La relación entre el rey Felipe VI y su padre, Juan Carlos I, se ha enfriado mucho en los últimos años, a penas tienen contacto, y las últimas polémicas que ha protagonizado el Emérito tampoco están ayudando mucho, desde el escándalo que ha supuesto su relación con Corinna Larsen y las explosivas declaraciones que ha hecho la alemana contra él, a las elevadas cantidades de dinero que paga a sus abogados -hay una factura de más de un millón de euros- o el ser fotografiado con sus amigos del Golfo en Arabia Saudí viendo las carreras de Fórmula E este fin de semana, entre otras muchas.
La periodista Pilar Eyre define la relación de los monarcas como envenenada y habla de la tensión que existe entre padre e hijo. Aunque se les pudo ver saludarse cariñosamente con dos besos en el funeral del rey Constantino en Atenas, según la experta en Casa Real, autora del libro 'Yo, el Rey', este reencuentro entre de los Reyes puso de manifiesto la hostilidad y "el rencor que Felipe siente ahora por su padre", que viene de lejos.
El rey Felipe ha visto, desde que era pequeño, cómo su padre le ha hecho sufrir a su madre, la reina Sofía, y la ha humillado públicamente; de ahí que sienta tanto cariño y compasión por ella pero además, el Emérito tampoco le ha puesto las cosas fáciles a su hijo.
La relación entre el rey Felipe VI y el rey Juan Carlos es envenenada, según Pilar Eyre
La periodista analiza al detalle en la revista 'Lecturas' cómo fue ese reencuentro público entre padre e hijo en el cementerio de Tatoi. Eyre tacha de "pelotas palaciegos" a los que hablaron de beso "cariñoso" ya que según ella, si se observa toda la secuencia, es una persona la que le advierte al rey Felipe VI de la presencia de su padre. Entonces, el monarca se acerca al rey Juan Carlos "de mala gana, con paso renuente, da dos besos al aire con un frotamiento de espalda con la mano" hace "un gesto propio de personas que no se conocen mucho", algo que según Pilar es "copiado de Letizia".
El Rey le preguntó a su padre cómo estaba y este masculló que "bien, bien" mientras tenía su "vista clavada en el suelo". Según la periodista, al no saber qué hacer, el monarca estrechó la mano "calurosamente a un conocido en segundo plano" y después, saludó a la reina Noor de Jordania "para huir a uña de caballo sin mirar atrás".
Eyre señala que "no hubo contacto visual entre padre e hijo" en ningún momento y por su parte, la reina Letizia, "ni se molestó en salir al encuentro de su suegro", escribe en su blog de 'Lecturas'.
Los desencuentros entre el Rey y el Emérito
El rey Juan Carlos I fue un padre ausente en muchos momentos, según escribe Pilar Eyre, que también recuerda las trabas que le puso el Emérito a su hijo cada vez que le presentó a cada una de sus novias oficiales. Se opuso a su relación con su primera novia conocida, Isabel Sartorius, y después a la que mantuvo con la modelo noruega Eva Sannum. El padre del Rey "llegó a enviar a tres expresidentes de Gobierno para que lo disuadieran de seguir con ella", según Eyre, pero al final quien lo consiguió fue "su abuelo en su lecho de muerte".
Tras romper con esta última, comenzó a recibir críticas por estar soltero y sin hijos a los 34 años. Por eso, "cuando se enamoró de Letizia, les dijo a sus padres: 'O ella o nadie'". Después, mientras el Emérito se convertía en el centro de escándalos, se hablaba de sus continuos viajes a los países árabes y le salían amantes, su hijo fue ganando peso y notoriedad.
Pilar Eyre recuerda después otro gran enfrentamiento que tuvieron el rey Felipe y su padre en el restaurante El Landó de Madrid, donde el entonces Rey le comunicó a su hijo "que quería divorciarse de su madre para casarse con Corinna... y seguir siendo rey: 'No te hagas ilusiones, moriré con las botas puestas'", le dijo, según la periodista.
Sin embargo, "la situación se volvió insoportable, Juan Carlos no podía a veces vocalizar en los discursos por lo que había bebido", lo que llevó a su hijo a tomar una drástica decisión, su padre tenía que abdicar y así fue, su renuncia al trono a favor de su hijo se produjo el 18 de junio de 2014.
Su tensa y fría relación también ha quedado patente con el regalo "más demoledor" que le ha podido hacer el Emérito a su hijo por su 55 cumpleaños; que es que el rey Juan Carlos I ya no tributará en España, si no en Emiratos Árabes, algo que es normal dado que reside en Abu Dabi desde agosto de 2020, un cambio que le beneficiará ya que se pagan menos impuestos y además se libraría de que Hacienda investigue sus actividades económicas.
Además de estas ventajas, el trasfondo de esta decisión es aún mayor, quiere decir que el rey Juan Carlos no regresa a España a vivir, a pesar de que este era uno de sus mayores deseos. Por el momento, las indicaciones han sido que tendrá que esperar más tiempo.