Con la fábula de Esopo de la miel y las moscas comienza ‘Por qué?!, una crisis endémica’, la versión española del documental sobre la crisis financiera ‘Inside Job’. Y la miel estaba tan rica que las moscas se quedaron pegadas… En el metraje dirigido por el director catalán Marc Balaguer, la miel es el crédito y las moscas son los españoles: al disfrutar de unos tipos de interés que, una vez descontada la inflación, eran negativos, fue muy fácil para todos endeudarse prácticamente con gula, creerse la falacia de que los precios de la vivienda siempre subirían y, al final, pringarse hasta arriba en la miel.
Unas cajas de ahorros dirigidas irresponsablemente por intereses políticos y que ganaban más cuota de mercado y dinero cuanto más riesgos tomaban vinculados a la construcción. Un modelo de economía que apostaba por actividades de baja productividad pero muy intensivas en mano de obra. Un Estado que aprovechaba las pingues recaudaciones originadas por la burbuja para sobredimensionar su tamaño a crecimientos mayores que los del PIB. Y todo ese cóctel de excesos e ineficiencias se tradujo en una dependencia brutal de la financiación exterior. Sólo que tan pronto como se secó ésta, se pasó de la Florida feliz a la crisis endémica.
En alrededor de hora y media de metraje, a través de numerosos cortes de entrevistas a expertos y académicos, Balaguer traza un diagnóstico del origen de esta crisis, entrando uno por uno en los distintos capítulos que la cimentaron, como la vivienda, la banca, los políticos o el mercado de trabajo. Y pese a que los entrevistados pertenecen a ideologías de las más variadas, sorprendentemente sus análisis coinciden, quizás por aquello de que la economía se muestra muy competente a toro pasado, cuando sólo queda ejercer con el cadáver la práctica forense.
Si bien ‘Inside Job’ difiere de la española en que busca poner nombre y apellidos e incluso dejar en evidencia a algunos de los responsables de las políticas que condujeron al desastre, la versión hispana alcanza un estilo similar, plagado de frases iluminadoras al tiempo que lapidarias.
Es más, ‘Por qué?!’ se esmera incluso con mayor ahínco a la hora de adentrarse en las particularidades, en este caso de la crisis española, y enumerarlas al detalle. Aun a riesgo de pasar un poco por encima en algunos puntos, por ejemplo apenas insinúa los problemas de la educación, la globalización, la economía sumergida o el excesivo peso de las grandes empresas en la toma de decisiones, hace un esfuerzo encomiable para abarcar muy diversas materias, condensarlas y explicarlas al margen de populismos.
Su visionado resulta imprescindible si se quiere elaborar un diagnóstico veraz, empezar a mirar a largo plazo y así diseñar entre todos un país mejor. Aunque precisamente es en el momento decisivo de desgranar las soluciones cuando el documental se dispersa un poquito, cargando no sin razón contra los más ricos, la cortedad de miras de los políticos o las disfunciones de una Europa que no puede financiar a Grecia como EEUU hace con California.
De hecho, el exconseller de economía de la Generalitat catalana, Antoni Castells, tiene un momento memorable cuando declara que España siempre ha salido de la crisis devaluando la moneda, lo que en verdad entrañaba una reducción de los precios y los salarios respecto al exterior de un 30 por ciento. ¿Pero ahora cómo se hace eso?, concluye el político y académico catalán. Y ahí está el quid de la cuestión: se incide algo pero no lo suficiente en los sacrificios que todos hemos de sobrellevar para sacar adelante el país.
El documental anima a los ciudadanos a involucrase en la política para controlar el devenir de sus destinos. Pero no subraya con la suficiente fuerza que también hace falta adquirir la madurez necesaria para asumir las consecuencias de cebarse con la miel. ¿O acaso no piensa todo el mundo que aporta mucho más al Estado de lo que recibe de él? Como bien se recuerda en algunos pasajes excelsos del documental, hablamos de un país en el que era más fácil despedir que bajar sueldos o que, ante los recortes, sus ciudadanos siempre reclaman que mejor se meta la tijera a otros.