Economía

ACS se convierte en la joya más rentable de los March: ¿se acerca el momento de irse?

Hace poco más de un año, ACS estaba desahuciada: sin acceso a los mercados, hundida por su inversión en Iberdrola, presa de los bajistas y por debajo de 11 euros. Hoy, ofrece rentabilidades de dos dígitos a los March. Dicen que si supera una determinada cotización, los mallorquines harán caja. Parcial... o total. 

ACS se ha convertido, como quien no quiere la cosa, en la joya de la corona de la Corporación Financiera Alba, ese conglomerado financiero de la familia March que vale en Bolsa 2.456 millones, a precios de cierre. El holding ha presentado sus cuentas trimestrales y lo más llamativo ha sido comprobar cómo la firma que preside Florentino Pérez se ha convertido en la gran perla del grupo, dada la fuerte posición que tienen en ella (16%) y, sobre todo, por la rentabilidad que les está dando la constructora. Y eso que hace algo más de un año la situación era agónica.

Poco antes del verano de 2012, la compañía se dirigía a los 10 euros por acción y por el camino le habían saltado margin calls a los Albertos, Miguel Fluxá (Iberostar), Fernando Fernández Tapias… o al mismísimo Florentino, o al menos eso se da por hecho, ya que el presidente del Real Madrid siempre ha presumido de endeudarse para comprar acciones de su empresa, como señal de confianza.

Fluxá o Tapias habían entrado por recomendación personal de Pérez, apalancados y a precios muy altos (se habla de más de 35 euros por título), ante una expectativa de un nuevo estallido al alza del grupo. Pero todo se vino abajo con estrépito, en parte por la crisis y en parte por una operación que casi se lleva por delante a ACS: Iberdrola.

Hace apenas unos meses, los March señalaban a Florentino como fuente de sus males, por su empeño en Iberdrola, que casi le cuesta la vida a ACS.

La inversión en la eléctrica fue una cruzada personal de Pérez contra Ignacio S. Galán, pero le costó muy cara. Iberdrola caía y a ACS le tocaba reponer garantías que no tenía. Los especuladores bajistas hundían con fuerza la cotización, sabedores de que cada céntimo a la baja casi garantizaba un nuevo covenant estallando, lo cual hundiría de nuevo el valor. En esos tiempos, los March no dudaban en señalar a ACS como el núcleo de sus males.

Se decía entonces que los mallorquines estaban forzando a Pérez a tragarse su orgullo y salir de Iberdrola. La empresa no tenía acceso a los mercados y sufría un riesgo serio de concurso de acreedores. Se escuchaba que le buscaban relevo, que la relación estaba al borde de la ruptura. Se especulaba con una fusión a la desesperada con Hochtief. Hubo que suspender el dividendo…

ACS se ha revalorizado más del 100% en poco más de un año, sacando de pérdidas a la histórica participación de Alba. ¿Es el momento de salir? 

Pero desde que se situó en aquella cota, por debajo de 11 euros, la compañía ha rebotado con fuerza, revalorizándose más del 100%, merced a sus operaciones con la filial alemana, la venta de la posición en Iberdrola, (operación con inevitables tintes de derrota) pero, sobre todo, a unas palabras mágicas de Mario Draghi que propulsaron los mercados periféricos, con mención especial para España.

ACS vale ahora 23,6 euros por acción y, entre otras cosas, ha alejado el fantasma de algunas ejecuciones. Su capitalización total es del 7.432 millones de euros, que le sitúan en el decimosexto puesto por tamaño en el Ibex, por debajo de IAG y por encima de Popular, Sabadell o Grifols. No está nada mal, aunque hace tiempo que no puede presumir de ser la mayor constructora doméstica, honor que corresponde a la Ferrovial de Rafael del Pino.

Para Alba, puede ser el momento ideal para irse a otra parte con las ganancias. Y, de momento, según ha ido recuperando terreno ACS, los March han aprovechado para tomar beneficios. Habría sido una frustración monumental para ellos sufrir pérdidas (o algo peor) en una compañía en la que están desde el primer día y son, además de principales accionistas, sus promotores.

Pero el apoyo no está reñido con la rentabilidad y, así, la corporación ha aprovechado para colocar dos paquetitos del 1% en lo que va de año, que le han generado 69,2 y 77 millones de euros, con un rendimiento anualizado del 11,2% a 12 años en el primer caso, y del 14,7% a 20 en el segundo. Retornos de vértigo, si se tiene en cuenta que el tipo de interés está ahora mismo en el 0,50%. Y la acción ha seguido subiendo.

Al cierre del tercer trimestre, la participación de Alba en ACS valía en libros 970 millones. El 17% de la constructora valía entonces 1.258 millones. Descontando los 77 del último 1%, vendido justo el 1 de octubre, (es decir, al día siguiente del final del tercer trimestre), el valor de mercado de la participación excede claramente el 25% de la participación en libros.

El asunto es doblemente interesante porque Alba, por el contrario, pierde bastante en Acerinox y también en Indra. Por el contrario, gana algo en Ebro Foods. Y aunque ACS ahora respira y ha mejorado sus expectativas, episodios como el Castor vuelven a introducir tierra en los zapatos de la empresa.

¿Pueden estar con vocación definitiva de salida los March en ACS para consolidar sus elevadas plusvalías, después de haber sufrido tanto desde principios de 2011, cuando la compañía se precipitó verticalmente desde los 34 hasta casi 10 euros por título? Parece tener sentido. El susto pasado ha sido monumental. 

De momento, ya han pasado por caja en Prosegur y están sentados sobre más de 200 millones de euros de liquidez aunque en la empresa de seguridad, líder sin discusión en España, se han marchado con un retorno anualizado del 11%. Inferior a lo que están logrando en la constructora.

Los dos paquetitos del 1% de ACS que han vendido los March una vez ha subido la acción han ofrecido TAE´s del 11% y el 14%, unas cifras excelentes. 

Desde Alba sostienen una y otra vez que están cómodos con el 16% de ACS y que si han vendido ha sido por exigencias del mercado más que por otra cuestión. Se debe, según su versión, a que los grandes fondos les han pedido que liberen algo de espacio, ya que no quieren entrar en una compañía con un capital flotante tan estrecho.

Los March señalan que la ampliación de su presencia en los últimos años no había sido voluntaria, sino que se ha debido a distintas amortizaciones de capital, que les dejaron peligrosamente cerca del lanzamiento de OPA en algún momento. "Aquí hemos estado a las duras y a las maduras", dejan caer en su entorno. 

Sin embargo, otras fuentes de mercado insisten una y otra vez: los March están de salida. E incluso tendrían un objetivo claro: los 24,5 euros por acción, precio a partir del cual venderían y cota que alcanzó, precisamente, ese 1 de octubre en el que soltaron un 1%. Luego, volvió a tocarla por poco espacio de tiempo a mediados del pasado mes, sin que se tengan noticias de más ventas. Ahora, ACS reposa por debajo de los 24 euros, aunque esta vez los analistas sí contemplan recorrido alcista a medio plazo.

Se habla ya de un precio por encima del cual los March estarían dispuestos a vender y buscar otras alternativas. La liquidez les sobra, después de haber salido de Prosegur. 

Pretender descifrar qué harán los dueños de Alba es una entelequia. Son expertos en pillar al mercado con el pie cambiado y no sólo por cuestiones como Inversis. También hace unos cuantos años defendieron que su inversión en Carrefour era estable y estratégica, donde incluso impusieron al equipo gestor; español, por cierto.

Pero acabaron marchándose, haciéndolo cuando nadie lo esperaba. Si repiten la historia en ACS, lo harán de manera pactada e intentando que la cotización no sufra, por motivos obvios. Prosegur ha sido un caso extraordinario, ya que aunque sí se reconoció que querían salir, la cotización no sufrió en exceso. ACS, sin embargo, son palabras muy mayores. Mientras llega (o no) un desenlace, los March pueden dedicarse a contar sus amplias plusvalías en la constructora. Pero con la liquidez que tienen en cuenta y la escasa rentabilidad que ofrece el pasivo, estarán estudiando alternativas de inversión con redoblados bríos. Sin duda. 

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