Con la inflación por los aires y con la riqueza de la zona euro aún recuperándose del varapalo de la covid-19, el Banco Central Europeo (BCE) tiene ahora que hilar muy fino para ir retirando los estímulos sin dañar a la economía que ya de por sí va dopada por el exceso de liquidez que inunda el mercado.
La subida de tipos no está en la agenda ni se le espera, aunque muchos expertos auguran la primera decisión en este sentido para finales de 2023. Christine Lagarde dejó claro en su última intervención que la decisión de no subir los tipos se basa en los principios de la política monetaria que sigue el organismo, que tiene como guía una inflación "estable" cercana al 2%. "Esto también puede implicar un período transitorio en el que la inflación esté moderadamente por encima de la meta".
El banco central espera que la inflación de la zona euro en 2021 sea del 2,6%, frente al pronóstico de septiembre del 2,2%, para acelerar en 2022 al 3,2%, frente al 1,7% anticipado anteriormente, y solo relajarse al 1,8% un año después, tres décimas por encima de lo esperado con anterioridad. Para 2024, el BCE espera que la inflación sea del 1,8%.
Con todo ello, el programa de compras de activos de la pandemia (PEPP) llegará a su fin en marzo de 2022, tal y como estaba estipulado y que el próximo mes se volverán a reducir las compras. No obstante, expone que el programa de reinversión del PEPP se ampliará hasta 2024.
Paralelamente, el BCE seguirá comprando deuda en el segundo y tercer trimestre de 2022 con otro programa de estímulos monetarios (se conoce como APP), que tenía antes de la pandemia, porque considera que todavía es necesaria la expansión monetaria.
El supervisor europeo adquirirá bonos por valor de 40.000 millones de euros en el segundo trimestre y por valor de 30.000 millones de euros en el tercer trimestre con el programa de estímulos monetarios programa de compras de activos (APP).
En la actualidad, el BCE compra deuda por valor de alrededor de 70.000 millones de euros al mes debido a la pandemia, y por valor de más 20.000 millones de euros al mes con el otro programa de expansión cuantitativa.
La banca sale bien parada con el BCE
La banca será la mejor parada con esta decisión de Christine Lagarde. Se benefician por un lado, del incremento generalizado de actividad económica, que genera mayor volumen de negocio, y por otro del incremento en los tipos de interés que produce la retirada de estímulos, lo que alivia ligeramente la tremenda presión sobre sus márgenes.
Desde BlackRock consideran que ahora elBCE debería centrarse en aumentar la inflación a medio plazo, ya que las proyecciones de los expertos la sitúan muy por debajo del nuevo objetivo del 2%.
Cuando termine el programa de compras de emergencia para la pandemia (PEPP), un ritmo más rápido del Programa de Compra de Activos (PPA) podría ayudar a impulsar la inflación, aunque en última instancia también podría ser necesario el apoyo fiscal.