Arabia Saudí quiere tener una compañía como Navantia al servicio de su Ejército. Esta es la clave principal de la incorporación de José Esteban García Vilasánchez, expresidente de la compañía de astilleros españoles, a la sociedad Saudi Arabia Military Industries (SAMI), fundada en 2017 por el Gobierno del país de Oriente Medio para crear toda una industria en materia de Defensa. A tal efecto, SAMI ha creado una división de negocio específica, denominada Sistemas Navales, al frente de la que estará quien fuera máximo responsable de Navantia precisamente cuando se firmó el acuerdo de venta a Arabia Saudí de cinco corbetas fabricadas en los astilleros españoles.
La operación, cerrada el pasado año, dio lugar a la creación de una sociedad conjunta, participada al 51% por SAMI, que daba cuerpo a esta alianza. Sin embargo, el objetivo a largo plazo del Gobierno saudí es, precisamente, no tener que recurrir a empresas extranjeras para equipar su Ejército, tal y como tiene que hacer en la actualidad. SAMI fue creada para convertirse en una de las 25 mayores empresas del sector en el mundo y alcanzar así el propósito de que en el plazo de diez años el 50% del gasto total en Defensa se genere en el país.
Dos años después de su creación y tras alcanzar acuerdos estratégicos con empresas como Boeing y la propia Navantia, SAMI ha emprendido una profunda renovación tanto de su estructura de mando como de las divisiones de negocio. En este proceso, que se ha desarrollado a lo largo de todo este año, se enmarca el nombramiento del alemán Andreas Schwer como consejero delegado y también la llegada de García Vilasánchez para hacerse cargo de la nueva división.
Hasta la fecha, SAMI contaba con cuatro patas de negocio: aeronáutica, sistemas terrestres, armas y misiles y electrónica de Defensa, una de cuyas subdivisiones estaba relacionada con los sistemas de combate navales. Con el fichaje del expresidente de Navantia, ésta pasará a ser la quinta área de SAMI, bajo su mando como director general. Su principal cometido será tratar de replicar el modelo de Navantia, especialmente en lo que se refiere a tecnología y sistemas.
La clave tecnológica
El desarrollo tecnológico de la compañía española fue una de las claves para que el Gobierno saudí se decantara definitivamente por Navantia para la adquisición de las cinco corbetas. Dentro del objetivo general de SAMI, la intención de los mandatarios saudíes es construir su propia Navantia.
Arabia Saudí es el segundo país del mundo que dedica mayor presupuesto a Defensa, lo que supone una costosa factura que el país pretende aligerar reduciendo su dependencia del exterior y de proveedores internacionales, aunque en el corto y medio plazo seguirá potenciando alianzas como la que formalizó recientemente con Navantia.
La de García Vilasánchez no ha sido la única incorporación de SAMI a su equipo ejecutivo, que está formando por trece miembros. Schwer también ha incorporado al francés Bruno Delile, con una larga trayectoria en compañías como Air France-KLM y Zodiac Aerospace, para su división de aeronáutica.
Polémico fichaje
La incorporación de García Vilasánchez a SAMI ha despertado cierta polémica debido a que la firma para la venta de las corbetas al Ejército saudí se llevó a cabo cuando él era presidente de Navantia, compañía en la que ha trabajado durante casi tres décadas. Además, este contrato generó controversia a mediados del pasado año, cuando el Gobierno de Pedro Sánchez, recién llegado a Moncloa tras el triunfo de la moción de censura contra el Ejecutivo de Mariano Rajoy, amenazó con revocarlo.
Sin ir más lejos, la ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, criticó el fichaje en los micrófonos de la Cadena Ser al considerar que "quizá no es lo más oportuno. A nivel personal, no me gusta. Las apariencias también son importantes", señaló, aunque no entró en detalles sobre la labor que desempeñará en SAMI.