Economía

Sólo el 6,4% del ahorro se destina a depósitos pese a la subida de los tipos de interés

La tardanza de los bancos en trasladar el aumento del precio oficial del dinero a remunerar a los clientes lleva los depósitos bancarios a los niveles más bajos de los últimos 20 años

  • Monedas de euro. -

El Banco Central Europeo (BCE) llevó a cabo cuatro subidas del precio oficial del dinero durante el pasado año: en julio, septiembre, noviembre y diciembre, hasta el 2,5%. En la primera reunión de su Consejo de Gobierno en 2023 ha vuelto a elevar los tipos de interés de referencia en otro medio punto. En poco más de medio año, el precio del dinero ha pasado de regalarse (desde marzo del año 2016) a costar un 3% a partir del miércoles de la próxima semana.

Pasar del 0% que regía en los países de la Eurozona en junio del año pasado al 2,5% con el que finalizó 2022 no ha tenido su correspondiente traslación a las remuneraciones bancarias de los ahorros. Al menos, con los datos de cierre del ejercicio que acaba de hacer públicos, de forma provisional, el Banco de España.

Según el avance de cifras del banco central español del año 2022, el ahorro de los hogares españoles ha superado por vez primera en la historia el billón de euros (1.005.934 millones), pero sólo el 6,4% de esa cifra está en depósitos a plazo, un total de 64.264 millones de euros (la misma cifra que había en el mes de octubre). El resto, 941.670 millones de euros (el 93,6%, la cifra más alta de la historia), permanece disponible en cuentas corrientes para ser gastado en cualquier momento.

El hecho de que a cierre del mes de diciembre el saldo vivo de los depósitos bancarios sea 3.331 millones de euros inferiores al que había en junio, antes de que el BCE de Christine Lagarde diera un giro radical a la política monetaria que ha dirigido las finanzas de los países de la Eurozona durante los seis últimos años, viene a demostrar que las entidades bancarias no tienen el más mínimo interés en declarar una "guerra del pasivo".

Básicamente, como algunos de los principales directivos, destacaron en la presentación de los resultados bancarios de los nueve primeros meses del año, porque no necesitan dinero; tienen de sobra después de las operaciones de salvamento de la economía europea que se llevaron a cabo desde Fráncfort tras la irrupción de la pandemia, en el primer trimestre de 2020.

Poco interés para el ahorrador

Analizando los últimos datos del Banco de España, da la impresión de que no hay gran diferencia entre la remuneración que recibe un ahorrador por tener su dinero en una cuenta corriente, que si lo tiene en un depósito a plazo. En el mes de diciembre, el tipo de interés medio de los saldos vivos de las cuentas corrientes fue del 0,04%, mientras que el de un depósito a plazo fue del 0,15% en amortizaciones de hasta dos años. Es cierto que el tipo de interés es cuatro veces superior, pero en las cantidades que una familia media española puede destinar al ahorro apenas supone unos pocos euros más.

A lo largo del pasado año, las nuevas operaciones de contratación de depósitos bancarios a plazo han ascendido a 57.001 millones de euros, la cifra más baja de los últimos veinte años. Es un 10% inferior a la que se contrató en 2021 e, incluso, en el año de la pandemia (64.147 millones).

Es cierto, también, que en la segunda mitad del año se ha dinamizado algo la operativa. Prueba de ello es que en los seis primeros meses del año los hogares ingresaron en los bancos en nuevos depósitos 27.779 millones, mientras que entre julio y diciembre las nuevas operaciones han ascendido a 29.222 millones. En concreto, en el mes de diciembre, con cuatro subidas de tipos de interés por parte del BCE ya aprobadas, las nuevas operaciones de depósitos suscritas por los hogares han marcado récord del año, con 6.049 millones.

Evolución de los depósitos

Los depósitos bancarios lograron los mejores números entre los años 2011 y 2013. En agosto de este último año, el saldo vivo ascendía a 430.895 millones de euros, casi el 57% de los ahorros bancarios de las familias, que superaban entonces los 756.000 millones de euros. A partir de ese año empiezan su declive. ¿Por qué? Porque entonces tener el dinero inmovilizado durante uno o dos años en una entidad bancaria proporcionaba unos rendimientos de entre el 2,6 y el 2,7% dependiendo del plazo. Tenerlo a disposición en cualquier momento en una cuenta corriente premiaba con unos réditos del 0,2%.

Pero a partir de 2016 todo cambió. El BCE, que presidía entonces Mario Draghi dejó el precio del dinero en el 0% y los intereses del pasivo se desplomaron año tras año. A principios de 2022, el tipo promedio de un depósito a plazo llegó a estar en el 0,043%. A nadie puede extrañar que el saldo vivo de esta fórmula de ahorro haya caído desde los 424.000 millones con los que se cerró 2013 a los 64.264 millones con los que se ha cerrado 2022.

Todo lo contrario ha sucedido con las cuentas corrientes. Y eso que en enero del año 2003, el saldo vivo apenas superaba los 69.000 millones de euros, frente a los más 190.000 millones del ahorro a plazo. Hubo que esperar a marzo de 2005 para que hubiera más dinero ahorrado en cuentas corrientes (377.399 millones de euros) que en depósitos a plazo (369.199 millones).

En 2016, las cuentas corrientes superaron la barrera del medio billón; en 2018, los 600.000 millones; en noviembre de 2019, los 700.000; en diciembre de 2020, los 800.000 y en marzo de 2022, los 900.000 millones. Y eso, a pesar de que los bancos "premiaron" este tipo de ahorro el pasado año con entre un 0,02 y un 0,04%; es decir, con entre 2 y 4 euros por cada 10.000 euros.

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