España sufrió la mayor fuga de depósitos de la eurozona en seis meses: desde agosto de 2011 hasta enero de este año los capitales huyeron en bandada del país, nada menos que 64.749 millones de euros. El dato procede de la oficina estadística europea, Eurostat, que desagrega el total de depósitos de residentes en instituciones financieras por países de la Unión Europea. A juzgar por las cifras, la estampida de dinero en la periferia es generalizada, pero España sobrepasa todos los niveles con una reducción cercana al 4% en tan solo medio año.
Que el país pueda suponer un peligro para el euro es una idea que flota en el ambiente en el que se mueven inversores, gurús y medios de comunicación sajones desde el inicio de la crisis. Algo que tanto Gobiernos europeos –con Alemania y Francia a la cabeza- como el Ejecutivo comunitario se han afanado en desmentir por activa y por pasiva. Pero lo cierto es que la periferia del euro arroja saldos negativos en los flujos de depósitos. ¿En los que más? España e Italia, seguidos de lejos por Grecia con caídas de 64.749, 27.047 y 6.801 millones de euros, respectivamente.
Que no cunda el pánico
Pero la cifra, aunque abultadísima, debe tomarse con cautela, apuntan fuentes del sector. Los expertos explican que al dinero le mueven dos cosas: el miedo y las facturas. Y, por el momento, los analistas advierten de que la balanza cae más hacia lo segundo: España adolece de un fuerte déficit de balanza comercial con sus socios europeos y al final, siempre hay que rascarse el bolsillo para abonar las facturas. En ese sentido, llama la atención que Francia y Alemania, principales socios comerciales de España, son los dos países que registraron en esos seis meses los mayores incrementos en los flujos de capital: 93.356 y 66.902 millones de euros, respectivamente.
Con todo, los números activan las alertas. El factor miedo viene desempeñando un papel creciente en importancia desde la irresoluble crisis de deuda pública europea. Bajo una lupa mayor, destaca cómo la salida de capitales parece echar el freno gracias a la intervención de la entidad emisora del euro. El período de tres meses comprendido entre noviembre de 2011 y enero de este año confirma los efectos del primer manguerazo de liquidez del Banco Central Europeo (BCE) del pasado 21 de diciembre en el que inyectó más de 400.000 millones de euros al sistema financiero.
Así, España redujo el ritmo en la fuga de capitales aunque siguió arrojando un balance negativo de 20.634 millones. Grecia también experimentó un notable descenso en el flujo de capitales con una bajada de 5.376 millones. Aunque esta cifra venía con truco. En un tan solo año un año, el país heleno experimentó un batacazo espectacular: en enero de 2010, Grecia tenía alrededor de un 20% menos depósitos que doce meses antes. En cuanto, a Italia, los graves problemas que atravesó la banca italiana de noviembre a enero también se tradujeron en cifras. Al revés que España, el país transalpino metió la directa y se apuntó un huida de 17.323 millones.
Más records para la banca española
Por primera vez en la historia. Las peticiones de los bancos españoles al BCE superaron en enero los 152.432 millones de euros. Esto es, alrededor de la mitad del total de solicitudes por parte de la banca europea a la entidad con sede en Fráncfort correspondieron a entidades de crédito españolas.
El total demandado por la industria financiera del Viejo Continente sumó 322.045 millones de euros. Lo que quiere decir que el 47% fueron solicitudes de entidades de bancos españoles. Una cifra que se ha triplicado en tan solo un año, puesto que en febrero de 2011 alcanzaron los 49.268 millones de euros.