El año 2012 será recordado como el de los grandes descalabros en los resultados de algunas de las grandes constructoras españolas. Entre las cotizadas, los tres grupos que presentaron un balance negativo (ACS, FCC y Sacyr), sumaron pérdidas por valor de 3.930 millones de euros. Cuando ha llegado la hora de poner al día las distintas áreas de negocio y, especialmente, las participaciones, los números rojos han cobrado un protagonismo preponderante.
La cifra más voluminosa de pérdidas ha correspondido a ACS. El mercado descontaba ya que cerraría el año con un balance notablemente negativo porque a medidas del pasado ejercicio ya arrojó pérdidas superiores a los 1.200 millones por la venta con grandes minusvalías de un 3,7% de Iberdrola, a lo que había que añadir el correspondiente saneamiento de la participación restante.
Al cierre del año, los números rojos han quedado fijados en 1.926 millones de euros, con la suma de los costes que ha supuesto la refinanciación de la deuda de ACS relacionada con su participación en la eléctrica, un proceso que se llevó a cabo poco antes del pasado verano. La mayoría del porcentaje de Iberdrola que le restaba (y que no forma parte del contrato de derivados que mantiene con Natixis) forma parte precisamente de esa refinanciación, ya que ACS firmó con Société Générale un contrato de venta futura del 8,25% de la eléctrica en 2015.
En total, los movimientos en torno a Iberdrola han supuesto para ACS pérdidas que superan los 1.300 millones de euros. Sin contar con ellos, el beneficio del grupo hubiera sido de 705 millones de euros, un 10% menos que el año anterior, debido sobre todo a la caída de actividad en España.
FCC, un antes y un después
Más sorprendente ha sido la cifra de resultados de FCC, que reflejó pérdidas de 1.028 millones de euros. Las primeras pérdidas desde la fusión entre Fomento de Construcciones y Construcciones y Contratas, precisamente en el año en el que se decidió que, también por primera vez, no se remuneraría a los accionistas con un dividendo. La compañía está dispuesta a que el pasado año suponga un antes y un después en su historia y ha decidido llevar a cabo el máximo ajuste posible. Las cuentas reflejan las pérdidas operativas de su filial austriaca Alpine y también el saneamiento de sus participaciones en la inmobiliaria Realia y la concesionaria de infraestructuras Globalvía.
En unas semanas, FCC presentará al mercado un nuevo plan estratégico, que deberá devolver al grupo controlado por Esther Koplowitz a la senda de los beneficios.
Mientras, Sacyr cerró 2012 con pérdidas de 977 millones debido al ajuste razonable del valor de su participación en la petrolera Repsol (cerca de un 10%) que, no obstante, ha proporcionado a la empresa que preside Manuel Manrique unos beneficios de 207 millones de euros.
La expropiación de YPF por parte del Gobierno argentino obligó a Sacyr a ajustar del valor de su participación en la petrolera en algo más de 1.000 millones de euros.
OHL, de la cola a la cabeza
Las malas noticias llegaron todas concentradas en la jornada de ayer. En los días previos se había conocido las buenas, proporcionadas por Ferrovial, que cerró 2012 con beneficios de 709 millones de euros y, sobre todo, por OHL.
La que no hace mucho tiempo era considerada como la más pequeña de las seis grandes del sector, es hoy la mayor de ellas por resultados. Gracias a los extraordinarios por la venta de sus activos en Brasil y Chile a cambio de su entrada en el capital de Abertis, el grupo que preside y controla Juan Miguel Villar Mir logró beneficios de 1.005 millones de euros.