Economía busca dos golpes de efecto para hacer creíble en el exterior la reforma financiera emprendida por Luis de Guindos. Por una parte, la puesta en escena de diferentes sociedades inmobiliarias que sacarán del balance de las entidades sus activos tóxicos inmobiliarios. Por otra, una posible integración conjunta de Unicaja, Ibercaja, Liberbank y BMN, que crearía una entidad en el entorno de los 270.000 millones en activos. Sin embargo, hay un importante dato que dificulta esta operación: la delicada situación financiera de Caja España-Duero, socio de Unicaja.
La entidad que preside Evaristo del Canto se libró de la intervención del Banco de España, después de que Braulio Medel lograse que el Fondo de Reestructuración Financiera Bancaria inyectase capital en la entidad castellana para cerrar definitivamente la fusión. Además, como se insiste en el sector, la fusión entre las dos cajas que conforman el Banco Ceiss, como se denomina la nueva entidad con ficha bancaria, aún no ha cogido velocidad. "Con esos mimbres es muy difícil plantearse cualquier tipo de operación con Unicaja. Y, menos, una megafusión a cuatro", aseguran en uno de estos bancos medianos.
De hecho, las dificultades financieras que atraviesa el banco de Caja España-Duero impidió la operación entre Unicaja y BMN, la entidad presidida por Carlos Egea. "De no haberse cerrado el acuerdo entre el Banco de España con Unicaja por las cajas castellanoleonesas, la entidad que preside Medel sería ahora mismo socio de BMN. La operación estaba hecha, pero se frustró porque Egea no quería implicarse con Caja España-Duero", explican fuentes del sector. El plan de Guindos obliga al banco castellano a realizar provisiones por valor de 1.140 millones.
Entre las entidades implicadas ven complicado que pueda salir adelante la invitación que recibieron de Economía, en una reunión celebrada el pasado viernes. "Lo más probable es que las cuatro acabemos fusionadas antes del 31 de mayo, pero es bastante complicado en una misma institución. Lo más natural es la salida en dos fusiones", explican en dos de estas entidades, que confirman, como avanzó este diario, que la banca mediana lleva semanas negociando entre sí para fusionarse. Con independencia de estas operaciones, estas entidades tienen previsto continuar en la puja por Banco de Valencia si el deterioro, como parece que pueda ocurrir, no enfría totalmente su interés.
Según fuentes del sector, los cuatro presidentes fueron animados por Economía a fusionarse entre ellos. Pero no todos entendieron este mensaje como que desde el Gobierno se pretenda un acuerdo a cuatro. "Se habló de la necesidad de ganar tamaño y de que estas operaciones eran necesarias para mejorar la salud económica de España. Este último mensaje se reiteró en varias ocasiones a lo largo del encuentro", admite algún presidente que estuvo presente en la reunión. Desde el sector, no se entiende, sin embargo, que si estas cuatro entidades han sido animadas a fusionarse para ganar tamaño no se convocara también a Bankinter o las cajas vascas.
Fusión a cinco
Esta posible fusión múltiple no es la primera vez que se escucha en el sector. En medio del decreto de reforma financiera, cuando Economía apostaba por unos niveles de provisiones mucho más exigentes para los activos tóxicos inmobiliarios de la banca, los presidentes de estas cuatro entidades llegaron a reunirse para propugnar una fusión a cinco (también se contó con Banca Cívica) ante la imposibilidad de cumplir con los nuevos requerimientos.
Aquella reunión, que acabó con varios encuentros para explorar posibles operaciones a dos y tres bandas, se celebró en Madrid con motivo de una asamblea de los responsables de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA).
La fórmula de las dos fusiones es la vía que maneja también el resto del sector. "Una cosa es lanzar un mensaje de contundencia a los mercados y otra, muy diferente, acometer un proceso en el que se integrarían cuatro entidades, pero, en realidad, catorce cajas. Casi un tercio de lo que, hace apenas año y medio, era el sector de ahorro en España. Es una opción prácticamente inviable", reflexionan desde una entidad sistémica.