El diablo está en los detalles. Y la nueva legislación de los activos fiscales diferidos (DTAs en inglés) no parece ajeno al axioma. Apenas han pasado cinco días de la aprobación del real decreto sobre solvencia y el texto corre riesgo de sufrir modificaciones, pese a que se negoció durante meses con el sector y Bruselas antes de ser refrendado el pasado viernes. Los técnicos de Economía han descubierto que la actual redacción perjudica seriamente a Bankia, Novagalicia y Catalunya Caixa, las entidades del conocido durante el rescate como Grupo 1, por el traspaso de su ladrillo tóxico a la Sareb frente a BMN, Liberbank, Caja 3 y CEISS, a quienes paradójicamente, favorece el trasvase de estos activos inmobiliarios perjudiciales al banco malo.
Ninguna de las tres entidades del Grupo 1 (Banco de Valencia ya se encuentra integrada en Caixabank), con el texto actual, generan DTAs con este traspaso a la Sareb. Esto se explica en que las provisiones realizadas para cubrir las futuras pérdidas generadas por estos activos se generaron en el mismo ejercicio de su trasvase al banco malo. Ambas situaciones se produjeron a lo largo de 2012. De esta manera, no se generaron activos fiscales diferidos sino bases imponibles negativas. Estas últimas no se transformarán en capital con el texto aprobado el viernes. Por contra, las cuatro entidades del Grupo 2 si generan DTAs con el trasvase del ladrillo tóxico a la Sareb al haberse efectuado en un ejercicio contable diferente (volcaron los activos al banco malo a principios de este año) y pudiéndolo compensar con los beneficios de estos 2013.
El matiz contable se traduce en una importante volumen de capital que tanto Bankia, Novagalicia como Catalunya Caixa no pueden apuntarse para aumentar sus cifras de solvencia. Estas tres entidades nacionalizadas, junto a Banco de Valencia, traspasaron a la Sareb inmuebles, créditos y suelos por valor de 36.000 millones de euros. Bankia transfirió activos por valor de 22.318 millones de euros, de los que 2.850 millones procedieron de su matriz BFA, con lo que se erige como la entidad nacionalizada que más activos traspasó al banco malo, pues se trata del banco más grande de los cuatro en los que participa el Estado. Catalunya Caixa traspasó 6.708 millones, Novagalicia 5.097 millones y Banco de Valencia 1.962 millones.
"En juego hay varios miles de millones de euros", explican desde el sector, que confirman que Economía ya está estudiando una adaptación de la norma para que unas entidades no salgan perjudicadas por la misma situación que otras salen beneficiadas. El resultado final de estas negociaciones puede variar al alza la cifra final de algo más de 31.000 millones aprobada este pasado viernes. Fuentes de Economía declinaron hacer comentarios.
Ninguna de las tres entidades nacionalizadas generan capital con el traspaso de activos al banco malo porque dotaron las provisiones en el mismo ejercicio del trasvase a la Sareb
La resolución condicionará, sin duda, el proceso de venta de Novagalicia. La aportación de capital que puede generarle al comprador los DTAs de la entidad gallega son una de las piezas fundamentales a la hora de efectuar la oferta. De hecho, la cifra final de los activos fiscales diferidos condicionará las negociaciones entre el FROB y los interesados por la entidad gallega.
Más allá de Bankia, Novagalicia y Catalunya Caixa, el resto del sector aún no conoce la cifra definitiva de capital que podrán apuntarse con esta nueva norma. Las entidades están a la espera de que desde Economía y Hacienda (en especial, la Dirección General de Tributos) terminen de concretar los detalles de la norma. En algunas entidades, estos interrogantes pueden hacer fluctuar su cifra definitiva de capital en Basilea III fully loaded en una horquilla en una diferencia de 80 puntos básicos de más o de menos.
La banca española ha salvado finalmente algo más de 31.000 millones en capital por el nuevo tratamiento de los activos fiscales diferidos (DTAs en inglés) aprobado este viernes por el Consejo de Ministros. El volumen supone en el entorno del 60% del total de este tipo de activos que cuentan los bancos en sus balances y que suman algo más de 50.000 millones. Finalmente, se transformarán en capital las bases imponibles negativas generadas por las provisiones genéricas, que cubren pérdidas de activos a futuro, siempre que se puedan compensar con beneficios en los próximos 18 años y los activos fiscales diferidos generados por los planes de pensiones.
Finalmente, la normativa ha excluido los DTAs generados por las pérdidas de años anteriores pese a que esto genera una importante merma, principalmente, en las entidades nacionalizadas a las que el saneamiento provocado por el rescate bancario generó importantes minusvalías. Sólo Bankia sufrió unas pérdidas en el entorno de los 19.000 millones en 2012.