Se activan las alarmas en Fráncfort. El Banco Central Europeo (BCE) está manteniendo contactos con los principales bancos europeos para que midan el riesgo geopolítico sobre el sistema financiero de que la guerra entre Israel e Irán acabe derivando en un conflicto a nivel global, según ha podido saber Vozpópuli de distintas fuentes financieras.
En el seno del banco central existe una preocupación creciente, encarnada en Claudia Buch, la jefa de supervisión desde enero de este año. Fuentes oficiales del BCE no hicieron comentarios al respecto.
La tensión en Oriente Medio sigue escalando y está despertando el temor de los supervisores, según las fuentes consultadas. En el BCE inquieta además el riesgo de ciberataques en el sector bancario como represalia a la invasión del Líbano por parte de Israel. De momento, entre los supervisores se vive una “calma tensa” y ya han empezado a dar pasos para anticiparse a un escenario peor.
"Los riesgos geopolíticos tienen un impacto en el entorno operativo y los perfiles de riesgo de los bancos. Si bien los factores de riesgo geopolítico son externos al sistema financiero, pueden afectar la estabilidad financiera, especialmente si interactúan con vulnerabilidades preexistentesClaudia Buch, jefa de supervisión del BCE
Fuentes próximas a Fráncfort señalan que la jefa de supervisión del BCE quiere garantizarse que el sector bancario tendría suficiente músculo para afrontar una escalada de tensión en el mundo, que amenazaría el crecimiento y cortaría la corrección de la inflación.
La "obsesión" de la jefa de supervisión
La “obsesión” de Buch, como definen las fuentes consultadas, pasa por que las entidades financieras exhiban fortaleza y una posición sólida de capital para que el crédito fluya incluso durante periodos de tensión.
De momento, las Bolsas europeas están acelerando las pérdidas, sobre todo por el aumento del precio del crudo, que suma su tercera jornada al alza. El barril de petróleo Brent, de referencia en Europa, llegó a superar los 77,6 dólares, su nivel más elevado desde agosto, ante el riesgo de que Israel ataque instalaciones petroleras de Irán.
“Para hacer frente a los riesgos geopolíticos, la resiliencia es importante para amortiguar los shocks imprevistos. Un capital y una liquidez suficientes garantizan que los shocks puedan absorberse sin recurrir a fuentes externas”, proclamó Claudia Buch la semana pasada en la inauguración de la octava conferencia anual de la Junta Europea de Riesgo Sistémico.
Efectos sobre el sistema financiero
Un discurso en el que precisamente puso el foco en los riesgos geopolíticos, unos días antes de que Irán lanzara centenares de misiles balísticos sobre Israel. “Los riesgos geopolíticos tienen un impacto en el entorno operativo y los perfiles de riesgo de los bancos. Si bien los factores de riesgo geopolítico son externos al sistema financiero, pueden afectar la estabilidad financiera, especialmente si interactúan con vulnerabilidades preexistentes”, avisó a un foro repleto de ejecutivos bancarios.
Para la jefa de supervisión del BCE, la política macroprudencial es la principal arma de los reguladores para afrontar la incertidumbre geopolítica fortaleciendo “la resiliencia a nivel de todo el sistema, incluida la resiliencia ante acontecimientos imprevistos”, advirtió en su conferencia.
Aunque los bancos se pueden beneficiar de forma indirecta de la incertidumbre. Una subida sostenida del petróleo pondría en duda la estrategia de los bancos centrales de acelerar el recorte de los tipos de interés. Los inversores ya descontaban que el BCE volvería a bajar el precio oficial del dinero este mes tras retomar en septiembre los recortes. Pero estos planes se pueden alterar por completo, como advierten fuentes financieras.
De hecho, los bancos sirvieron ayer al Ibex 35 de ancla para sostener los 11.600 puntos y desmarcarse de las caídas generalizadas en Europa. El selectivo español sumó un leve 0,07%, pero que le sirvió para poner fin a la racha de tres sesiones consecutivas en rojo ante la creciente tensión en Oriente Medio.
También hay voces en el sector que consideran que los bancos centrales no levantarán el pie del freno de las políticas monetarias restrictivas para evitar que la economía mundial entre en recesión. Con este trasfondo, la próxima reunión del BCE el próximo 17 de octubre se antoja que volverá a ser clave para el futuro de la economía.