Economía

Así ahoga el calor a la ciudad con más paro de España: "La gente no sale a la calle"

Desde 2015, Linares ha perdido 7,5% de su población al desaparecer gran parte de la industria comarcal, el comercio y la tardía acción del Gobierno local, que ha sufrido una fuerte sacudida política en los últimos años

  • Pasaje del Comercio del Linares (Jaén).

Bajo un tórrido sol de verano, la ciudad de Linares (Jaén) empieza a despertar. Las persianas de los comercios se alzan, los hosteleros empiezan a servir sus primeros desayunos a pie de calle y los vecinos de esta localidad de tradición minera se disponen a realizar sus recados del sábado en el centro de la localidad. A pesar de ser fin de semana, parece que el Pasaje del Comercio luce más vacío que de costumbre, aunque los habituales no fallan y empiezan a hacerse hueco en la terraza de alguna cafetería. La imagen da que pensar, comercios abiertos y sin apenas clientela, terrazas casi vacías... . Y eso que muchos han decidido hacer sus quehaceres a primera hora de la mañana, cuando las temperaturas aún dan algo de tregua. Son las 11:30 de la mañana y el calor todavía no aprieta

Sole, de 63 años, vecina de toda la vida de Linares, narra las dificultades con las que se encuentra en las vacaciones para organizar el día a día con sus nietos ahora que no tienen que ir al colegio. "A los niños los tengo en casa, con el aire o el ventilador... Una vez que desayunan y hacen su tarea (escolar) que tengan un poquito de ocio en casa, porque no puedes salir hasta la tarde después de anochecer", añade. Esta linarense detalla que cuando ella era más joven y tenía que cuidar de sus hijos o sus hermanos pequeños, los horarios eran algo distintos: no recuerda temperaturas tan elevadas como las de los últimos año. En este 2022, Linares ha sufrido varias olas de calor, con temperaturas por encima de lo 40ºC en algunas horas clave del día durante varias semanas.

Algo similar ocurre en las rutinas de los más jóvenes. Cristina, una chica de 25 años y original de Linares, explica que sus horarios también han ido cambiando al ritmo de las temperaturas. La joven recuerda con nostalgia algunos de sus veranos de adolescencia (no hace tanto tiempo), cuando solía salir a cualquier hora del día con sus amigas, algo que parece impensable ahora con los termómetros en máximos históricos. "Si quedo a cenar intento salir lo más tarde posible. En invierno sueles quedar sobre las ocho; en verano, quedamos para las nueve y media o diez (de la noche), porque es imposible estar en la calle antes", detalla. Cristina, además, brinda su experiencia como dependienta, tras varios años trabajando en diferentes tiendas de ropa. Ha podido comprobar de primera mano cómo el centro de Linares se va vaciando, cómo algunos comercios han bajado la persiana tras resistir más de una década, y cómo en las horas donde el sol alcanza su cénit en las largas jornadas de verano, las tiendas abren, pero casi sin público.

Cierre de comercios

"Por las mañanas la gente se mueve un poco más, pero las tardes son horrorosas, en la calle no hay nadie... En la caja se nota, por la mañana podemos hacer 500 euros y por la tarde se hace cero", cuenta con una risa incómoda Luisa, dependienta de una de las tiendas lencería y complementos de cama más antiguas de la localidad andaluza. Luisa acaba de superar su primer mes como empleada de este comercio. Tras 18 años trabajando en El Corte Inglés de Linares, tuvo que ponerse a buscar de nuevo; el cierre del centro comercial que sustentaba la marca de grandes almacenes, hace ya un año, la dejó sin empleo, como a otros más de 100 trabajadores.

"Quien conoce nuestro pueblo, sabe que en Linares somos de vivir la calle, de vivir en el bar, la hostelería...", apunta Javier Palacios, actual concejal de comercio. Y así es, esta localidad de más de 56.000 habitantes depende principalmente del comercio y la hostería, el motor de su modelo económico. Tras el comercio, uno de los sectores más afectados por el cambio de hábitos por el calor es la hostelería. Linares es conocido en toda la comarca por la calidad de sus bares, donde existe una larga tradición gastronómica de "tapeo".

La hostelería también sufre los efectos del verano

Los hosteleros de Linares suelen tener sus bares llenos gran parte del año, sobre todo en fechas señaladas como Semana Santa, Navidad o la Feria de San Agustín (que se celebra desde el 27 de agosto hasta el 1 de septiembre). Sin embargo, también han empezado a notar el efecto disuasorio de las altas temperaturas en los meses más calurosos. Juan, dueño de un bar situado en el centro, trabaja sin descanso desde hace más de diez años, junto a su mujer y sus hijos, para sacar el negocio familiar adelante. Este experimentado hostelero reconoce que en su terraza hay menos clientes que en años anteriores. "Al medio día hay muy poquito y cuando las noches son muy tórridas, con mucho calor, la gente no sale a la calle", comenta. Opina que, este año, la falta de comensales al aire libre por las altas temperaturas se nota especialmente y que las familias linarenses apuestan cada vez más por pasar el día en la piscina o irse de vacaciones a zonas de costa. No obstante, Juan se muestra optimista y espera que la inminente llegada de la Feria de San Agustínmejore la situación.

Tal y como apunta María Márquez, presidenta de la Asociación de Hosteleros de Linares, el comercio y la hostelería de la localidad van de la mano, si los comercios empiezan a presentar problemas, los bares no pueden nutrirse del movimiento que genera las compras en la ciudad y eso se revierte en menos visitantes llenando bares y restaurantes. La asociación reclama a las administraciones más implicación y nuevas estrategias que conviertan al municipio "en un ciudad amable", en la que se pueda pasear por zonas de sombra y donde las familias puedan invertir parte de su economía en comprar en el pequeño comercio.

Mercadillo nocturno

La administración local también es testigo de cómo el calor impide que la gente tenga predisposición por ir de compras a determinadas horas del día. Por ello, el Ayuntamiento ha impulsado una nueva iniciativa comercial que consiste en trasladar el tradicional mercadillo ambulante -celebrado los viernes de nueve a una de la mañana aproximadamente- por la noche. Desde este viernes, 12 de julio, la localidad jienense celebrará su "mercadillo" en horario nocturno, esto llega como respuesta a las demandas de los vendedores que llevaban meses pidiendo trabajar de noche para evitar las horas de más calor del día y que los clientes puedan visitar sus puestos sin sufrir las altas temperaturas.

Esta iniciativa ha sido bien recibida por los vecinos de la localidad que siguen pidiendo más avances de este tipo al Ayuntamiento. La presidenta de la Asociación de Hosteleros de Linares comenta que este tipo de medidas deberían ser extensibles al resto del comercio local, ya que muchas pequeños autónomos no ven salida a su producto en el horario establecido. "La mayoría de las tiendas están vacías por el calor y hablas con los comerciantes y te decía: 'Ahí tengo un montón de género que a ver cómo lo saco y ahora llega las diez de la noche y tengo que apagar mi escaparate de luz, que es cuando la gente sale, nadie puede ver lo que tengo'", sentencia Márquez.

Datos de paro alarmantes

La salud del comercio y la hostelería de esta pequeña ciudad andaluza condiciona la economía del resto de sectores. Linares es la ciudad con más paro de España: con una tasa del 30,9% en 2022 (según datos del INE), lidera la lista de las localidades con mayor porcentaje de desempleados del país. Los más jóvenes están abandonando la ciudad que les vio crecer como consecuencia de la falta de empleo; desde el año 2015, el municipio ha perdido 7,5% de su población con motivo de la desaparición de gran parte de la industria, el comercio y la atrasada acción del Gobierno local, que ha sufrido una fuerte sacudida política en los últimos años.

En otra época, la economía linarense destacaba por encima del resto de la comarca, su industria permitió a la ciudad ser el activo más valioso de este sector en la provincia. Santana Motor fue una de las plantas automovilísticas más importantes del país y durante décadas levantó la economía de los vecinos de Linares. Con la marcha de Suzuki, la Junta de Andalucía tomó las riendas de la gestión de la empresa y tras varios años de pérdidas, la planta cerró en el año 2011 dejando a más de 2.500 trabajadores en la calle. El Gobierno autonómico (que desde entonces ha cambiado varias veces de color) sigue sin materializar el Plan Linares Futuro con el que se esperaba la reindustrialización de la comarca. La ciudadanía está cansada de promesas que no llegan, por lo que se ha lanzado en múltiples ocasiones a la calle pidiendo a las administraciones más inversión en infraestructuras y que se apueste por la reindustrialización de la zona.

La economía se sustenta gracias a la economía sumergida, puestos de trabajos estacionales en la recogida de la aceituna o las pensiones de los más mayores, que en muchos casos, tienen que sostener a una familia entera. La ciudad con más paro de España se ahoga en una economía supeditada a un comercio que no vive sus mejores horas y una hostelería que intenta tirar levantar cabeza tras dos años de pandemia. Más del un 50% de los jóvenes no tienen empleo, la población envejece y las nuevas generaciones no verán crecer a sus hijos en la tierra que años atrás labraron sus abuelos.

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