El Masters de Augusta, el primer Grande de la temporada de golf que en la década de los 80 y 90 ganaron Seve Ballesteros y José María Olazabal, comenzó con un nítido acento español gracias al formidable trabajo de Sergio García, quien, con 66 golpes, igualó su mejor vuelta en el Augusta National para acabar coliderando el torneo por primera vez en su vida.
También fue excelente el comienzo de Gonzalo Fernández-Castaño, cuarto a dos golpes de la cabeza. Con una tarjeta de 68 golpes (-4), el madrileño se adaptó a la perfección al complicado recorrido.
Sergio García, de 33 años y en su decimoquinto Masters consecutivo, parece haber tomado de verdad las riendas de su golf, el testigo de los maestros Seve y Olazabal y el truco al Augusta National que tantos quebraderos de cabeza le ha proporcionado.
Quedan 54 hoyos y muchas vicisitudes con las que lidiar, pero el castellonense, de entrada, fue protagonista con una vuelta que iguala su mejor rubricada en el Masters (66 también la cuarta ronda en 2004) y es su mejor inicio desde que debutó, en 1999 (su mejor arranque fueron los 68 golpes de 2002). García acaparará portadas y comentarios, pero los candidatos más aclamados para aspirar a la Chaqueta Verde hicieron su trabajo: no fallar en el primer contacto con Augusta.
Tiger Woods, el líder mundial, acabó con dos abajo (70), que le llevaron al puesto decimotercero, mientras Phil Mickelson hizo un golpe menos que el par (71) y Rory McIlroy acabó en tablas (72).
Hasta 32 jugadores ganaron al campo, una cifra que por su cuantía habrá que tener en cuenta pues el Augusta National, alargado hace unos años, no fue tan fiero. El chino de 14 años Tianlang Guan, el jugador más precoz en las 77 ediciones de este torneo, selló uno más del campo (73).