La reforma de la Ley Hipotecaria ha comenzado a dibujarse ya. PP y PSOE están de acuerdo en limitar la presencia de los bancos en las tasadoras. En la práctica, eso deja dos primeras víctimas: BNP Paribas y el Santander, las dos únicas entidades que todavía disponen de tasadoras propias.
El texto que prepara el Ejecutivo tiene intención de prohibir a los bancos ser dueños de más de un 10% de las sociedades de tasación. Ese punto que, según reveló Vozpópuli, comenzó a negociarse en noviembre pretende terminar con el conflicto de intereses que puede suponer que un mismo agente valore un inmueble y conceda después el crédito para comprarlo.
- TASACIONES HIPOTECARIAS: Es propiedad al 100% de la entidad BNP Paribas. Ha realizado más de 600.000 tasaciones desde su constitución en 1999 y, en la actualidad, tiene sedes en Madrid, Barcelona, Zaragoza, Valencia, Sevilla y Las Palmas.
- SOCIEDAD INTEGRAL DE VALORACIONES AUTOMATIZADAS, SIVASA: Propiedad del Banco Santander, fue constituida en 1995 y ha realizado desde entonces más de 550.000 tasaciones y 11.000 informes de mercado. Deslindar el negocio de SIVASA del Santander, sin embargo, tendrá un impacto menor en este caso porque el banco no la utiliza ya como primera evaluadora de precios sino que, en la mayoría de ocasiones, SIVASA desarrolla solo labores de seguimiento y control de las valoraciones.
La normativa no obliga a las entidades a prescindir de sus negocios pero sí evitará que puedan intervenir en la concesión de hipotecas que esos bancos otorguen.
Acuerdo desde posiciones distantes
Las comisiones técnicas de PP y PSOE han discrepado sobre dónde colocar el umbral que limite la tasación por parte de los bancos:
- Los socialistas apostaban por que un banco no pudiera usar como referencia una valoración si la entidad disponía de más del 1% del capital en la tasadora o si más del 1% de su negocio se debía a una sola entidad.
- Los populares han impuesto finalmente su criterio del 10% en negocio y participación de capital ante lo que fuentes del Ejecutivo describen como un “umbral inviable” por parte del partido de la oposición.