Cuando a partir de la segunda mitad del siglo XIX el mundo comenzó a avanzar a una velocidad nunca vista, nacieron las Exposiciones Universales. Estos eventos que llevan celebrándose desde hace 170 años, también conocidos como Ferias Mundiales, buscaban exhibir los adelantos y avances que habían ido sucediéndose en cada uno de los campos. Ingeniería, ciencia, artes, medicina, aeronáutica…
Todas las grandes ciudades del mundo querían ser una de las sedes de estas exhibiciones que, aunque efímeras, albergaban estructuras realmente sorprendentes. Y es que, aunque estos eventos tenían una duración de no más de seis meses, muchas de sus construcciones han sido tan reconocidas que han pasado a convertirse en monumentos icónicos de sus ciudades. Y lo mejor de todo, es que se han transformado en atracciones turísticas que se pueden visitar.
Torre Eiffel y Grand Palais
El caso de París, es el ejemplo perfecto de monumento icónico de la Exposición Universal, y en símbolo de la ciudad del amor y emblema de toda Francia, pero hay muchos más. La celebración del centenario del inicio de la Revolución Francesa coincidió con la Expo de 1889. Para ello, Gustave Eiffel diseñó una torre -en aquel momento la más alta del mundo- con el objetivo de levantar el ánimo de la población y de reconstruir la imagen de Francia tras varios años de inestabilidad política.
Pero París también cuenta con otro monumento icónico de las Expos, el Grand Palais, de 1900, donde se presentaron las escaleras eléctricas y la proyección de películas, dos de las grandes novedades de la feria.
Plaza de España
La Exposición Iberoamericana de 1929 dejó en Sevilla su ya conocida Plaza de España, un proyecto de Aníbal González que se ha convertido en uno de los grandes monumentos icónicos de la ciudad. No son pocos los que se acercan hasta allí recorriendo cada uno de sus famosos bancos para fotografiar su provincia escrita en ellos.
Palacio de la Exposición
La Exposición Universal celebrada en Lima en 1872 coincidió con el 50 aniversario de la independencia peruana. El objetivo de aquella Expo era mostrar el progreso de la nación, además de atraer inversión extranjera, y para ello se construyó el Palacio de la Exposición, un edificio de estilo neorenacentista con estructura de acero creado para albergar en su interior la 'Gran Muestra de Artes, Ciencias e Industrias de Perú' que se ha convertido en uno de los monumentos icónicos del mundo.
Atomium
El progreso y la paz fueron los dos grandes temas de la primera Exposición Universal celebrada tras la Segunda Guerra Mundial. En 1959 Bruselas acogía este primer evento en el que la energía atómica era uno de los grandes potenciales de la época. Este es el motivo por el que nace el Atomium, una representación de una molécula de cristal de hierro de 102 metros de altura.
Fuente Mágica de Montjuïc
De la Expo de 1929 celebrada en Barcelona se conserva, entre otras cosas, la Fuente Mágica de Montjuïc, un monumento icónico diseñado por Carles Buigas y construido por más de 3.000 personas para poder llegar a tiempo a la fecha de inauguración del evento. Esta fuente fue uno de los primeros despliegues de acrobacias de agua del mundo al combinar un espectáculo de luz, agua y sonido.
Pabellón de China
La Exposición Universal de 2010 celebrada en Shanghái dio lugar al mayor despliegue de la historia de estos eventos acogiendo a 17 millones de visitantes. De esta feria ha quedado como icono más reciente el Pabellón de China, un edificio diseñado por He Jingtang, con la forma de una antigua corona china, en el que se invirtieron más de 220 millones de dólares. Hoy en día ha sido reconvertido en el China Art Museum, el Museo de Arte de China.