La bolsa no deja de provocar quebraderos de cabeza al presidente de ACS, Florentino Pérez. Si los descensos en la cotización de la compañía de construcción, servicios y concesiones generan inquietud y malestar entre los principales socios de la empresa, el descenso del precio de las acciones de Iberdrola genera algo más de asfixia a la situación financiera de ACS. En concreto, porque obliga a la compañía a aportar más garantías relacionadas con los préstamos con los que se llevó a cabo la inversión en la compañía eléctrica.
Así, el banco de inversión Credit Suisse realiza una estimación de lo que le cuesta a ACS el descenso en el precio de las acciones de Ibedrola. Los cálculos de los analistas de la entidad suiza apuntan a que por cada euro de caída en la cotización de la eléctrica, ACS debe aportar unos 850 millones de euros en efectivo, en concepto de nuevas garantías.
Ibedrola, sensible a los movimientos que se han registrado en el mercado en los últimos tiempos, ha perdido algo más de un cuarto de su valor en bolsa en apenas seis meses. En términos absolutos, los títulos de la eléctrica, que han perdido la referencia de los cuatro euros, cotizan ahora 1,5 euros por debajo del precio que presentaba a comienzos del último trimestre del pasado año.
Esto sin contar con las minusvalías latentes que el grupo constructor acumula en la eléctrica, que ascienden a unos 4.100 millones de euros. No es la única inversión de la compañía que ha resultado fallida. Las pérdidas que ACS acumula en la alemana Hochtief también son considerables, con el añadido de que la empresa germana se ha visto obligada a no repartir dividendo debido a la revisión a la baja de sus previsiones de resultados.
Aun más notable ha sido el retroceso de la acción de ACS, lo que ha motivado el enfado del grupo de accionistas que entraron en la compañía hace justo cinco años, cuando los títulos de la constructora cotizaban en máximos históricos, por encima de 46 euros. Ayer, ACS cerró a 18,20 euros, con una capitalización que apenas supera los 5.700 millones de euros y que ya ha sido ampliamente superada por su competidor Ferrovial, que se consolida como la primera constructora española en bolsa.