Estados Unidos libra una guerra similar a la que en su día mantuvo con Rusia, entonces por el control de la carrera espacial. Hoy el país del dólar tiene en frente a China en la carrera por el 5G. En juego, ser más innovador. La excusa, el despliegue de nuevas redes de telecomunicaciones y con el telón de fondo de un ecosistema económico que, como setas alrededor de las antenas, se generará en todo el mundo.
El estándar 1G, de carácter analógico, se utilizaba en los móviles de los 80. Ya en los 90 se pasó a la telefonía analógica con el bautizado como 2G. Desde entonces hasta ahora se han ido sucediendo tecnologías que aportaban mayor ancho de banda, mayor rapidez. 3G, 4G... Siempre que se acuñaba un nuevo estándar comenzaba a hablarse de su sustituto. En 20 años años ha habido tres estándares diferentes. Uno cada seis ó 7 años, más o menos.
No parece que el 5G vaya a tener una vida tan efímera. Arrancará comercialmente en torno a 2020 pero no se atisba una tecnología capaz de sustituirla en el corto plazo. Fuentes del sector aseguran que mundo se moverá al ritmo de este estándar durante décadas. Aportará velocidades de hasta 10Gbps, cien veces superiores al actual 4G. Para digerir las cifras, basta con tener en cuenta que la mayor velocidad comercial sobre redes de fibra óptica es de 1Gbps.
Huawei prevé invertir 1.400 millones de dólares en dos años en I+D para desarrollar 5G
No obstante, más allá de la velocidad de conexión, lo importante son las aplicaciones que será capaz de soportar.
Un cirujano de una clínica de Pekín podrá operar a corazón abierto a un paciente postrado en una camilla de un hospital de Ciudad del Cabo a través de un robot manejado en remoto. Se derriban las fronteras. La baja latencia del 5G, entendiendo por latencia el tiempo transcurrido desde que se da una orden hasta que ésta se ejecuta, tendrá la culpa de ello.
Es también la tecnología que hará rodar el coche autónomo. Un mapa mundial con los vehículos y las carreteras instalado en la nube ubicará con precisión milimétrica cada coche en cada vía del mundo. El objetivo, poder viajar sin conductor y reducir considerablemente los accidentes. IoT (Internet de las Cosas) sufrirá también el empujón definitivo para su despegue comercial. En los próximos años será un mercado de 50.000 millones de dólares.
Mucha tarta para sólo dos comensales, que invierten cifras astronómicas y se baten el cobre hoy para hacerse con la mayor parte del pastel de mañana.
Trump ha acusado a Huawei y ZTE de espionaje. Ahora exige para mantener las importaciones que funcionarios norteamericanos se integren en sus plantillas
Once veces más antenas 5G
Desde 2015 China ha levantado 350.000 antenas de telefonía móvil con el estándar 5G, cifra que contrasta con las en torno a 30.000 instaladas por Estados Unidos, según un informe de Deloitte del que se hace eco The Wall Street Journal en un artículo en el que analiza la carrera por el liderazgo del 5G.
En cuanto a los soldados, las empresas de uno y otro lado, por parte de China las más reseñables son Huawei, China Mobile y ZTE. En el lado estadounidense, AT&T y Verizon se encuentran a la cabeza, con socios como Samsung o Nokia para el tendido de redes y desarrollo de soluciones sobre tecnología 5G.
La medicina, el automóvil o el IoT son sólo dos ejemplos de industrias que despegarán con el 5G. Tanto Estados Unidos como China son conscientes de la importancia de pegar primero. Dar el primer paso en sectores tan críticos como los comentados aporta una ventaja muy competitiva. De entrada, serán los primeros en disponer de un catálogo de productos y servicios para el cliente (ayuntamientos, gobiernos, empresas privadas, operadores, fabricantes...). De salida, se distanciarán de la competencia. Por eso es tan capital desplegar la red y realizar pruebas piloto cuanto antes. Serán los productos del mañana.
Trump acuña el pasado proteccionista de China
Donald Trump ha echado más gasolina a la guerra, más o menos limpia, que mantenían Estados Unidos y China por liderar el 5G.
Qualcomm, uno de los mayores fabricantes de procesadores norteamericanos -fabrica los conocidos chips Snapdragon- iba a ser adquirida por Broadcomm el pasado mes de marzo por 117.000 millones de dólares, pero el presidente norteamericano no permitió la compra por considerarla como "una amenaza nacional", dejando entrever la posibilidad de que China use a estas empresas para espiar las actividades de Estados Unidos.
Trump no quiere que los chips de Qualcomm acaben en manos chinas. Aunque Broadcomm es una empresa fundada por estadounidenses, lleva muchos radicada en Singapur, y se rige por las leyes del gobierno chino.
España es un punto neurálgico para las pruebas 5G chinas. Huawei mantiene pilotos en Segovia y Toledo y ha realizado la primera llamada 5G del mundo entre dos localidades de nuestro país
El presidente norteamericano también bloqueó las importaciones de Huawei y ZTE por el mismo motivo. Una censura que ahora pretende levantar pero con determinadas condiciones. Se plantea exigir, por ejemplo, la integración de funcionarios norteamericanos en las compañías asiáticas.
España, el laboratorio chino
El operador AT&T acaba de anunciar la primera transmisión de datos sobre 5G a través de ondas milimétricas, una noticia que no está amparada por el estándar que marca el 3GPP, organismo encargado de certificar la tecnología, pero es toda una declaración de intenciones.
Un contraataque a la noticia que hace unos meses estuvo en las páginas de muchos periódicos internacionales. En febrero Huawei y Vodafone realizaron la primera llamada telefónica sobre redes 5G entre Madrid y Casteldefels. En este caso, la comunicación sí se realizó con las especificaciones técnicas que marca el 3GPP.
No ha sido la primera vez que Huawei ha apostado por España para preparar la tecnología 5G. Hace unas semanas instaló para Vodafone 30 antenas 5G en Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga, Bilbao y Valencia. Se trata de la primera red precomercial con este estándar.
España posee la primera red precomercial 5G de todo el mundo
Segovia y Talavera de la Reina (Toledo) fueron elegidas también hace unos meses como laboratorios para desarrollar casos prácticos sobre 5G, elaborados junto a Telefónica y Ericsson. En la urbe toledana un grupo reducido de periodistas tuvo la oportunidad, hace unos meses, de subirse a un vehículo autónomo y circular por sus carreteras, si bien en un tramo cerrado a la circulación, pero atravesando rotondas sin conductor y peatones y obstáculos.
Mientras, en Estados Unidos Verizon ha anunciado ya la primera oferta comercial 5G en sus clientes de Houston, Indianápolis, Los Ángeles y Sacramento. El precio será de 50 euros aunque los tres primeros meses será un servicio gratuito.
Un intercambio de golpes que aún durará un tiempo. Será en unos años cuando la balanza se decantará hacia un lado u otro. Así las cosas, la apuesta de Huawei, y por consiguiente de China, se materializa en inversiones millonarias en I+D para el 5G: 600 millones de dólares el año pasado en I+D (Investigación y Desarrollo) y una previsión de 800 millones de dólares más el año que viene.