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Cuatro pueblos que son la excusa ideal para viajar a Soria en verano

La naturaleza y la historia marcan un recorrido por Soria que insta a seguir conociéndola

  • Campo de girasoles en Soria © Dani Soler

Convertida en una auténtica desconocida, y tratando de mantenerla cuasi virgen por todos los que la adoran, Soria es considerada un pequeño diamante en bruto dentro de la península. Su capital merece un paseo a orillas del río Duero, sin olvidar la visita a la Ermita de San Saturio, el patrón de la ciudad, ni al Claustro de San Juan de Duero, al que se accede a través de un puente de piedra de origen medieval y en el que se asentó la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Duero.

Un paseo por los templos románicos del centro, como la Iglesia de Santo Domingo o San Juan son un buen comienzo para seguir explorando la provincia con una perspectiva histórica. San Baudelio es un claro ejemplo del arte que rodea estas tierras, igual que la Fortaleza Califal de Gormaz, que llegó a ser el castillo andalusí más grande de la época del Califato de Córdoba. Este es solo el comienzo, una especie de abreboca, de un paseo por las bondades de la provincia de Soria.

Calatañazor

Sin lugar a dudas, Calatañazor es uno de los pueblos más bellos de la provincia de Soria. Su castillo, imponente coronando en lo alto del pueblo y habiendo sido testigo de la batalla que Almanzor libró contra los cristianos, da la bienvenida a los visitantes. Sus callejuelas estrechas, empedradas y empinadas junto con sus construcciones de barro desvelan el origen medieval de esta villa. No hay que dejar de pasar a comer algo por El Palomar de Calatañazor, un antiguo palomar convertido en restaurante donde se puede probar la cocina tradicional de la zona como la trucha escabechada, los cangrejos de río o el lechazo. Desde allí, pasando por Muriel de La Fuente, es de obligada visita el Cañón del Río Lobos, una maravilla de la naturaleza convertida en reserva natural donde disfrutar de la naturaleza y la fauna local como el buitre leonado, el águila real o el alimoche y adentrarse en algunas cuevas de incalculable valor geológico.

Cañón del Río Lobos © Spain Info

Vinuesa

Al norte de la provincia, en el corazón de la zona de Pinares, se encuentra un pueblo rodeado de naturaleza con casas construidas en piedra. Además de pasear por sus calles y de disfrutar de una gastronomía especializada en la carne a la brasa, Vinuesa es también conocido por ser uno de los pueblos desde los que comenzar una visita al Parque Natural de la Laguna Negra y los Circos Glaciares del Urbión. Un lugar estupendo para hacer una pausa y comer algo son el restaurante del Club Náutico de Soria o el Balcón del Brezal, ubicado en el pueblo de El Quintanarejo.

© Ayuntamiento de Vinuesa

Duruelo de la Sierra

Disfrutar de la panorámica de la Laguna Negra también es posible en un recorrido paralelo que comienza en Duruelo de la Sierra y termina en lo alto de la laguna. Es un recorrido de doce kilómetros que pasa por el punto más alto del Pico Urbión, donde nace el río Duero que pasa por Soria y desemboca en Oporto. Este pueblo, rodeado de naturaleza y casas de piedra, es un perfecto campo base para hacer excursiones a la montaña. Visita indispensable es Castroviejo, un entramado de altas rocas perfiladas y esculpidas por el viento que han dado lugar a un paraje lleno de formas misteriosas, y la Cueva Serena, una cueva sobre la que cae una cascada en cuyo interior se puede observar un yacimiento con diferentes pinturas rupestres.

El Burgo de Osma

La monumentalidad de este pueblo soriano es una de sus grandes características. La que fuera la antigua ciudad episcopal, es considerada a día de hoy uno de los destinos indispensables de la zona. Su centro medieval es uno de los mejores conservados de toda la provincia de Soria, igual que muchos de sus monumentos como el antiguo Hospital de San Agustín, su inmensa Catedral de estilo gótico clásico que sorprende al visitante por su tamaño, el Convento del Carmen -una obra del siglo XVII que responde a los cánones arquitectónicos de la Orden del Carmelo- o la antigua Universidad de Santa Catalina, un emblemático edificio del siglo XVI ubicado a la entrada de este pueblo, acoge hoy día un bellísimo hotel con spa.

Catedral de El Burgo de Osma © Álvaro Rodríguez García

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