El presidente de la Comisión de Energía y exconsejero de Red Eléctrica, Antonio Garamendi, será el candidato para disputar la presidencia de la CEOE a Juan Rosell en las próximas elecciones del 17 de diciembre. Y lo hará con el respaldo de las patronales vasca, andaluza, castellanomanchega, el metal, la construcción y las tecnológicas.
Garamendi es vicepresidente de Cepyme y tiene buenos anclajes en el País Vasco, en el Metal, entre las compañías eléctricas, con los jóvenes empresarios y en la patronal madrileña. “Se trata de un hombre de la patronal de toda la vida, la conoce de arriba abajo y ha cultivado mucho las relaciones, incluso con el PP. Tendría la capacidad de concitar respaldos y dividir mucho el voto de las patronales, que es secreto”, explican fuentes del entorno de la CEOE.
Otras fuentes en cambio señalan que no es el único nombre que se baraja. “Garamendi es uno de los que más suena. Pero también sonaron el expresidente de Endesa, Manuel Pizarro, y la presidenta de Unespa, Pilar González de Frutos. Por lo general se está buscando a alguien de fuste que capitalice el descontento. Pero el nombre es lo de menos. Lo importante aquí es que hay mucho malestar con Rosell y que éste se está articulando para sacarlo de la presidencia. Por supuesto que Rosell tiene el control del aparato y que será difícil. Pero él mismo no tiene claro que las tenga todas consigo. De lo contrario ya habría anunciado que se presenta y no habría mantenido a Arturo hasta diciembre", sostiene una fuente de la patronal.
"No importa cuál sea el nombre. Lo importante es que hay mucho malestar con Rosell y que éste se está intentando organizar para sacarlo de la presidencia", sostiene una fuente de la patronal.
Abundan los descontentos en el seno de la patronal porque se considera que los empresarios han perdido mucha presencia institucional tras el paso de Rosell y Díaz Ferrán. El sector crítico cree que Rosell ha sido un negociador blando, que ha dejado que le adelante el Consejo de la Competitividad y que le suban cotizaciones. Además, le reprochan que haya sido incapaz de mostrarse contundente con los disparates del nacionalismo en Cataluña. “Su presidencia se resume en que no ha hecho nada. El momento más cercano a la renovación fue cuando tuvo a Alberto Nadal, pero cualquier esperanza de cambio se desvaneció con la marcha de éste a la secretaría de Estado de Energía”, comentan.
Y la gota que ha colmado el vaso ha sido la formación. En la última convocatoria, 31 patronales han perdido fondos, lo que pone en serias dificultades las finanzas de muchas de ellas. Incluso patronales como las de la banca, cemento, líneas aéreas, cítricos o eléctricas se han quedado sin estos recursos. “El revuelo en CEOE ha sido mayúsculo. Los tribunales han dejado muy claro que estos fondos deben gestionarlos los representantes de los empresarios y trabajadores, pero Rosell se ha puesto de perfil”, afirma un miembro de las patronales afectadas.
Pese a haber perdido no hace poco las elecciones de la patronal madrileña, la oposición a Rosell se siente muy envalentonada tras los últimos escándalos que han salpicado a dos de sus principales apoyos, el presidente de la patronal madrileña, Arturo Fernández, y el presidente de Cepyme, Jesús Terciado. El primero ha sido golpeado de lleno por la polémica de las tarjetas opacas, ha ofrecido su cargo en CEOE a la directiva pero se le retendrá hasta las elecciones para que respalde entonces a Rosell.
Y el segundo ya dio explicaciones por haber cobrado un salario a través de sus empresas. Ahora su situación depende de que el juez acepte o no a trámite la denuncia que se ha presentado la patronal de Salamanca. Si se le imputa, volverán las presiones para que abandone el cargo.
Unos y otros han comenzado a hacer ejercicios con la calculadora y sondear apoyos. Pese a ser en principio el favorito, Rosell ha perdido bastantes respaldos. Entre las que podrían votar en contra del actual presidente de la confederación se incluyen Valencia, Aragón, Castilla La Mancha, País Vasco, Andalucía, la construcción, el metal, el seguro, la alimentación o las sectoriales que protestaron contra la reforma de la formación. Sea cual sea el cálculo, los números aparecen muy divididos y se juega con la baza de que los votos son secretos.