A los inspectores que han escudriñado a fondo las tripas de Bankia no les extraña en absoluto que desde el Ministerio de Economía se haya advertido que con 23.000 millones de euros en ayudas públicas está plenamente garantizado el futuro de la entidad, un mensaje que sintoniza con el emitido también por su nuevo presidente. “Pensamos que los futuros test de estrés que efectuarán Roland Berger y Oliver Wyman estarán de acuerdo con nuestro análisis. No se van a necesitar más niveles de provisiones extra, me siento muy tranquilo ante cualquier tipo de examen…”, ha dicho José Ignacio Goirigolzarri. A los inspectores del Banco de España no les sorprenden nada estas afirmaciones porque, según sus cálculos, el máximo de recursos extra que necesita Bankia para recapitalizarse no supera los 13.000 millones de euros. Así se lo han hecho al Gobierno y a la dirección del PP, convencidos de que lo que ha hecho el nuevo presidente de la entidad ha sido blindar su gestión curándose en salud. Algunos ex consejeros rebajan la cifra a 9.000 millones y así se lo trasladaron a Goirigolzarri en la última reunión del Consejo de Bankia.
Esta forma de proceder, ante la que el Gobierno ya tenía poco margen de maniobra para reaccionar teniendo en cuenta como gestionó la salida de Rodrigo Rato de la entidad, ha provocado malestar en un sector del Ejecutivo, sobre todo por la alarma que se ha transmitido a Bruselas y a los mercados. “No es lo mismo hablar de 13.000 millones que de 23.000”, aseguran fuentes del PP. A esta última cifra se llega después de sumar los 4.000 millones absorbidos por Bankia al principio del proceso y los 19.000 extra que ha solicitado Goirigolzarri en ayudas públicas.
Sin embargo, el ministro de Economía, Luis de Guindos, volvió a reiterar ayer en su intervención en el Círculo de Economía que las necesidades de 19.000 millones corresponde a un análisis "muy certero de la realidad de la entidad".
Los ex consejeros de Bankia coinciden con el Banco de España en que se ha sembrado la alarma
La forma en que se habrían inflado las necesidades de capital para cubrir todos los riesgos ante el escenario económico más extremo también ha molestado a los consejeros salientes de la entidad. Su queja fue escuchada por el nuevo presidente de Bankia en el consejo celebrado el pasado viernes, 25. Ya fuera de los órganos internos, este lamento fue expresado ayer en público con la claridad que le caracteriza por el ex consejero Arturo Fernández, vicepresidente de CEOE: “Rato puso en la mesa un plan de saneamiento menos alarmista, sin crear alarma social”. La manera de proceder del Gobierno en este asunto, ha dejado a la banca española “en una posición preocupante”, según Fernández.
El antiguo presidente tenía pensado solicitar ayudas públicas por valor de algo más de 7.000 millones de euros. Esta petición contemplaba únicamente capital para cumplir con los dos decretos de ladrillo. No tenía en cuenta las nuevas provisiones, solicitadas por Economía y Goldman Sachs, realizadas para la cartera de participas (3,9 millones), el impacto de los activos fiscales (2,7 millones), el desfase en la valoración de Bankia dentro del balance de BFA (alrededor de 5.000 millones) o la refinanciación de diferentes activos inmobiliarios (0,9 millones). En algunos de estos apartados es donde varios ex consejeros dela entidad aseguran que "Goiri ha logrado un importante colchón para el futuro. Con este nivel de provisiones extra, Bankia empezará a lograr importantes beneficios en este mismo ejercicio". Alguno de estos ex consejeros trasladaron al nuevo presidente que, según sus cálculos, las necesidades de ayudas públicas apenas tendrían que superar los 9.000 millones.
A esta tesis se suma en conversaciones privadas el todavía gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, quien el miércoles no se mordió la lengua en el Senado para decir que “la desconfianza es tan grande sobre España que ahora hay que apoyar al Gobierno”. MAFO va diciendo también en petit comité que la forma en que Mariano Rajoy ha gestionado el problema de Bankia ha sido desastrosa.