incluso les impone la hora en la que se deben acostar.
Los hombres de Albert Ferrer tiene el toque de queda a las 23 horas, pudiendo tomarse un día a la semana la licencia de hacerlo a la una de la madrugada. El día previo al partido deben acostarse a la medianoche y la noche del partidto tienen permiso hasta las tres.
Además, restringe el uso de gorras en el autobús y en el vestuario, tanto en los desplazamientos como en los encuentros de casa, y la prohibición de apropiarse del agua, la bebida isotónica y el papel higiénico para uso personal. Los jugadores están obligados a ducharse después del entrenamiento en las propias instalaciones del club y no se permite que jueguen a ningún juego en el que se apueste dinero durante las concentraciones del equipo.