El Alético de Madrid ha conseguido convertir sus partidos, salvo excepciones y son contadas, en auténticos monólogos. Sobre todo cuando se sube al escenario del Calderón. Entonces, el auditorio, el amado Vicente Calderón que encara el final de la cuenta atrás, se prepara para disfrutar con el repertorio del Cholo y sus guerreros. Da igual que se repita porque a todos convence. En eso no hay fisuras. Todos participan en idéntica intensidad en pos del mismo objetivo.
Sin embargo, hay ocasiones en las que todo puede torcerse y en un partido clave, con la Champions en juego, todos los merecimientos colchoneros se fueron al traste en una jugada desgraciada. Soriano puso boca abajo el Calderón e incendió la lucha por las plazas Champions donde habrá tiros y sangre por el tercer y cuarto puesto.
En Liga la meta es certificar la tercera plaza de Champions y al Villarreal le tocó soportar ese discurso único con el que el Atleti somete a sus rivales. Con cambios, con bajas, con más o menos favoritos en el once, todos confluyen para cumplir la misión. Sin lateral diestro, pero con un todoterreno haciendo esa labor (Giménez), con nueva pareja para Griezmann en ataque (Correa) y con galones para Gaitán en lugar de Carrasco, el once de Simeone puso cerco a la portería de Andrés Fernández, que brilló con luz propia ante los incisivos remates de Correa, Saúl, Griezmann, Gaitán... El meta del 'submarino' repelió todos y cada uno de los torpedos rojiblancos.
Presión alta, anticipación y robo. Una y otra vez. Así anula sin descanso el Atleti a los contrarios. El Villlarreal estuvo desconocido en un primer acto sin inquietar a Oblak, otra de las facetas de este monólogo total mientras el Manzanares disfrutaba de una de sus últimas noches recordando momentos en la vida del estadio con pancartas desde el fondo sur. Llegó entonces el momento de buscar el acierto y Cholo metió más ataque, profundidad y desborde para que el monólogo terminara con el botín esperado. Gameiro y Carrasco para lograr abrir el cerrojo de un Villarreal sufriendo pero con la portería a cero.
Un imprevisto en forma de lesión de hombro hizo volver al belga al banquillo con cara de preocupación lo que propició la entrada de Torres en busca de ejecutar lo que parecía misión imposible. Filipe ya había mostrado de nuevo las uñas con su iniciativa en una banda que domina sin cansarse, pero sin Gaitán ni Carrasco el equipo tuvo menos desborde. Apretó y apretó pero sin suerte.
Una jugada con fallo en la entrega de Filipe propició la jugada del gol que acabó con las ilusiones atléticas. Bakambu aprovechó el fallo del lateral brasileño que descolocó a sus compañeros y Soriano se anticipó a Savic para batir al hasta entonces espectador Oblak. Un triunfo de oro para el Villarreal en pos del sueño Champions y que anima más al Sevilla en la que se presume un desenlace por la Champions espectacular.