El Banco Central Europeo (BCE) ha vuelto a superar las expectativas del mercado al elevar hasta los 1,35 billones de euros el Plan de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP). La inyección de 600.000 millones de euros adicionales y la ampliación de los plazos de dicho programa han provocado una caída inmediata de las primas de riesgos, sobre todo de la española, que se ha situado por primera vez por debajo de los 90 puntos básicos desde que comenzó la pandemia.
El diferencial del bono español a diez años se disparó durante la crisis sanitaria por encima de los 150 puntos básicos, en parte, por la primera rueda de prensa de Christine Lagarde como presidenta del BCE. En esta comparecencia, la máxima dirigente se mostró muy dura, con un discurso "poco acertado", según los analistas, que provocó muchas dudas en el mercado. "No estamos aquí para cerrar diferenciales [de deuda]", dijo la mandataria francesa. Una frase muy brusca que matizó en una entrevista posterior y que terminó en un discurso más parecido al de su antecesor Mario Draghi.
No obstante, tal y como explica Ulrike Kastens, Economista en DWS, no importa cuán altas sean las expectativas del mercado, el BCE siempre se las arregla para superarlas. "Ese fue el caso bajo el presidente del BCE, Draghi. Su sucesora, Christine Lagarde, tuvo algunos tropiezos al principio, pero parece que ahora está más dispuesta a mostrar que los mercados pueden confiar en ella también", agrega.
Alvise Lennkh, subdirector de finanzas públicas de Scope Ratings, explica que no es de extrañar que el BCE haya impulsado sus medidas de estímulo de emergencia más de lo esperado. El objetivo - y Lagarde lo ha repetido muchas veces - es sobre todo mejorar de nuevo las condiciones financieras. Se han deteriorado en las últimas semanas, lo que hace que sea esencial una mayor relajación de la política monetaria para que la recuperación económica continúe en los próximos meses.
Proyecciones
Y es que el banco central europeo continúa proporcionando estímulo y apoyo cuando y dondequiera que vea una necesidad. Y las necesidades son muchas, dada la profundidad de la recesión en la eurozona, ya que el supervisor prevé un descenso del PIB del -8,7% en 2020 y una recuperación moderada del 5,2% para 2021. Mientras tanto, espera que la inflación se mantenga por debajo del 2% en los próximos años.
"Aunque también es cierto que la enérgica respuesta monetaria también refleja la profunda recesión a la que se enfrenta Europa y la perspectiva de que tardará varios años en recuperarse de esta crisis”, explica Lennkh.
Wolfgang Bauer, gestor del equipo de renta fija de M&G indica que el anuncio de este jueves sobre el incremento de los volúmenes de compra del PEPP ha superado unas expectativas de mercado ya de por sí elevadas. En cambio, los tipos de interés y las compras netas al amparo del programa de compra de activos (APP, por sus siglas en inglés), que se han mantenido invariables, se sitúan claramente en un segundo plano en este momento.
En comparación con la previsión de crecimiento que pronostican desde Schroders de -6,1% para 2020 y 4,6% para 2021, el BCE es mucho más pesimista para este año y el próximo. Durante la conferencia de prensa del BCE, la presidenta Christine Lagarde pintó un cuadro muy negativo, y se esforzó en destacar las malas perspectivas de la inflación y la importancia de volver a la senda de la inflación anterior a la covid 19.
"Se ha hecho evidente que los programas de QE del BCE se están utilizando ahora para financiar a los gobiernos, con cierto sesgo favorable a ayudar a los Estados miembros que están siendo castigados por los mercados por tener una mala dinámica de la deuda", subraya Azad Zangana, economista y estratega senior de Schroders
Primeras compras
El primer desglose de las compras de PEPP del BCE para el período marzo-mayo de 2020 no reveló ninguna sorpresa importante. Italia fue el principal beneficiario de estas desviaciones de capital del BCE, con otros países, con la excepción de Francia.
A España se ha destinado 22.392 millones de euros a la adquisición de deuda soberana. Hasta el pasado 29 de mayo, un total de 186.603 millones de euros fueron invertidos por el BCE en la compra de deuda pública de la zona euro, el 79,5% de los 234.665 millones gastados por el momento, de los que 13.935 millones se destinaron a la compra de bonos emitidos por entidades supranacionales de la eurozona.