Economía

El crédito toca suelo 15 años después de estallar la burbuja: acelerará en 2025

CaixaBank basa su nuevo plan estratégico en el aumento de la demanda de préstamos, que compensará la caída de tipos.

  • Sede del Banco de España en Madrid. -

Cambio de tendencia para el crédito. Tras 15 años de caídas desde el estallido de la burbuja en 2008, la financiación a hogares y empresas acelerará a partir del año que viene al calor de los recortes de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE). Se impulsará en dos palancas claves: la mayor demanda de crédito nuevo y la caída de las amortizaciones por la relajación de la política monetaria.

Este es el escenario base que contempla el equipo directivo de CaixaBank para trazar su hoja de ruta de los próximos tres años. “Ya vemos un punto de inflexión. El crecimiento del crédito se retoma después de más de 15 años de desapalancamiento”, anticipó ayer Enric Fernández, director de planificación estratégica y estudios de CaixaBank.

De hecho, el banco fundamenta su previsión de alcanzar 16.000 millones de euros en ingresos totales en 2027 en la fuerte demanda de crédito, más inversión empresarial, la fortaleza del mercado de la vivienda y la recuperación del consumo.

El crédito se ha desplomado un 38% en España desde 2009, frente al aumento del 69% en Francia y del 45% en Alemania

Con estas bases, el primer banco español por activos prevé una “aceleración” del crecimiento del crédito desde 2025, que se mantendrá al menos hasta 2027. En su caso, CaixaBank prevé un aumento acumulado del 7% para los hogares en los próximos tres años, sobre todo por las hipotecas. En el crédito al consumo, por su parte, la subida será superior al 15%. También ayudarán la caída de los repagos de hipotecas en su mayoría después de la era de tipos altos y que el grueso del nuevo crédito por el Covid ya se ha amortizado.

Objetivo: captar 800.000 clientes

Estas tendencias que fija el banco de origen catalán serán claves para el sector, teniendo en cuenta que CaixaBank controla el 25% del mercado y cualquier movimiento comercial obliga al resto de los competidores. Más aún, cuando prevé captar 800.000 clientes al finalizar el plan estratégico y superar los 19 millones en España.

CaixaBank trabaja con un escenario base en el que el euribor a doce meses, el principal indicador al que están referenciadas la mayoría de las hipotecas en España, cierre en el 2,3% en 2027. En los tres años del plan estratégico, prevé un euribor medio del 2,1% frente al 2,7% del plan anterior que abarcó desde 2022 y hasta 2024, en pleno rally del BCE para atajar la inflación.

Es un ataque al crecimiento económico y al progreso social de España", advierten la AEB y el Santander sobre el impuestazo.

El cambio de ciclo llega después de un desplome del 38% del crédito entre 2009 y 2024 en España. Esta caída contrasta con el aumento del 69% de Francia y del 45% de Alemania. En dicho periodo, el saldo de préstamos aumentó de media un 21% en la zona euro, según datos de CaixaBank a partir de los registros oficiales del BCE.

Críticas al impuestazo 

Con este impulso comercial, la cúpula de la entidad compensará los menores ingresos por la caída del precio del dinero, como puso de manifiesto Gonzalo Gortázar, consejero delegado. Y eso que el nuevo plan se ha trazado teniendo en cuenta un pago de unos 1.500 millones hasta 2027 a cuenta del nuevo impuestazo, en caso de que finalmente acabe aprobándose por el Congreso.

Si decae el nuevo gravamen, la rentabilidad ganaría más de un punto porcentual y pasaría a superar el 17% a cierre de 2027. Gortázar se mostró más comedido sobre el impuesto que en su última comparecencia en público, en la que llegó a calificarlo de “Tasa CaixaBank”, aunque ahora advirtió de que se trata de un impuesto al crédito por restar capacidad de prestar a las entidades financieras.

En cualquier caso, la banca ha redoblado la presión sobre el impuestazo a la vista de las dudas sobre si se acabará aplicando. Tanto la patronal AEB como el Santander alertaron ayer de que el gravamen permanente supone un "ataque al crecimiento económico y al progreso social de España”. Estiman que restará 50.000 millones de euros de financiación a familias y empresas.

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