Economía

El ICO catalán compró deuda de la Generalitat antes del 27-S

El Instituto Catalán de Finanzas, el brazo financiero del Govern de Artur Mas, consiguió que la prima de riesgo catalana bajase apenas unos días antes de las elecciones autonómicas.

  • Artur Mas y el consejero de Economía de Cataluña, Andreu Mas-Colell.

El ICO catalán adquirió deuda de la Generalidad de Cataluña unos días antes de la cita electoral del 27-S, según confirman diversas fuentes financieras consultadas por Vozpópuli. Aunque no sea posible substanciar el montante total, se entiende que el Instituto de Finanzas Catalán (ICF) realizó estas compras con la intención de que el precio del bono no se desplomase y, por lo tanto, no se disparase el interés exigido por los inversores. De esta forma, se evitó que se propagasen aún más titulares alertando sobre una prima de riesgo catalana descontrolada a pocos días de las elecciones.

A pesar de que la Comunidad Autónoma de Cataluña tiene los mercados cerrados a cal y canto, todavía cuenta con un saldo vivo de casi 8.000 millones de deuda. Entre esos títulos cotizan -por decirlo de algún modo- los de la Generalitat y los del Institut Català de Finances. Así que la versión oficial que trasladaban los agentes del ICF consistía en que estaban recomprando su propias emisiones para amortizarlas a buen precio. Sin embargo, la inminencia de unos comicios tildados de plebiscitarios levantó muchas sospechas. La operativa del brazo financiero del Govern tenía todos los visos de un minirescate a Artur Mas en toda regla.

El mercado de deuda catalana es muy iliquido y por lo tanto fácilmente manipulable. "Eso no lo podrían haber hecho con la deuda española", comentan las fuentes consultadas

¿Y con qué resultado? Pese a que las cantidades eran relativamente pequeñas, el mercado de deuda catalana es muy ilíquido, hay muy pocas transacciones y, por consiguiente, resulta extremadamente fácil moverlo a poco que se compre. Como se puede apreciar en el gráfico publicado a continuación, la prima de riesgo del bono catalán sobre el español comenzó a subir con fuerza el día 15 de septiembre ante la proximidad de la convocatoria a las urnas. Sin embargo, de un momento para otro, ésta cayó en picado inopinadamente justo una semana antes del 27-S, alcanzando su punto más bajo el 23 de septiembre. A partir de ahí, la prima volvió a repuntar pero sin el vigor de antes. Y una vez se conoció que los soberanistas no lograban el respaldo de la mitad de los votantes, la prima descendió aceleradamente. El gráfico recoge la prima del papel a cinco años porque a diez no tiene mercado.

“Se trata de un mercado muy manipulable porque nadie quiere una deuda etiquetada de bono basura y que prácticamente sólo la recompra el Estado español a través del FLA cuando vence. Eso no se podría hacer con la deuda española”, explican las fuentes consultadas.

El Instituto Catalán de Finanzas funciona en la práctica como un brazo financiero de la Generalitat, que nombra directamente a diez de los catorce consejeros de la entidad

El Instituto Catalán de Finanzas fue creado en 1985, presenta activos por valor de 3.670 millones de euros y normalmente tiene la misión de facilitar el acceso a la financiación al tejido empresarial de Cataluña. Sin embargo, en la práctica funciona como un brazo financiero de la Generalitat, que nombra directamente a diez de los catorce consejeros de la entidad. De hecho, Bruselas ya amenazó a la Generalitat con obligarla a consolidar el instituto financiero en sus cuentas después de que el ICF inyectase unos 120 millones de euros en el proyecto fallido de establecer a través de Spanair una suerte de aerolínea de bandera.

Apenas un mes antes del 27-S, dentro de sus planes para crear unas estructuras de Estado, el Ejecutivo de Artur Mas aprobó los cambios necesarios al objeto de que el Instituto que dirige Josep Ramon Sanromà pueda solicitar una licencia bancaria y se convierta en un banco público supervisado por el BCE. Y ello a pesar de que en la actualidad soporta una calificación crediticia de bono basura vinculada a la que tiene la propia Generalitat. Al parecer, la idea es “reforzar su independencia” con el propósito de poder mejorar el rating. 

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