La rivalidad de antaño tan sólo ha precisado de un agosto relativamente tranquilo en el frente periodístico para resucitar una vieja discusión, altamente cargada de emociones: ¿qué Comunidad Autónoma aporta más?, ¿qué región ostenta el título de motor económico de España?
En las últimas fechas, en plena canícula, Madrid ha aprovechado la inopia de los medios para exhibir sus registros y acreditar el ‘sorpasso’ autonómico: la Comunidad ya crece en el segundo trimestre, su PIB ha superado al catalán y presenta unas cifras de desempleo cuatro puntos inferiores a las de Cataluña. Pese a que el sistema de financiación y los objetivos de déficit asimétricos impuestos por Hacienda la castigan más que a ninguna, Madrid luce unas cuentas más saneadas, algo que precisamente premian los mercados acogiendo sus emisiones a unos precios razonables.
Pero la cosa no se quedó ahí. El consejero de Economía y Hacienda, Enrique Ossorio, descubrió unos datos del Boletín Oficial del Registro Mercantil (BORME) facilitados por Axesor: durante los últimos tres años, un millar de empresas han trasladado su sede social a Madrid procedentes de Cataluña.
“Las cifras de Madrid demuestran que una política económica liberal, basada en la austeridad y reducción del gasto, la estabilidad presupuestaria, las rebajas ordenadas y selectivas de impuestos y la eliminación de trabas, libera rentas para la economía productiva, genera un marco de confianza y credibilidad y dinamiza la actividad económica y el empleo”, declaró unos días antes el viceconsejero de Hacienda de Madrid, José María Rotellar, en una suerte de dardo envenenado para otras autonomías.
Otra vez la pugna
La polémica está servida. En medio de la recurrente controversia catalana, Madrid se autoproclama pulmón económico gracias a sus políticas más liberales. Y un hecho bastante significativo avala su versión. Si se atiende a los datos de recaudación recogidos por la Agencia Tributaria, aunque muy favorecida por el efecto sede, la Comunidad madrileña aportó en 2012 a las arcas del Estado casi la mitad del total de los ingresos, exactamente unos 79.146 millones de euros frente a los 33.230 millones con los que contribuyó Cataluña.
Para esos 79.000 millones de recaudación, la Comunidad de Madrid dispuso en 2012 de recursos por 24.272 millones y gastó unos 26.269 millones, según los datos de la Intervención General del Estado. A su vez, para los 33.230 millones que se ingresaron de impuestos en Cataluña, la Generalitat contó con 27.888 millones y gastó 31.761 millones, cuando sólo el conjunto de todos los Ministerios tuvo como presupuesto para 2013 unos 36.000 millones en total.
A la luz de estas cifras, se pueden extraer tres conclusiones: una, Madrid es quien claramente tira de los ingresos de las Administraciones Públicas españolas. Dos, la Generalitat ya casi gasta lo mismo que todos los Ministerios juntos. Y tres, viene a colación una pregunta, ¿de verdad es posible que con estos números haya un déficit fiscal en perjuicio de Cataluña por valor de 16.000 millones tal y como reclama el Govern de CiU?
¿Quién es más austero?
Mientras que Madrid ha ajustado más sus finanzas, un informe del Ministerio de Hacienda sobre los planes económico-financieros de 2012 certifica que Cataluña sólo ha cumplido con un 61 por ciento de las medidas comprometidas de reducción del gasto. Es más, el think tank Fedea constata que, una vez se descuentan las facturas sin abonar, Cataluña fue la autonomía que menos gasto corriente recortó el año pasado, sólo un 1 por ciento. Y los datos de cierre de empresas públicas a cierre de 2012 confirman esta realidad: la Generalitat únicamente cerró el 6 por ciento y mantiene abiertos 435 organismos.
Según el informe de BBVA Research sobre la situación de la economía catalana en el primer semestre de 2013, el PIB de Cataluña no ha retrocedido tanto como se esperaba porque se ha emprendido un esfuerzo fiscal inferior al previsto. Ahora bien, subraya que tendrá que llevarse a cabo de todas formas y que eso afectará en el futuro a los guarismos de crecimiento. De hecho, en su mismo documento sobre Madrid, el servicio de estudios de la entidad considera que la región ha avanzado en la consolidación fiscal y ello garantizará unos mejores rendimientos en el futuro.
En los cinco primeros meses del año, Cataluña acumula un déficit de 1,253 millones, el 0,63 por ciento del PIB, y ha recibido transferencias del Estado por valor de 1.501 millones. En cambio, Madrid sólo ha obtenido del Estado 442 millones y arroja un déficit de 966 millones hasta mayo, el 0,51 por ciento del PIB. Es decir, la Generalitat cumple debido a que el Estado le ha inyectado el triple de fondos que a Madrid.
¿Y quién exporta más?
Con todo, Cataluña retiene de largo el título de principal exportador, al vender bienes al exterior entre enero y junio de este año por valor de 29.234 millones. Este dato, sin embargo, se ve empañado por el hecho de que es la que más importa, en concreto 33.069 millones. Madrid exporta bastante menos, en total unos 16.028 millones, e importa unos 23.599 millones. Y al tiempo que las ventas catalanas al extranjero se han ralentizado y sólo aumentan un exiguo 0,3 por ciento en la primera mitad del año, las exportaciones madrileñas repuntan un 27,6 por ciento durante los seis primeros meses de 2013.
Si bien ambas destacan en la producción de bienes de equipo y productos químicos, Cataluña cuenta además con una importante industria automovilística que supone el 15 por ciento de sus ventas.
Respecto al turismo, Cataluña se ha erigido en julio en el primer destino turístico nacional, acaparando el 27 por ciento de las llegadas gracias a un incremento del 3,1 por ciento. En este capítulo, Madrid se hunde, pierde un 10,7 por ciento de visitas y encadena tres meses de caídas.
El efecto capital y el empleo público
Los líderes catalanes también pueden alegar con razón que el efecto capital del Estado desempeña un papel importante, lo cual se refleja en el número de asalariados del sector público. De acuerdo con las estadísticas de la última EPA, en la Comunidad de Madrid, al albergar las sedes de todos los Ministerios, trabajan 436.900 empleados públicos, una cifra superior a los 374.400 contabilizados en Cataluña. Si bien es cierto que en Madrid se ha producido el mayor descenso de empleados públicos, alrededor de unos 80.000 efectivos menos frente a los cerca de 40.000 puestos eliminados en la Comunidad catalana.
Otra cosa distinta es el epígrafe de la inversión. Según los datos oficiales proporcionados por el Ministerio de Economía y Competitividad, prácticamente el 64 por ciento de la inversión extranjera en España se destina a Madrid, mientras que Cataluña atrae casi el 19 por ciento. Justo al contrario de lo que sucede con la inversión pública, pese a lo que proteste la Generalitat.
Empujado por el discurso nacionalista, el Ministerio de Fomento desempolvó a principios de año los datos de inversión ejecutada y por lo tanto ya realizada del periodo comprendido entre los años 2000 y 2012. ¿Y cuál fue la sorpresa? Hete aquí que la inversión de Fomento en Cataluña ha sido un 40 por ciento superior a la desembolsada en Madrid. No en vano, el municipio madrileño carga con 8.000 millones de deuda originados por el coste de la M-30, y de algo tiene que haber servido a CiU el erigirse durante años en el apoyo imprescindible para la estabilidad de los Gobiernos de la Moncloa.
Por último y quizás el asunto más peliagudo: los impuestos. La presión fiscal en Cataluña es mayor, tras haber subido prácticamente todos los tributos que dependen de la Generalitat y haber creado otros. Figura por figura, de acuerdo con un estudio reciente del Consejo General de los Colegios de Economistas de España, Cataluña es una de las comunidades que presenta los tipos más altos. Por el contrario, Madrid es una de las que reúne los tipos más bajos. Así, por ejemplo, el tipo máximo del IRPF se sitúa en Madrid en el 51,9 por ciento y en Cataluña en el 56 por ciento. No es de extrañar que los responsables de las finanzas de la Comunidad de Madrid identifiquen precisamente ahí las raíces del ‘sorpasso’.