El Banco de España conocía que el agujero de Bancaja era 2.360 millones de euros mayor de lo contabilizado oficialmente y advirtió a la caja valenciana de los ajustes que serían necesarios para regularizar su cartera inmobiliaria. Pero el banco central sólo la advirtió a ella. Nunca comunicó a los socios con los que la entidad se estaba fusionando en el Banco Financiero y de Ahorro, BFA-Bankia que el problema de Bancaja era un 62% superior al declarado.
El Banco de España detectó el desfase tras una inspección el pasado mes de abril de 2010 y decidió remitir una carta al Presidente de Bancaja, José Luis Olivas. La misiva, a la que ha tenido acceso Vozpópuli, la firma el Director General de Supervisión Bancaria del Banco de España, Jerónimo Martínez Tello, y asegura que, además de los 3.249 millones de ajustes recogidos en el plan de integración, la inspección había detectado otros “2.360 millones cuyo reconocimiento futuro supone un elevado nivel de incertidumbre sobre la capacidad de absorción de las mismas”.
El Banco de España exigió por carta a Bancaja ajustes de “2.360 millones cuyo reconocimiento futuro supone un elevado nivel de incertidumbre" sin comunicarlo a sus socios
La carta, con fecha 14 de diciembre de 2010, fue remitida sólo a Bancaja y no fue comunicada a los socios con los que la entidad había firmado un acuerdo de integración apenas 24 horas antes, según confirman fuentes de aquella operación.
La carta detalla el estado “real” de Bancaja
La carta fechada el pasado 14 de diciembre de 2010 comienza apuntando a “riesgos crediticios y de liquidez” no reconocidos por la entidad valenciana y no contabilizados en la posible fusión. En su segundo párrafo advierte de tres de esos riesgos: la “elevada morosidad”, el “desequilibrio en la estructura financiera” y constata “la necesidad de importantes saneamientos adicionales para cobertura de la cartera crediticia y los activos adjudicados”.
Martínez Tello exige al Presidente de Bancaja, José Luis Olivas, “reclasificaciones y necesidades adicionales de saneamiento por pérdidas en la cartera crediticia” muy superiores a las reconocidas. En concreto, exige ajustes en los capítulos de inversión y créditos: pide que se contabilicen como dudosos 1.149 millones de euros de inversión y otros 967 de sub-estándar. “Además –continúa la carta—del análisis segmentado de la cartera crediticia (…) se requieren reclasificar a sub-estándar créditos por importe de 2.700 millones y saneamientos por otros 270 millones más”.
El banco central remitía ese diagnóstico sólo 24 horas después de que hubiera echado a andar la fusión que llevaría al nacimiento de Bankia. La carta estaba fechada el 14 de diciembre. El SIP se había constituido el día 3.
El papel del Banco de España, en cuestión
El resultado final significaba que el volumen de créditos dudosos y provisiones necesarias era un 62% superior al declarado oficialmente en la contabilidad. Ese desfase fue cubierto más tarde por el Banco de España que aportó 9.000 millones para sanear la caja valenciana, insisten fuentes del Banco de España. Sin embargo, fuentes del sector financiero aseguran que esas maniobras “ponen en cuestión la transparencia con que opera el regulador en las fusiones”.
El sector financiero denuncia que el regulador tampoco avisó del desfase en la CAM a quienes la compraban
De hecho, la denuncia sobre los métodos del regulador es la segunda que se produce en la nueva ola de fusiones. La venta de la CAM también dio lugar al descubrimiento de desfases contables que el banco central había detectado pero no comunicado a las entidades interesadas. Según informó el diario Público, el 18 de enero el supervisor comunicó a la CAM una necesidad extra de 1.427 millones de euros que sus socios de Banco Base (CajaAstur, Caja Extremadura y Caja Cantabria) no conocieron hasta un mes después.