Atravesado por el río Vicanota, dejando atrás la ciudad de Cuzco y camino a Machu Picchu, se encuentra el Valle Sagrado de los Incas, en la provincia de Urubamba. Un lugar que se ubica entre la cordillera de los Andes y la selva, en el que la energía, la paz y el misticismo se sienten desde dentro. Y es que fue en medio de esta impresionante y magnífica naturaleza donde dio comienzo la historia de la que fuera la civilización más compleja de América del Sur: el imperio Inca.
Con vistas a unas montañas que superan con facilidad los 4000 metros de altura sobre el nivel del mar, y rodeado de maizales y campos de cultivo, se encuentra el hotel Inkaterra Hacienda Urubamba. Este alojamiento con estilo de hacienda contemporánea -esas fincas tradicionales dedicadas a la agricultura-, se encuentra en medio de la naturaleza dividido en casitas independientes extendidas en las aproximadamente 40 hectáreas de extensión con las que cuenta su espacio.
Su ubicación es algo excepcional, no sólo por las vistas, si no porque Urubamba constituye una parada obligatoria para todos aquellos viajeros que recorren este valle con el objetivo de conocer y profundizar en la antigua civilización incaica.
Camino de la llaqta inca
Esta ciudad, cuyo nombre en quechua significa “pampa a un día de camino”, permite a los viajeros hacer un alto en el camino en su recorrido hasta Machu Picchu. Su mercado moderno es uno de los lugares en donde conocer un poco más sobre la cocina peruana y los productos que crecen en las fértiles tierras de los Andes y su plaza de Armas el espacio donde ver cómo se desarrolla la vida rural de esta zona.
Desde Urubamba, hay tres visitas indispensables que no se pueden dejar de hacer: en primer lugar, el salar de Maras, de donde se extrae la conocida sal rosa de Maras; en segundo lugar, Moray, un lugar arqueológico incaico con disposición de anfiteatro donde esta civilización investigó sobre los cultivos a diferentes altitudes; y, para terminar, Chinchero, un pueblo conocido por su tradición de tejedores. Estos son solo algunos de los motivos por los que visitar Urubamba, aunque el verdadero se esconde tras las puertas de Hacienda Urubamba.
Destino de desconexión
Ubicadas una a una en la ladera de la montaña, las casitas de Hacienda Urubamba permiten a los viajeros disfrutar de la tranquilidad del valle y de las impresionantes vistas que lo rodean. En el centro se encuentra la Casa Hacienda, en donde se recibe a los visitantes en su bello y acogedor salón con uno de los tragos más conocidos de la zona, la chicha morada, una bebida tradicional elaborada a base de maíz culli, una variedad peruana de maíz morado.
Construidas con materiales propios de la zona y con un diseño y un interiorismo inspirados en la historia cultural de la zona, cada uno de estos alojamientos se ha decorado con muebles coloniales, máscaras incaicas y artesanías como mantas o cojines, elaboradas por las comunidades de los alrededores.
Aquí lo local tiene una importancia vital, es por eso por lo que la gastronomía de su restaurante juega un papel fundamental dentro de la experiencia Inkaterra. Elaboraciones como el ceviche de trucha, los hongos silvestres del valle a la plancha, la ensalada de choclo con tarwi -una leguminosa de los Andes- o la crema de papa peruanita, son algunas de las recetas que se sirven en su comedor preparadas con ingredientes locales traídos desde su propio huerto o de productores de los alrededores.
Mimetizarse con la cultura
La experiencia Hacienda Urubamba, además de permitir a los viajeros disfrutar de la preciosidad del lugar, les anima a conocer un poco más sobre la historia, la cultura y los modos de vida de la zona. Lo hacen a través de diferentes excursiones y vivencias que se llevan a cabo desde el mismo hotel junto a sus guías exploradores.
Conocer cómo se elabora la bebida milenaria de la chicha morada, desde los cultivos de maíz con los que cuentan en el hotel hasta ver todo el proceso de cómo se prepara en una de las casas típicas de la zona, es una de las actividades. Otra es descubrir las historias que rodean el misticismo y la espiritualidad del valle a través de las diferentes leyendas e historias mientras se da un paseo por los alrededores. O la posibilidad de vislumbrar las maravillas de la vía láctea explicadas junto a uno de los guías. Estas son algunas de las formas para conocer de cerca la belleza de este valle y Hacienda Urubamba uno de los motivos para trasladarse a hacerlo.