El pasado 30 de julio arrancaba una mediática movilización del sector del taxi que bloqueó dos de las principales arterias del país: el Paseo de la Castellana en Madrid y la Gran Vía de Barcelona. Esta protesta se alargó tres días. Su objetivo era poner de relieve la problemática con los vehículos con conductor (VTC), aquellas licencias que utilizan Uber y Cabify para operar. El ruido de esta guerra ha sido aprovechado por otras alternativas para crecer de manera más silenciosa.
Este es el caso del carsharing y el motosharing (coche y moto compartida). En la semana de la movilización del taxi, del 30 de julio al 5 de agosto, el número de viajes de motosharing, tanto en Madrid como Barcelona, y de carsharing de flota libre, que sólo opera en la capital, alcanzó los 131.451 trayectos, según los datos que ofrece el comparador de precios de movilidad Chipi App. Y, dos meses después, el uso de esta alternativa de transporte de las ciudades ha aumentado un 67%, hasta los 196.202 trayectos totales.
Un crecimiento exponencial en menos de 60 días. Sólo el número de trayectos de motosharing en Barcelona ha crecido un 75% en este período, hasta alcanzar los 42.915 viajes en la última semana de septiembre. En Madrid, el crecimiento del uso de la moto compartida ha aumentado hasta los 64.233 trayectos, un 60% más que la última semana de julio. Las cifras de Chipi App en este sentido recogen a las dos principales ciudades como muestra, pese a que esta alternativa de movilidad en otras 10 ciudades españolas.
El carsharing de flota libre (sin estaciones fijas de alquiler) sólo opera en Madrid; por el momento. Por lo tanto, la capital es el único punto de referencia para el sector. En este sentido, los trayectos del coche compartido han pasado de 61.229 viajes en la última semana de julio a 89.054 en la última de septiembre, un 69% más. Este aumento del volumen no sólo cuenta con un mayor aumento de la aceptación de esta alternativa, sino que la moderación del uso en la época estival y la llegada de nuevas empresas al sector también son condicionantes a tener en cuenta.
El 24 de julio arrancaba Wible, el carsharing de Kia y Repsol, en Madrid. Unos 500 coches más en la oferta de coche compartido en Madrid. Este 'novato' se unía a la oferta de los más veteranos, como es el caso de car2go. Esta compañía perteneciente a Daimler, la matriz de Mercedes-Benz y Smart, aterrizó en Madrid en noviembre de 2015 con 500 Smart Fortwo. En menos de tres años, ha alcanzado los 206.000 usuarios. Unos datos que irán a más, después de que la compañía anunciase esta misma semana que duplicará su flota en noviembre.
Los 500 vehículos de emov también se han beneficiado de esta evolución. Esta empresa española nació del acuerdo entre PSA (Peugeot y Opel) y EYSA (El Parking) llegó a Madrid en diciembre de 2018 y, durante los 100 primeros días, logró 100.000 usuarios registrados. El cuarto en discordia es Zity, con una flota de 350 vehículos Renault Zoe. Una compañía que opera desde diciembre de 2016 y que pertenece a Ferrovial.
Más empresas de 'mochillos'
La buena acogida que tuvo el carsharing facilitó el camino al motosharing. Una tendencia que se está convirtiendo en una auténtica revolución con empresas que están en auge en este sector como Muving, eCooltra o Yugo y que representa una gran alternativa al transporte público, al uso particular de un vehículo y también al servicio de carsharing.
La empresa más grande es eCooltra que nació en 2016 en Barcelona. Una compañía perteneciente al grupo Cooltra. Su gran expansión provocó que en marzo de 2017 llegará a Madrid. Junto con sus motos en Roma, Lisboa y Milán, la compañía suma un más de 3.000 motos eléctricas conectadas y más de 300.000 registrados.
"El crecimiento en facturación del grupo Cooltra es exponencial, y pretendemos llegar a los 50 millones de euros en el año 2019. eCooltra es un servicio de motosharing complementario a las opciones de movilidad como el coche privado o el metro, por ejemplo", indica a este medio un portavoz de la compañía. Unas cifras que no dejan de aumentar y que seguirán restando trayectos al taxi y a las VTC. Aunque otras alternativas como el patinete eléctrico ya comienzan a asomar la cabeza.