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Ruta del Quijote, el viaje para conocer el corazón de la llanura manchega

Qué ver y descubrir en los cuatro municipios que recorre Don Quijote de la Mancha

  • Alcázar de San Juan © País del Quijote

'Don Quijote de la Mancha' es uno de los grandes libros españoles, y uno de los más leídos a nivel mundial. Escrito por Miguel de Cervantes, el alma de este manuscrito recorre el corazón más puro de la llanura manchega; es por eso por lo que, desde El País de El Quijote, una Ruta de Ensueño, se ha creado un itinerario por los cuatro municipios que se recorren en el libro animando a los viajeros a visitarlos y conocerlos a fondo. Patrimonio, historia, gastronomía, enoturismo, naturaleza y molinos son solo algunos de los puntos a descubrir en este viaje a través de las villas más conocidas de El Quijote de la Mancha.

Alcázar de San Juan

Villa romana, cabeza del Priorato de San Juan, cuna de Cervantes, tierra de hidalgos -pues aquí vivían los que constituían el primer escalón en la escalera de la nobleza-, ciudad universitaria o nudo ferroviario son solo algunas de las cosas que pueden definir a Alcázar de San Juan, una ciudad de referencia en La Mancha por su privilegiada situación geográfica, en el centro de la Península Ibérica.

En esta villa es imprescindible pasar por el Museo del Hidalgo, ubicado en una antigua casa solariega del siglo XVI que se recomienda visitarla entera, desde el zaguán hasta el torreón, para entender cómo vivían en el pasado los hidalgos manchegos que inspiraron a Miguel de Cervantes en la creación del universal personaje Don Quijote de La Mancha.

La segunda parada indispensable para seguir profundizando en El Quijote es el “Cerro de San Antón” de Alcázar de San Juan, donde se ubican cuatro imponentes molinos que se pueden visitar de manera gratuita, así como asistir a algunas de las moliendas. Obligado disfrutar del atardecer, una de esas experiencias para ver, no solo una vez en la vida, sino todas las que se puedan.

Alcázar de San Juan © País del Quijote

Campo de Criptana

Si hubiera que escoger un paisaje reconocible para El Quijote serían los molinos de viento de Campo de Criptana. Ubicados en lo más alto del municipio, estos 10 molinos, de los cuales tres conservan la estructura y maquinaria originaria del siglo XVI, Molino Burleta, Molino Infante y Molino Sardinero, declarados Monumentos de Interés Histórico-Artístico y catalogados como Bien de Interés Cultural, son una de las señas indiscutibles de la villa. Además, cada primer domingo de mes es posible conocer de primera mano cómo se realiza la molienda en su interior como se hacía antaño.

El barrio del Albaicín es el casco antiguo de Campo de Criptana. Conformado por calles estrechas en pendiente, situadas en las laderas de la Sierra de los Molinos y del Cerro de la Paz, sus casas pintadas en blanco y azul añil, de teja árabe y con rejas de forja en sus ventanas son especialmente reconocibles en el lugar. Además, su guiño a la obra de Cervantes está en el nombre de sus calles, que llevan el de personajes y aventuras de la novela.

El Toboso

Convertida en la ciudad del amor de Don Quijote y Dulcinea de El Toboso, este municipio es imprescindible también en la ruta. Una de las paradas obligadas es la Casa Museo de Dulcinea para conocer la vida cotidiana del siglo XVI de un hidalgo en la época cervantina. El edificio mantiene su estructura original y las dependencias características del que sería el hogar de los hidalgos ricos de aquel tiempo, con su molino, bodega, patios, corrales, pozos…

Allí también se encuentra en una antigua iglesia del siglo XVII el Museo Cervantino de la villa de El Toboso con una colección de ejemplares del Quijote en más de 80 idiomas y firmados en su mayoría por grandes personalidades, como Nelson Mandela o Ronald Reagan. En un viaje por estas tierras hay que aprovechar a visitar la iglesia de San Antonio Abad, conocida como la Catedral de La Mancha, descrita por Cervantes en El Quijote, además del convento y el museo de las Trinitarias, el llamado Pequeño Escorial de La Mancha.

El Toboso © País del Quijote

Argamasilla de Alba

Fundada entre los años 1531 y 1535 por el prior de la Orden de San Juan, Don Diego de Toledo, perteneciente a la Casa de Alba, Argamasilla de Alba es de obligatoria visita para los amantes de la naturaleza y el patrimonio pues posee todo tipo de actividades culturales para todos los gustos y edades.

La casa-cueva de Medrano - aquella en la que Miguel de Cervantes estuvo preso y entre cuyas paredes creó la figura de Don Quijote-, el pósito de la Tercia y el pósito Real además de la botica de los Académicos merecen una parada. También vale la pena pasar por la ermita de San Antón, la casa del bachiller Sansón Carrasco y la Iglesia de San Juan Bautista con el cuadro exvoto de Don Rodrigo de Pacheco.

Ruta del Quijote
Castillo de Peñarroya, Argamasilla de Alba © País del Quijote

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