La formación online, también llamada 'e-learning', es cada vez más uno de los recursos más utilizados por aquellas personas que quieren seguir adquiriendo conocimientos, pero que no pueden permitirse asistir presencialmente a clase por su trabajo, carga familiar o distancia. Y, ante tal demanda, la oferta en Internet es masiva para todo tipo de ámbitos, lo que hace que resulte más difícil diferenciar entre un buen y un mal curso, y también para el profesional de recursos humanos de una empresa el valorar este tipo de formación en los currículos a la hora de contratar.
El primer filtro a tener en cuenta es la homologación o no del curso en cuestión. Cuando éste va amparado por una universidad o institución oficial, con un correspondiente título académico, su valor para las empresas y, probablemente (aunque no necesariamente) la calidad de su contenido sea mucho mayor.
El problema está en que “la gran mayoría no lo están”, tal y como explica a Vozpópuli Sonia Rodríguez Muriel, directora de Recursos Humanos. “Hay muchísimas empresas que tienen un catálogo de todo tipo de contenidos y la queja más frecuente de los usuarios es que el contenido es muy genérico, hay mucha paja”, expone esta profesional, que lamenta que “al boom de la formación online se apuntó todo el mundo (a ser formador), incluidos no profesionales; cualquiera puede ofrecer un curso y se le puede impartir a cualquier persona sin experiencia”.
Por su parte, Laura Chica, psicóloga experta en gestión del talento y máster en Recursos Humanos, admite que aunque la mayoría de cursos no están homologados, “la gente se inscribe en ellos buscando aprender unos conocimientos que puedan poner en práctica en su vida laboral” y que el aprendizaje final depende, no tanto del curso, sino de la autonomía del propio estudiante.
Alto abandono
Precisamente este punto es el que determina la tasa de abandono, que suele ser bastante alta en este tipo de formación. “Hay una tasa de abandono alta por problema de expectativas; si eres consciente de que es un trabajo autodidacta, de trabajar solo con los recursos del curso, irá bien; pero si esperas un tipo de formación tradicional con la metodología online, vas a tener un problema de gestión de expectativas”, comenta Rodríguez Muriel.
Y por paradójico que resulte, también influye el precio en la tasa de éxito: “si son gratuitos, la motivación suele ser menor; valoramos más aquello que tiene coste para nosotros”; expone Chica, y añade que también aumenta la motivación si se otorga un título al final del curso o si no.
En cualquier caso, uno de los factores que más determina la finalización del curso es la cantidad de recursos que tiene el mismo, ya que aunque nunca va a ser igual que hacer una formación presencial, hay ciertos elementos como tutorías vía conferencia (por ejemplo, Skype), o la gamificación que funcionan mejor que limitarse a descargar contenidos en texto y hacer los test o exámenes al final de cada evaluación.
Valoración en las empresas
Porque, descargar documentos de texto o diapositivas con el temario y realizar un test periódico es, precisamente, lo que no garantiza el aprendizaje. Rodríguez reconoce que, en muchas ocasiones, si el curso dura tres meses y tiene tres evaluaciones, los alumnos pueden llegar a limitarse a leerse los contenidos y hacer el examen cuando vaya a expirar el plazo.
En su opinión, para un profesional de RRHH de una empresa que evalúe a un candidato, “dejando al margen la formación reglada y homologada, el resto de cursos, a no ser que sean de alguna materia muy relevante para el puesto, no dicen gran cosa porque no sabes si lo han hecho y cómo”.
Laura Chica discrepa y asevera que “todo lo que es formación, se valora por muchas razones; entre ellas, lo que hay de fondo es la actitud de constante aprendizaje, de no estar en la zona de confort”.
Pero en ningún caso se puede esperar lo mismo con un curso exclusivamente digital que con uno presencial, incide Rodríguez. “Si puedo por el mismo precio o por un poco más, hacer la formación presencial, lo prefiero”, afirma. En caso de no ser posible, recomienda la formación mixta, “que tenga algunas sesiones presenciales”.
La experta también da una serie de consejos para quienes se planteen realizar un curso en internet: “buscar opiniones del mismo y de quién lo va a impartir; informarse de las garantías de la empresa y, si hace falta, pagar un poco más para hacerlo con alguien de referencia o con buena reputación; buscar información de los profesores y comparar.
"Existen maravillosos cursos gratuitos tipo MOOC"
Chica recuerda, además, que existen “maravillosos cursos gratuitos tipo MOOC”, es decir, ‘Massive Online Open Courses’, como los impartidos por empresas como Google y Telefónica (MiriadaX), y por plataformas de universidades de todo el mundo, que son gratuitos aunque no siempre se obtenga una certificación oficial.
La experta concluye alabando el hecho de que, precisamente gracias a que estos cursos gratuitos de importantes instituciones existen, “hace que las empresas que quieran vivir de esto (la formación online) tengan que esforzarse mucho más, innovar y superar las expectativas.