Economía

El asesinato del periodista Khashoggi amenaza el futuro de grandes empresas en Arabia Saudí

El escándalo en torno a un posible crimen de Estado ha sembrado muchas dudas sobre la expansión de grandes corporaciones en Arabia Saudí, justo en el momento en que la economía local disfruta de uno de sus mejores momentos de los últimos tiempos

  • El rey Salman de Arabia Saudí

Las alarmas han saltado en la comunidad internacional después de que hayan trascendido detalles sobre el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, crítico con el régimen de su país, en el consulado en Turquía. A muy corto plazo, los efectos negativos han recaído en el foro económico Future Investment Iniciative (FII), conocido como el 'Davos del desierto', del que se han ido cayendo ilustres invitados, lo que hace incluso peligrar su celebración. Sin embargo, en los próximos meses las consecuencias podrían resultar nefastas para una economía local que, paradójicamente, se encuentra en un momento dulce.

La crisis provocada por la muerte de Khashoggi, que habría asumido por el Gobierno saudí, ha desencadenado una oleada de condenas en el plano internacional que se han trasladado al plano económico. Los primeros ejecutivos de entidades como JP Morgan, Blackrock, Blackstone o Ford Motor, entre otras, han declinado asistir al FII, un encuentro que había levantado una gran expectación en el ámbito político y económico, a raíz de la polvareda levantada por el suceso.

Mientras, el Fondo Monetario Internacional (FMI) comunicó a finales de esta semana que su directora gerente, Christine Lagarde, tampoco asistirá al evento, a pesar de ser una de las principales atracciones del mismo. A esta hora, la celebración del FII está en el aire, pendiente de las nuevas bajas que pudieran darse en las próximas horas. La gravedad de los acontecimientos provocó incluso una llamada del presidente de EEUU, Donald Trump, al rey Salman de Arabia Saudí, inquieto por las noticias que llegan sobre la implicación del Gobierno saudí en la muerta de un periodista crítico con el régimen.

Al mismo tiempo, comienzan a llegar rumores sobre acuerdos entre grandes empresas internacionales y fondos saudíes que han quedado en suspenso hasta que no terminen de aclararse las circunstancias en torno a la muerte de Khashoggi. La inquietud generada por este suceso ha puesto un interrogante en el futuro de las inversiones de grandes empresas internacionales en la zona y más concretamente en Arabia Saudí.

El espaldarazo de Moody's

No en vano, la expectación puesta en la economía local había sido uno de los factores que habían hecho del FII uno de los foros de referencia en el ámbito de los negocios, pese a que la de este año es tan solo su segunda edición.

Además, la crisis no podía llegar en un momento más inoportuno para la economía de Arabia Saudí. En las últimas horas, la agencia de calificación Moody’s ratificó su rating sobre la deuda soberana del país, situado en A1 (una de las más elevadas) y dibujó un panorama muy positivo para los próximos trimestres, en parte gracias al notable incremento experimentado por los precios del petróleo. Moody’s revisó al alza sus previsiones sobre la evolución del PIB saudí.  

El Gobierno saudí ha aprovechado la circunstancia para sacar pecho y tratar de desviar la atención sobre el asesinato de Khashoggi. No hay que olvidar que el país mantiene una cruzada contra Qatar, al que acusa de dar cobijo a terroristas, y el que pretende bloquear también desde el punto de vista económico.

Avances en infraestructuras

En los últimos meses, Arabia Saudí ha vendido a todo el mundo sus avances en materia de infraestructuras, con la puesta en servicio de la primera fase comercial de la línea de alta velocidad entre La Meca y Medina, que ha construido y operará el consorcio español Al-Shoula, y los trabajos para la construcción del metro de su ciudad capital, Riad.

Sin embargo, este escenario, enmarcado en el programa Vision 2030, enfocado a que la economía saudí dependa cada vez menos del petróleo, se vendría abajo si las compañías internacionales dejaran de trabajar en el país como consecuencia de la desconfianza que ha generado el crimen de Jamal Khashoggi.

En este sentido, el Gobierno de Riad trata de parar el golpe y generar confianza con noticias como la de Moody’s para evitar la fuga de inversores como ha ocurrido, de forma simbólica, con muchos de los ilustres ponentes del FII. De la deriva de los acontecimientos en las próximas semanas dependerá el futuro de una economía amenazada por un entorno cuya cabida es cada vez más discutida en el entorno globalizado actual.

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