Banca

Los analistas advierten que la banca tendrá que reformular sus planes estratégicos por el BCE

Las decisiones del Banco Central Europeo inciden directamente en la banca doméstica española. El BCE trasladará un nuevo castigo en los depósitos, pero la banca mantiene sus planes estratégicos, al menos hasta la presentación de resultados

  • El presidente del BCE, Mario Draghi.

Mario Draghi se prepara para dar sus últimas órdenes a la banca europea. Se espera que el presidente del Banco Central Europeo (BCE) no mueva ficha este jueves, pero sí en su próxima reunión, la última antes de dejar el cargo en septiembre.

El BCE preparará de nuevo al mercado de cara a la nueva penalización a la facilidad de los depósitos, una medida calcada a la ya adoptada por el Banco Central de Japón. Actualmente, esta tasa se sitúa en el -0,4% actual, y el consenso de los analistas consultados apuntan entre el -0,5% y el -0,6%.  

Este jueves no se esperan cambios en la política monetaria del BCE, pero sí señales que marquen el camino a seguir. El BCE estudia con detenimiento los beneficios y costes de cada una de sus decisiones, pero la penalización a los depósitos ya ha costado a la banca 7.000 millones, el 5% del beneficio total del sector en la Eurozona en un año, un montante que se dispara a los 13.000 millones si finalmente se implanta un castigo del 0,6% por dejar el dinero en las arcas del BCE, según los cálculos de los analistas consultados.

Ante la pérdida de rentabilidad de la banca y las sucesivas penalizaciones del BCE, Banco Santander ha sido el primero en advertir de las consecuencias y se plantea "cobrar por las cuentas en el banco". Así lo ha asegurado José Antonio Álvarez, consejero delegado de Santander, tras admitir que los bajos tipos de interés "han afectado a nuestro negocio en Europa", y ha indicado que representará "más de 1.000 millones de euros, es el impacto de los tipos". 

"A medida que los riesgos económicos a la baja se mantienen altos, parece razonable que el BCE cambie su enfoque hacia la relajación adicional de la normalización", han considerado el banco Nomura en un reciente análisis. A su juicio, una mayor flexibilización del BCE tendrá un "mayor impacto negativo en el sector bancario, ya que los efectos secundarios de la flexibilización podrían ser más significativos".

De esta forma, el BCE tendrá que analizar el coste y beneficio de cada una de sus decisiones y el impacto conjunto a las entidades financieras. La entidad japonesa señala que los precios de las acciones de los bancos se ven más afectados a medida que se reduce la rentabilidad del bono alemán a diez años, como ocurre con el aplanamiento de la curva de tipos de interés, actualmente en el 0%. Nomura ha considerado que los bancos italianos y españoles son los más expuestos a las decisiones del BCE, mientras que los bancos de la principal potencia europea, Alemania, y de Francia "están reaccionando más negativamente al aplanamiento de la curva tras el QE y la introducción de la tasa negativa". 

"La preocupación de los bancos centrales ha aumentado sobre los negativos efectos secundarios de sus medidas", especialmente sobre las acciones de los bancos. Así, ha puesto de ejemplo la resaca sufrida en la Bolsa japonesa tras la decisión del Banco central de Japón sobre la penalización a la facilidad de financiación de los depósitos. Entre las primeras consecuencias en caso de que el BCE siguiera los pasos del BoJ se encontraría la caída del euro frente al yen y una posible bajada en Bolsa de los bancos, motivo por el que Draghi realizará sus últimas medidas con una visión conservadora y prudente. Para esta entidad financiera,  "el debilitamiento de los fundamentos de la zona del euro alentará al BCE a considerar una flexibilización, presionando a la baja los rendimientos de la moneda única y la eurozona".

Para Nicolás López, analista de MG Valores, los incrementos de las comisiones ya no son posibles ante la sensibilidad del cliente. La banca española y europea han capeado el temporal de los últimos años con esta medida, pero "ya no hay margen para jugar con las comisiones debido a la alta competitividad en el sector", ha señalado. En caso de arriesgar e incrementar las comisiones, las entidades podrían perder su principal activo: los clientes.

"La banca no puede incrementar comisiones en este contexto y es muy complicado realizar estos movimientos en este momento", ha puntualizado López. Eso sí no descarta que comience a generalizarse nuevas comisiones a grandes clientes y cuentas.

Hay temor y pesimismo por la prórroga de esta situación

A su juicio, "hay temor y pesimismo por la prórroga de esta situación. Los beneficios no subirán y los márgenes de intereses en España se verán perjudicados, aunque hay excepciones, como las cuentas presentadas por el Santander debido a su diversificación geográfica, especialmente en Latinoamérica, donde se ha incrementado este margen en un 5%". Bankia, que el lunes próximo rinde sus cuentas trimestrales, ha presentado en los primeros tres meses de 2019 una caída de los márgenes del 4,2%.

Eso sí, ha considerado que la banca española se está defendiendo, al calor de las cuentas de la entidad financiera presidida por Ana Botín, aunque centra el problema en la escasa rentabilidad y no en la cuenta de resultados.

El impacto directo de la medida del BCE penalizaría a la banca de forma directa e indirecta. "La rentabilidad bajaría" con una nueva penalización y presionaría aún más al índice de referencia para los préstamos, el euríbor. Tanto Bankia como Sabadell pronosticaban en sus planes estratégicos un euríbor del del 0,29% para 2019, si bien Bankia lo elevaría al 0,73% el próximo año. La diferencia es abismal respecto al euríbor a un año, en el -0,273%, nuevo mínimo histórico en este mes de julio, y se mantendrá en tasas negativas si el BCE decide seguir los pasos de Japón.

Algunas estimaciones llegan a apuntar que el euríbor continuará en negativo durante la próxima década, dejando claro que el BCE dejará los tipos oficiales en tasas negativas si no se arregla la situación. Las más perjudicadas dentro del Ibex 35 por los movimientos del BCE serían Bankia y Sabadell, que por ahora y en los días previos a la presentación de resultados mantienen sus respectivos planes estratégicos, aunque Sabadell ha realizado modificaciones por TSB, su filial británica.

Fuentes de Bankia consultadas por este medio no pueden asegurar que no se vaya a modificar el plan estratégico ni tampoco admiten que esté encima de la mesa el traslado de la nueva carga del BCE a los clientes. Desde la entidad financiera señalan que trabajan para cumplir todos los objetivos que "estén en su mano", pero que no controlan "otras variables, como los tipos de interés". De esta forma, el BCE no ha respondido a sus expectativas de incrementar los tipos a mitad de este 2019 y que continuarán "muy bajos" durante un largo período. Por ahora, la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri continúa manteniendo el objetivo de alcanzar un beneficio de 1.300 millones de cara al 2020.

De forma oficial no hay advertencia a accionistas e inversores sobre cambios en los planes estratégicos de ambas entidades financieras, que habían pronosticado incrementos significativos en el euríbor de cara a este año.

Unicaja, Liberbank y Bankia, protagonistas en las fusiones

"No estamos en una crisis como en la de 2012", ha asegurado López, pero las más perjudicadas son las pequeñas entidades, como Unicaja y Liberbank, a las que augura fusiones; mientras a Bankia y Sabadell no les conviene que se alargue este escenario debido a la estrangulación de sus márgenes. La excepción entre la banca mediana y pequeña es Bankinter, mientras a CaixaBank le ha beneficiado su diversificación en el negocio de los seguros.

En los últimos años se ha especulado con una gran fusión en el Ibex 35. Bankia sería la codiciada novia, mientras que BBVA y Sabadell los principales candidatos. Hasta ahora no hay movimientos en uno u otro sentido, sino que han sido desmentidos por los interesados, aunque sí ha habido conversaciones sobre ello, sin llegar a constituirse formalmente una mesa de negociación. Goldman Sachs bendijo esta fusión a finales del pasado mes de junio, alertando de los riesgos que supondría el IRPH.

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