Economía

La CEOE pide que se pueda contratar como becario a un albañil de 40 años

Una vez que ha conseguido menos obstáculos para despedir, indemnizaciones más baratas y más facilidades para rebajar salarios, la patronal da una nueva vuelta de tuerca a sus peticiones en el ámbito laboral.

  • El presidente de la CEOE, Juan Rosell

Una vez que ha conseguido menos obstáculos para despedir, indemnizaciones más baratas y más facilidades para rebajar salarios, la patronal da una nueva vuelta de tuerca a sus peticiones en el ámbito laboral. Y entre las propuestas que la confederación empresarial recoge en su informe ‘Las reformas necesarias para salir de la crisis’  se entrevé el mismo espíritu que ya definió el antecesor de Rosell al frente de CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, cuando dijo que para salir de la crisis habrá que trabajar más y ganar menos.

La representación de los empresarios pide, por ejemplo, que el contrato de formación se pueda convertir en uno de inserción y valga para cualquier trabajador que precise reciclarse con independencia de su edad. ¿Y qué significa eso? Pues que una empresa pueda contratar como becario a un albañil de 40 o 50 años con un año entero de prueba durante el que se pueda despedir sin costes. La CEOE incluso exige que el coste de la formación corra a cargo del Estado y no de la empresa.

Ésta es la solución que vislumbra la patronal para el terrible legado de una burbuja en el ladrillo y un sistema educativo cojo. Recordemos que aproximadamente un 15 por ciento de los parados proceden de la construcción y que el 60 por ciento de los desempleados menores de 25 años no ha completado la secundaria obligatoria, esencial para acceder a numerosos puestos de trabajo.

La agrupación empresarial también propone que la remuneración de este formato contractual para becarios se ajuste al salario mínimo y poco a poco mejore acomodándose al convenio, una fórmula similar a la que se ha adoptado en países como Alemania.

Los contratos a tiempo parcial y la flexibilidad

Además, da un paso más allá y solicita que los contratos indefinidos a tiempo completo puedan transformarse en a tiempo parcial siempre que concurran circunstancias económicas, técnicas, organizativas o de producción. Y eso pese a que las empresas ya disponen de mecanismos para obtener por esas mismas razones una reducción de jornada a través de un ERE temporal. ¿Y qué implica esto? Pues una vez más, para la CEOE rige el principio de que la crisis va para largo y considera que en algunos casos esas reducciones de jornada conseguidas vía ERE se tendrán que hacer con un carácter permanente. Por lo tanto, persigue que los contratos se puedan convertir en a tiempo parcial sin problemas, sin tener que recurrir a despidos o a orquestar todo un Expendiente de Regulación de Empleo.

Y con el objeto de tener más flexibilidad con el modelo del tiempo parcial, la CEOE quiere que se amplíen las horas complementarias que se pueden trabajar desde el 15 por ciento al 30 por ciento de la jornada establecida en el contrato. Es decir, a un contrato que fije cinco horas de trabajo al día se le podrá añadir cuando sea menester hora y media.

Por otra parte, la organización que preside Juan Rosell insiste en que se puedan concatenar otra vez los contratos temporales, algo que ya se suprimió en la reforma laboral de Zapatero, precisamente buscando que se mejorase la calidad del empleo y no se abusase de los temporales para todo.

Entre otras cosas, la CEOE aspira a que haya aún más flexibilidad interna, acabar con la ultraactividad de los convenios (su prórroga automática ya fue limitada a un año por la reforma del PP) y que se pueda llevar a cabo más cambios en los horarios, en las funciones o incluso extender los sueldos con complementos variables. Sugiere que se articule un procedimiento sancionador aplicable a los que incurran en el absentismo, y anima a que los médicos de las mutuas sean los que controlen las bajas por incapacidad temporal. En definitiva, la patronal pide un modelo por el que se tendrá que trabajar aún más para ganar todavía menos, algo que también exigen instituciones como el FMI o la Comisión Europea.

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