No es habitual escuchar algo sobre la economía de China de boca de un súbdito del gigante asiático. Pero los asistentes a la clausura de la asamblea anual del Instituto de la Empresa Familiar (IEF) tuvieron la oportunidad de hacerlo, concretamente de la mano de Lyu Fan, embajador del país en España. Lejos de morderse la lengua, el diplomático confirmó los temores acerca de la evolución de la segunda economía del mundo: será difícil que China recupere las cifras de crecimiento de dos dígitos que exhibió antaño.
Preguntado por estas cuestiones, Lyu aseguró que los expertos a los que el Gobierno local encargó analizar el futuro de la economía local aseguraron que la desaceleración estaba próxima a terminar. “Probablemente, el descenso en el ritmo de crecimiento tocará suelo el próximo año”, señaló el diplomático.
“Probablemente, el descenso en el ritmo de crecimiento tocará suelo el próximo año”, señaló el diplomático Lyu Fan
Sin embargo, eso no quiere decir que la economía china vuelva a dispararse de nuevo. De forma muy gráfica, Lyu describió la opinión de los expertos contratados por el Gobierno local. “Nos dijeron que no esperáramos una evolución en forma de V, es decir, tocar suelo y después volver a acelerar; la trayectoria será en forma de L. Lo más probable es que, al menos hasta 2020, China se mantenga en un ritmo de crecimiento en el entorno del 6% anual”.
Las miradas de los asistentes a la conferencia del embajador chino lo decían todo. Los pesimistas presagios que apuntaban a que la desaceleración del gigante asiático perduraría en el tiempo también están siendo contemplados por el propio protagonista.
No supone, sin embargo, una sorpresa tan grande para colectivos como la banca de inversión y las grandes gestoras de fondos. “Hace mucho tiempo que no se creen las cifras oficiales que facilita el Gobierno chino, ni las que apuntaban un crecimiento por encima del 10% ni las que hablan de un enfriamiento tan notable como el actual” , apuntan desde una entidad financiera internacional.
Un mercado competitivo
Lo cierto es que la inquietud en los mercados parece estar justificada. La transformación de la economía china no será fácil ni tampoco rápida. El embajador habló también del cambio de escenario provocado por los excesos de producción en sectores como el del acero, que ha llevado a cerrar plantas y empresas y recolocar a millones de trabajadores.
La inquietud en los mercados parece estar justificada. La transformación de la economía china no será fácil ni tampoco rápida
“Cerca de dos millones de trabajadores del acero están ahora siendo formados para que se ubiquen en otros sectores”, aseguró Lyu que, haciendo gala de la lógica oriental, precisó que “ésta es una forma de apoyar a la fuerza laboral: formarles para otros sectores en lugar de mantener a la fuerza empresas que son deficitarias y lo seguirán siendo”.
El embajador chino mostró con orgullo los signos de apertura de la economía del país que se han registrado recientemente. “Ahora, China permite la entrada de inversores extranjeros en sectores como los servicios, la banca y los seguros”, antes vetados a los que llegaban del exterior. “La mejor zona para invertir es la del este del país, donde ya hay cuatro espacios de libre comercio y está muy desarrollada”, indicó Lyu, aunque también dejó una advertencia para aquellos interesados en buscar oportunidades de negocio allí: “La competitividad es máxima, en el este de China una inversión de 100 millones de euros es considerada prácticamente como el mínimo exigible”.
“Nuestra economía está ya muy abierta, en ese sentido no existen los problemas que había antes. Sin embargo, para entrar en este mercado hay que estar muy preparado porque la competencia es máxima; es fundamental conocer los reglamentos y estudiar muy bien las condiciones de cada región”, recomendó el embajador a los empresarios a la hora de emprender la aventura de invertir en China.