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Qué ver y hacer en una visita a Campo de Criptana

Campo de Criptana, una villa para perderse en plena llanura manchega.

  • Qué ver y hacer en una visita a Campo de Criptana.

En Ciudad Real, muy cerca de Madrid, se encuentra uno de los pueblos de parada obligatoria en el territorio castellano manchego, Campo de Criptana, un lugar perfecto para dejar atrás el caos y el bullicio de la ciudad y adentrarse en la paz y tranquilidad de la llanura manchega.

La llaman Tierra de Gigantes por ser el escenario de la batalla literaria más famosa de don Quijote de la Mancha, una lucha entre el ingenioso hidalgo contra los molinos de viento de Campo de Criptana. Es por eso por lo que sus molinos se han convertido en su principal atractivo turístico.

Con un total de diez molinos restaurados y algunos más en proceso, esta villa cuenta con algunos de los más antiguos de la zona. Fechados del siglo XVI, Sardinero, Infante y Burleta -aquí cada uno tiene un nombre- están catalogados como Bien de Interés Cultural, y son los tres únicos molinos de la Península Ibérica que conservan su estructura y mecanismos originales hasta el punto de funcionar a la perfección como hacían antaño. Y, además de poder visitarlos por fuera y tomar fotos, es posible conocerlos por dentro y aprender sobre su funcionamiento.

Un mar de viñas

El viñedo más grande del mundo © José Alfonso Sierra/Unsplash

Este territorio lleno de cultura y tradición es conocido mundialmente por ser un rincón del viñedo más grande del mundo: La Mancha. Ese es otro de los grandes motivos por los que ir a conocer Campo de Criptana, y no es para menos, pues a medida que te vas acercando, sus alrededores comienzan a transformarse en un auténtico mar de viñas.

Y es que, dado que Castilla La Mancha abarca la mayor extensión de viñedos del mundo, el vino es uno de sus grandes atractivos turísticos, no solo en época de vendimia, si no a lo largo de todo el año. Por eso, no se puede acudir a esta tierra de referencia mundial en vinos sin dejar pasar una visita por alguna de las bodegas que forman parte de la Ruta del Vino de La Mancha.

El Albaicín de la villa

Ya de bajada al pueblo se puede comprobar cómo a los pies de los molinos comienza un entramado de calles estrechas especialmente singular, es el barrio del Albaicín Criptano, una zona que acogió en el siglo XVI numerosas familias moriscas procedentes de Granada. Recorrer sus calles empedradas, con sus rampas y su urbanismo estrecho, es hacer un viaje al pasado para conocer cómo vivían los ciudadanos y cómo se distribuía la ciudad.

En un paseo por el casco histórico se puede visitar el Pósito Real, un edificio del siglo XVI que en su día fue la sede del banco agrícola. Tampoco hay que dejar de pasar por su plaza Mayor y la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, uno de los templos que presiden la plaza y en los que vale la pena echar una mirada a su interior. La casa solariega de Casa de los Bailo también merece una visita, pero esta vez por fuera. Se trata de una de las fachadas más bellas de la villa, por el colorido de su fachada y por su puerta adintelada con escudo nobiliario.

Qué ver y hacer en una visita a Campo de Criptana © CDoncel/Unsplash
Los Gigantes © CDoncel/Unsplash

Más allá de la villa

En los alrededores de Campo de Criptana hay una visita sorprendente y poco vista, el Pozo de Nieve, un ejemplo de arquitectura popular del siglo XVIII que servía para almacenar y conservar hielo destinado a su distribución y venta. ¿Cuánto hielo crees que podía almacenarse en su interior?: hasta un total de 190 toneladas de hielo y escarcha se podían almacenar en esta construcción.

En las afueras de la villa se encuentra también la cueva de la Laguna, uno de los lugares más místicos de Campo de Criptana, un lugar especialmente sorprendente por estar unido a través de un pasadizo con la ermita de la Santísima Virgen de Criptana. Pero no es la única cueva que se encuentra en la zona, pues en el mismo barrio del Albaicín hay numerosas casas-cueva, unas construcciones típicas excavadas en la roca que han servido durante años como cobijo de la gente que habitaba estos lares. A día de hoy es posible visitar la Casa Cueva del Cerro de la Paz o la Cueva del Molino Infanto, en donde se encuentra un pequeño museo.

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