El Banco Central Europeo (BCE) levanta el pie del acelerador. El consejo de gobierno del organismo monetario ha decidido dejar los tipos de interés en máximos de hace 22 años. Un respiro para los hipotecados tras aplicar un ciclo histórico de diez subidas consecutivas en 15 meses que ha llevado el precio del dinero del 0% al 4,5%.

Los tipos, no obstante, se mantienen en un nivel históricamente elevado, a la vista de que la crisis inflacionista no acaba de remitir. En su comunicado oficial, el BCE admite que la inflación se mantendrá "demasiado alta durante demasiado tiempo" y que "las presiones sobre los precios siguen siendo fuertes".

La institución con sede en Fránfort, no obstante, constata algún síntoma leve de mejoría: "La inflación general cayó marcadamente en septiembre y la mayoría de los indicadores de inflación subyacente han seguido relajándose", añade la nota.

Según el BCE, las subidas anteriores siguen contribuyendo a endurecer las condiciones de financiación. Esta medida "está frenando cada vez más la demanda y, por lo tanto, ayuda a reducir la inflación". El organismo que preside Christine Lagarde, no obstante, aleja cualquier perspectiva por ahora de bajada. Asegura que los tipos se encuentran en niveles que, "mantenidos durante un período suficientemente largo, contribuirán sustancialmente" a devolver la inflación hacia el objetivo del 2%.

"Las futuras decisiones del Consejo de Gobierno garantizarán que sus tipos de interés oficiales se fijen en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario", añade el comunicado.

Incertidumbre económica

Son muchas las incertidumbres que se ciernen sobre la economía, con el impacto de la guerra entre Israel y Hamás aún por determinar. Y el BCE ha preferido frenar el ciclo histórico de alzas para facilitar un aterrizaje suave mientras las subidas aplicadas en el último año y medio empiezan a corregir la inflación.

La crisis de precios da señales de aflojar, aunque aún queda camino por recorrer en la cruzada contra la inflación. El IPC de la zona euro se moderó al 4,3% en septiembre, el nivel más bajo en dos años. Un respiro, pero aún lejos del objetivo sacrosanto del 2% grabado a fuego por los bancos centrales.

El BCE garantiza que el precio del dinero se mantendrá en niveles altos durante el tiempo que sea necesario, y se guarda la bala de aplicar nuevos aumentos. Eso sí, despeja la posibilidad de que se inicien las bajadas en el corto plazo, que, como descuenta el mercado, no llegarían hasta la segunda mitad de 2024.

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